Polémica en Canadá, EEUU y México por política de venta de obras en museos de arte
La Asociación de Directores de Museos de Arte, AAMD por sus siglas en inglés, determinó una nueva política sobre la venta de obras de una colección permanente y qué se debería hacer con los fondos recaudados de estas.
El grupo de directores de museos de arte actualizó una serie de pautas refiriéndose a la venta de obras de arte de colecciones institucionales y el destino de los fondos recaudados. Luego de que la AAMD relajara sus reglas sobre las ventas de obras durante la pandemia, algunas instituciones vieron esto como una oportunidad para poner en marcha planes para recaudar $65 millones de dólares de la venta de piezas en su colección permanente y destinar los fondos al cuidado directo de su colección, adquisición de nuevas obras y el salario de los empleados del museo. Parte de esta polémica surgió del plan del ex director del Museo de Arte de Baltimore, Christopher Bedford, quien pretendía vender varias de sus obras para diversificar la colección de su institución, quien tuvo que desistir de este plan al final.
En el pasado las pautas de la AAMD justificaban la venta de obras en la colección permanente únicamente para la adquisición de nuevas piezas. Sin embargo, el panorama de la pandemia hizo que la asociación flexibilizara sus códigos, entre abril de 2020 y abril de 2022, para permitir estas ventas en caso de “cuidado directo”, independientemente de la definición que cada museo diera a este concepto.
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Ahora, con la nueva política, las instituciones deberán adecuar y justificar sus ventas bajo la nueva definición de cuidado directo emitida por la AAMD, la cual incluye únicamente la restauración y conservación de piezas en su colección y los materiales requeridos para este fin y su almacenamiento.
En el documento se lee lo siguiente: “Cuidado directo para los fines de esta sección significa los costos directos asociados con el almacenamiento o conservación de obras de arte. Dichos costes directos incluyen, por ejemplo, los de (i) tratamientos de conservación y restauración (incluido el embalaje y el transporte para dicha conservación o restauración) y (ii) los materiales necesarios para el almacenamiento de todas las clasificaciones de obras de arte, como papel sin ácido, carpetas, matboard, marcos, montajes y migración de medios digitales. Los fondos recibidos de la enajenación de una obra de arte dada de baja no se utilizarán para operaciones o gastos de capital, salvo lo dispuesto anteriormente. La atención directa no incluye (a) los salarios del personal o (b) los costos incurridos con el único propósito de exhibir una exhibición temporal”.
Las ventas de obras en colecciones permanentes no son nuevas, generalmente no se hacen públicas, sin embargo aquellas realizadas durante la pandemia generaron controversia entre el público y la oposición tanto de miembros de juntas directivas como empleados de las instituciones. Max Hollein, director del Museo Metropolitano de Arte, escribió en un comunicado: “Me tomo muy en serio el impacto que nuestras acciones tienen en otras instituciones. También me doy cuenta de que otros pueden tener diferentes filosofías. Es mi opinión profesional que un programa de desvinculación (como se denomina el proceso de venta) es apropiado, útil y necesario para un museo de arte como el nuestro”.
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La nueva política fue revelada luego de que la AAMD creara en 2021 un grupo de trabajo para definir las pautas de desvinculación, en que junto a Christian Bedford trabajaron figuras como el director del Museo de Arte Moderno Glenn Lowry, la directora del Instituto de Arte Contemporáneo de Boston, Jill Medvedow, y el director del Museo de Arte Nelson-Atkins y presidente de la AAMD, Julián Zugazagoitia.
La asociación afirma que estas nuevas pautas son más cercanas a aquellas dictadas por la Alliance for American Museums, el otro grupo principal de supervisión de museos, y la Junta de Normas de Contabilidad Financiera, que establece las mejores prácticas contables para organizaciones sin fines de lucro, así como para empresas públicas y privadas. De los 220 miembros de la AAMD 109 votaron a favor, 21 en contra y 69 se abstuvieron.
“Este cambio enfocado aborda los cambios solicitados por los miembros, garantiza que nuestro enfoque sea consistente con las normas en todo el campo de los museos y brinda una guía crucial a los miembros sobre cómo implementar un estándar de ‘atención directa’ si sus instituciones deciden hacerlo”, afirmó Zugazagoitia en un comunicado.
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El grupo de directores de museos de arte actualizó una serie de pautas refiriéndose a la venta de obras de arte de colecciones institucionales y el destino de los fondos recaudados. Luego de que la AAMD relajara sus reglas sobre las ventas de obras durante la pandemia, algunas instituciones vieron esto como una oportunidad para poner en marcha planes para recaudar $65 millones de dólares de la venta de piezas en su colección permanente y destinar los fondos al cuidado directo de su colección, adquisición de nuevas obras y el salario de los empleados del museo. Parte de esta polémica surgió del plan del ex director del Museo de Arte de Baltimore, Christopher Bedford, quien pretendía vender varias de sus obras para diversificar la colección de su institución, quien tuvo que desistir de este plan al final.
En el pasado las pautas de la AAMD justificaban la venta de obras en la colección permanente únicamente para la adquisición de nuevas piezas. Sin embargo, el panorama de la pandemia hizo que la asociación flexibilizara sus códigos, entre abril de 2020 y abril de 2022, para permitir estas ventas en caso de “cuidado directo”, independientemente de la definición que cada museo diera a este concepto.
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Ahora, con la nueva política, las instituciones deberán adecuar y justificar sus ventas bajo la nueva definición de cuidado directo emitida por la AAMD, la cual incluye únicamente la restauración y conservación de piezas en su colección y los materiales requeridos para este fin y su almacenamiento.
En el documento se lee lo siguiente: “Cuidado directo para los fines de esta sección significa los costos directos asociados con el almacenamiento o conservación de obras de arte. Dichos costes directos incluyen, por ejemplo, los de (i) tratamientos de conservación y restauración (incluido el embalaje y el transporte para dicha conservación o restauración) y (ii) los materiales necesarios para el almacenamiento de todas las clasificaciones de obras de arte, como papel sin ácido, carpetas, matboard, marcos, montajes y migración de medios digitales. Los fondos recibidos de la enajenación de una obra de arte dada de baja no se utilizarán para operaciones o gastos de capital, salvo lo dispuesto anteriormente. La atención directa no incluye (a) los salarios del personal o (b) los costos incurridos con el único propósito de exhibir una exhibición temporal”.
Las ventas de obras en colecciones permanentes no son nuevas, generalmente no se hacen públicas, sin embargo aquellas realizadas durante la pandemia generaron controversia entre el público y la oposición tanto de miembros de juntas directivas como empleados de las instituciones. Max Hollein, director del Museo Metropolitano de Arte, escribió en un comunicado: “Me tomo muy en serio el impacto que nuestras acciones tienen en otras instituciones. También me doy cuenta de que otros pueden tener diferentes filosofías. Es mi opinión profesional que un programa de desvinculación (como se denomina el proceso de venta) es apropiado, útil y necesario para un museo de arte como el nuestro”.
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“Este cambio enfocado aborda los cambios solicitados por los miembros, garantiza que nuestro enfoque sea consistente con las normas en todo el campo de los museos y brinda una guía crucial a los miembros sobre cómo implementar un estándar de ‘atención directa’ si sus instituciones deciden hacerlo”, afirmó Zugazagoitia en un comunicado.
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