Poesía bajo control
“He intentado anclarme en lo contemporáneo”, dice John Galán Casanova, el poeta colombiano ganador del Premio Internacional de Poesía de la Villa de Cox, en Alicante, España.
Elizabeth Jiménez
John Galán Casanova escribe sobre internet, pero lo hace a mano. Se sienta en el nuevo milenio para sacarle provecho a la vertiginosa época en la que ha vivido. Por eso, lejos de mostrar la imagen bucólica del poeta que mira al infinito a través de una ventana acompañado de su soledad, un café y un cigarrillo, y de aludir a paisajes y amores quiméricos en sus versos, su escritura muestra imágenes de las mutaciones cibernéticas que se abatieron sobre el mundo y de la terrible realidad de Colombia.
Todo bajo control, 4
“Cómo ibas tú a adivinar,/ querido Borges,/ que google y yahoo /vendrían a ser/ los senderos del jardín/ que se bifurca”.
Un libro que alzó vuelo
Durante dos años, John Galán Casanova guardó el libro de poemas Árbol talado. El año pasado no tuvo suerte en la selección del Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Cultura, pero la semana pasada recibió oficialmente el Premio Internacional de Poesía de la Villa de Cox, en Alicante, España. En la XV versión de este certamen participaron 118 obras llegadas de once países diferentes, desde Nueva Zelanda, Suiza, Italia, Venezuela, México, Argentina y desde todas las provincias de España. Su libro se publicará con la editorial Pre-Textos, especializada en la publicación de poesía en habla hispana y de gran prestigio dentro del gremio literario.
Galán fue merecedor del Premio Nacional de Poesía Joven de Colcultura en 1993, ha escrito varios libros de poesía y sus ensayos y artículos han sido publicados en varias revistas, entre ellas Número y El Malpensante, además de haber sido colaborador del legendario Magazín Dominical de este diario, donde también tuvo una columna de opinión entre 1994 y 1995.
“Este libro toca mucho la realidad colombiana y el tema de la violencia, pues el arte está en función de asimilar cómo vive la gente. En mi trabajo he intentado, siempre, anclarme en lo contemporáneo”, dice Galán Casanova. Árbol talado es el poema que abre esta selección y que lleva el nombre del libro:
Árbol talado
Talaron todas/ sus ramas.
Amputado,/ continúa atado al negro suelo/ que bebe sol./ El tronco clavado/ como una/ cruz.
Esa conexión con lo contemporáneo tiene mucho de la esencia de Luis Tejada, ícono de la crónica en Colombia en los años 20, a quien admira y de quien escribió una biografía. “Me gusta mucho el sentido de la realidad que él tenía —dice—. De captar cómo las nuevas realidades van transformando la cotidianidad. En sus textos se nota una visión contemporánea sobre la época que vivió en medio de la visión provinciana y rural de la gente y de muchos de sus colegas”.
Y aunque Galán prefirió adentrarse en la poesía para trabajar con la sutileza como base, y no con lo literal y directo de lo periodístico, algunos de sus poemas parecen crónicas testimoniales:
Lavaplatos en U.S.A.
Abro el grifo/ y me sumerjo/ en el río del tiempo.
El lavaplatos/ es la cascada de la infancia/ encogida por los años.
En medio de la búsqueda de la levedad, que es la mesa donde se sirve la poesía, Galán ha trasegado durante 20 años como poeta, construyendo lo acertadamente descrito por Paul Valéry: “Hay que ser ligero como el pájaro, no como la pluma”. Y una muestra de esa búsqueda es uno de los poemas que más quiere, y que fue publicado por primera vez en el Magazín Dominical en 1988 y que ahora hace parte del libro ganador del premio, con algunas afinaciones hechas con el tiempo:
Solidaridad
Los pañuelos/ blancos/ agitados al mediodía/ para la tarde/ enjugan nuevos lutos.
John Galán Casanova escribe sobre internet, pero lo hace a mano. Se sienta en el nuevo milenio para sacarle provecho a la vertiginosa época en la que ha vivido. Por eso, lejos de mostrar la imagen bucólica del poeta que mira al infinito a través de una ventana acompañado de su soledad, un café y un cigarrillo, y de aludir a paisajes y amores quiméricos en sus versos, su escritura muestra imágenes de las mutaciones cibernéticas que se abatieron sobre el mundo y de la terrible realidad de Colombia.
Todo bajo control, 4
“Cómo ibas tú a adivinar,/ querido Borges,/ que google y yahoo /vendrían a ser/ los senderos del jardín/ que se bifurca”.
Un libro que alzó vuelo
Durante dos años, John Galán Casanova guardó el libro de poemas Árbol talado. El año pasado no tuvo suerte en la selección del Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Cultura, pero la semana pasada recibió oficialmente el Premio Internacional de Poesía de la Villa de Cox, en Alicante, España. En la XV versión de este certamen participaron 118 obras llegadas de once países diferentes, desde Nueva Zelanda, Suiza, Italia, Venezuela, México, Argentina y desde todas las provincias de España. Su libro se publicará con la editorial Pre-Textos, especializada en la publicación de poesía en habla hispana y de gran prestigio dentro del gremio literario.
Galán fue merecedor del Premio Nacional de Poesía Joven de Colcultura en 1993, ha escrito varios libros de poesía y sus ensayos y artículos han sido publicados en varias revistas, entre ellas Número y El Malpensante, además de haber sido colaborador del legendario Magazín Dominical de este diario, donde también tuvo una columna de opinión entre 1994 y 1995.
“Este libro toca mucho la realidad colombiana y el tema de la violencia, pues el arte está en función de asimilar cómo vive la gente. En mi trabajo he intentado, siempre, anclarme en lo contemporáneo”, dice Galán Casanova. Árbol talado es el poema que abre esta selección y que lleva el nombre del libro:
Árbol talado
Talaron todas/ sus ramas.
Amputado,/ continúa atado al negro suelo/ que bebe sol./ El tronco clavado/ como una/ cruz.
Esa conexión con lo contemporáneo tiene mucho de la esencia de Luis Tejada, ícono de la crónica en Colombia en los años 20, a quien admira y de quien escribió una biografía. “Me gusta mucho el sentido de la realidad que él tenía —dice—. De captar cómo las nuevas realidades van transformando la cotidianidad. En sus textos se nota una visión contemporánea sobre la época que vivió en medio de la visión provinciana y rural de la gente y de muchos de sus colegas”.
Y aunque Galán prefirió adentrarse en la poesía para trabajar con la sutileza como base, y no con lo literal y directo de lo periodístico, algunos de sus poemas parecen crónicas testimoniales:
Lavaplatos en U.S.A.
Abro el grifo/ y me sumerjo/ en el río del tiempo.
El lavaplatos/ es la cascada de la infancia/ encogida por los años.
En medio de la búsqueda de la levedad, que es la mesa donde se sirve la poesía, Galán ha trasegado durante 20 años como poeta, construyendo lo acertadamente descrito por Paul Valéry: “Hay que ser ligero como el pájaro, no como la pluma”. Y una muestra de esa búsqueda es uno de los poemas que más quiere, y que fue publicado por primera vez en el Magazín Dominical en 1988 y que ahora hace parte del libro ganador del premio, con algunas afinaciones hechas con el tiempo:
Solidaridad
Los pañuelos/ blancos/ agitados al mediodía/ para la tarde/ enjugan nuevos lutos.