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Por la reivindicación de la memoria de un expresidente

Este lunes 9 de octubre se le rindió homenaje al expresidente José María Melo cuyos restos están en México y cuya repatriación fue solicitada por el gobierno colombiano.

10 de octubre de 2023 - 01:32 a. m.
Estos son los tataranietos del general José María Melo: Heliodoro Melo Barreto, Gustavo Melo Barreto y Ramiro Melo Barreto posan con una imagen de su tatarabuelo.
Estos son los tataranietos del general José María Melo: Heliodoro Melo Barreto, Gustavo Melo Barreto y Ramiro Melo Barreto posan con una imagen de su tatarabuelo.
Foto: Ministerio de Cultura
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Es probable que el nombre de José María Melo sólo despierte fervor entre algunos historiadores y un puñado de politólogos; sin embargo, la importancia de expresidente de Colombia -nacido en Chaparral, Tolima el 9 de octubre de 1800- no sólo radica en que fue el último oficial del ejército de Simón Bolívar, sino que con su llegada al poder era la primera vez que una clase distinta a la burguesía asumía la Presidencia.

Melo, además, es una figura binacional para México y Colombia. Su presidencia solo duró siete meses, del 13 de abril hasta el 4 de diciembre de 1854, pues los conservadores lo derrocaron y desterraron por ocho años. El expresidente se embarcó a Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Su última parada fue México donde luchó en defensa del gobierno de Benito Juárez. Melo dirigía una unidad militar indígena cuando fue asesinado por las fuerzas conservadoras del país azteca, en 1860; y fue esa misma comunidad originaria la que le dio sepultura a sus restos.

Por eso, acaso sea más recordado en el norte que en su propia tierra, donde ha sido silenciado por la historia oficial. El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha reivindicado su nombre en varias oportunidades e, incluso, su repatriación fue uno de los puntos de la agenda en su visita a México el pasado diciembre.

En esa misma línea de recuperar la memoria de Melo, este lunes 9 de octubre -en la conmemoración del natalicio del expresidente y el Día Nacional de los Archivos- se le rindió homenaje en las instalaciones del Archivo Nacional con presencia de tres tataranietos del expresidente, la embajadora de México, Martha Patricia Ruiz Anchondo, la directora del Archivo Nacional, Ivonne Suárez Pinzón, y el ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, Juan David Correa.

El discurso de este último da cuenta, justamente, de la necesidad de reconocer cómo, gracias a un general de Chaparral, se enlazan las vidas de los próceres más importantes de México y Colombia: Benito Juárez y Simón Bolívar.

Acá el discurso del ministro Juan David Correa:

“Si alguna vez los gobiernos de Colombia y México decidieran seleccionar un mes para celebrar sus históricas relaciones políticas y culturales, octubre sería el indicado. Y lo sería porque un 10 de octubre de 1821, al tiempo que los últimos combatientes de las vencidas tropas españolas salían de Cartagena con rumbo a la Habana, la República de Colombia se convertía en la primera nación que, a nivel global, reconocía la independencia que México había logrado a finales del mes de septiembre. Y también un 10 de octubre de 1859, escapando de la persecución del dictador guatemalteco Rafael Carrera, un general colombiano llegaba a la frontera mexicana con el propósito de incorporarse a las tropas liberales que, comandadas por Benito Juárez, luchaban en la Guerra de Reforma (1857-1861).

(También puede leer: El Presidente no descansa en paz)

El general colombiano al que me refiero, por supuesto, es José María Melo, quien, un 9 de octubre, pero del año 1800, nació en Chaparral, Tolima. Su centralidad en la historia política de Colombia y México, representada en sus luchas a favor de la causa independentista, sus esfuerzos en nombre de la reintegración de la Gran Colombia, la alianza con los sectores artesanales que lo llevaron al poder en 1854 y su concepción de República, está a la espera de nuevas miradas y preguntas que, con audacia, logren narrar de forma más compleja su trayectoria, pensamiento y visión de sociedad. Por ejemplo,  ¿Cómo alguien de origen indígena —en un contexto tan racializado como el de Colombia en la segunda mitad del siglo XIX— logra superar las barreras raciales y se convierte en presidente de la República? ¿Cuáles fueron las posturas que, en el marco de su exilio en México, desarrolló sobre imperialismo y nación? ¿Qué nos revela la aceptación de José María Melo como parte de las tropas mexicanas sobre los lazos de solidaridad colombo-mexicanos existentes en el siglo XIX?

El expresidente Melo es una figura binacional para México y Colombia, silenciado por la historia oficial, expresión de la hermandad latinoamericana que en su lucha libertaria por los pueblos de América responde al sueño bolivariano, amado por los indígenas del estado mexicano de Chiapas, en donde se le reconoce como un general de origen popular, que luchó por las ideas liberales enrolado en las huestes de Benito Juárez.

La figura del expresidente Melo, invisibilizada en su país, pero reconocida en el exterior, fue apareciendo a nuestros ojos en toda su grandeza, fiel partidario de la bandera liberal y amante del progreso de los pueblos.

La importancia del expresidente Melo en la vida política del país toma mayor fuerza en el año 1853, cuando las sociedades democráticas y los artesanos descontentos iniciaron las movilizaciones sociales y apoyaron la candidatura del expresidente José María Obando, quien se posesionó en el mismo año. Decididos a frenar a las sociedades democráticas, los liberales gólgotas partidarios de la libertad de importaciones, se aliaron con los conservadores y aprobaron una nueva Constitución que fortaleció la libertad de importaciones y debilitó a los aliados de los artesanos, el presidente, el ejército nacional y las provincias, base de apoyo del Congreso.

Los artesanos conformaron la Junta Central Democrática para coordinar la movilización de todas las Sociedades Democráticas del país. Presentaron un proyecto de ley, no tramitado, para crear un banco nacional de fomento de la industria, crear un Taller Nacional y proteger el trabajo. El 17 de abril de 1854 los artesanos movilizados y organizados en milicias exigieron a Obando cerrar el Congreso y tomar el poder popular. Él prefirió renunciar y las Sociedades Democráticas le dieron detención domiciliaria y ofrecieron la presidencia a Melo, quien era para entonces comandante de las Fuerzas Armadas de Cundinamarca e integrante de la Junta Central Democrática. Fue así Melo el octavo presidente de la República de Nueva Granada y, con él, la primera vez en la historia nacional que una clase distinta a la burguesía asumió la dirección del Estado en persona de un líder con ideas socialistas. Su presidencia solo duró siete meses, del 13 de abril hasta el 4 de diciembre de 1854, pues los conservadores formaron ejércitos para derrocarlo, tomarlo prisionero, enjuiciarlo y nuevamente desterrarlo. El 16 de abril, mientras tomaban las armas del cuartel, medio centenar de milicianos populares escribieron sobre las cintas de sus sombreros: ¡Vivan los ejércitos y los artesanos, abajo los monopolistas! Las oligarquías conservadoras se armaron entonces contra el gobierno popular para conseguir el regreso de la esclavitud, el libre comercio, la disolución del ejército y la descentralización; no pudieron soportar que el presidente Melo organizó un gobierno provisorio, el primero de corte popular, creó una prensa proclive a los artesanos y los pobres, el sufragio para los alfabetizados, la educación pública, pensión para militares y empleados públicos, impuestos equitativos para los ciudadanos, defensa de la institución familiar, ejército con servicio voluntario, defensa y seguridad para el trabajo y la industria, exigencia de tierra para los indígenas, fortalecimiento de la abolición de la esclavitud y rechazo del libre comercio con las potencias.

(Le puede interesar: Los restos de Melo)

El presidente fue derrotado y puesto prisionero. Enjuiciado, fue desterrado por ocho años, junto con 200 miembros de las sociedades de artesanos a quienes confiscaron sus bienes y enviaron a pie a Panamá, viaje del cual solo unos pocos sobrevivieron. Melo embarcó a Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Su última parada fue México donde se enroló como voluntario en la Guerra de Reforma y con un destacamento de caballería luchó en defensa del gobierno de Benito Juárez. Fue asesinado en la madrugada del 1 de junio de 1860, cuando fue atacado el pequeño ejército juarista que descansaba en la finca Juncaná, ubicada en lo que hoy es el municipio de La Trinitaria, Chiapas.

Muere allí el “último oficial del ejército de Bolívar”, un gran patriota internacionalista, socialista utópico, demócrata, líder popular que “representa la revolución auténtica de los artesanos, manufactureros y trabajadores de Colombia, dueños por primera vez de la historia del poder, convocados para reivindicar los derechos humanos y económicos, dispuestos a sustituir al Estado de los latifundistas y ricos comerciantes por el Estado popular de los obreros”. Las oligarquías, al expulsarlo de su país, le prohibieron su regreso. Ahora, el presidente Petro nos pide apoyar su regreso a Colombia y este reconocimiento es un inicio a las labores conjuntas entre México y Colombia para conseguir tal gesto de latinoamericanidad.

Hoy, día en el que, junto al natalicio de José María Melo, también celebramos el Día Nacional de los Archivos, extiendo la invitación a las nuevas generaciones de historiadoras e historiadores para que se acerquen a nuestra red de archivos y nos ayuden a resolver estos y otros interrogantes. Con seguridad, al resolverlos, no sólo estaremos en capacidad de conocer de mejor forma la vida del general José María Melo, sino también de ahondar en la reconstrucción de los lazos de hermandad que históricamente han unido a Colombia y México. Al hacerlo, nuestras respectivas naciones dispondrán de conocimientos claves en  la reconstrucción de nuestro pasado, útiles para la comprensión de nuestro presente y necesarios en el ejercicio de imaginar futuros comunes.

Muchas gracias”.

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Juan(45350)10 de octubre de 2023 - 02:12 a. m.
Merece ser revindicado este valiente colombiano: el general MELO
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