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                                                                                                                                Los motivos para la reedición del libro “M-19. El heavy metal latinoamericano”

                                                                                                                                El periodista argentino Ángel Becassinno explica la publicación de sus entrevistas sobre esa desaparecida guerrilla, editadas en 1989 y ahora disponibles como documento del sello editorial Debate.

                                                                                                                                Ángel Becassinno * / Especial para El Espectador

                                                                                                                                El M-19 existe aún como movimiento social y político y cada año sus miembros salen a marchar a las calles. “Volver a publicar estos diálogos es una contribución a esta nueva oportunidad que en estos últimos años se ha abierto en Colombia para dejar las armas atrás. Y es un aporte a la reflexión de quienes sienten que desde entonces muy poco ha cambiado en el país, ya que mucho de lo que veíamos en aquellos días hoy se ha agravado”, explica el periodista Ángel Beccasino
                                                                                                                                Foto: Mauricio Alvarado Lozada
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                En esta Colombia sobre la cual ha sido un lugar común decir que tiene más territorio que Estado, lo que facilitó el establecimiento de «estados» paralelos en gran parte del territorio, hay ahora una voluntad de cumplir ese acuerdo de paz firmado con la mayor fuerza guerrillera (las Farc), la que más tiempo permaneció en pie de guerra en la historia contemporánea del planeta. Una guerrilla concebida como ejército del pueblo, que creció y creció en su presencia territorial y su poder de combate, llegando a operar ciento diecisiete frentes guerrilleros en más de la mitad de los municipios del país, y a la que Carlos Pizarro intentó convencer, sin éxito, de hacer una negociación de paz conjunta un cuarto de siglo antes de que decidieran hacerlo.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Ya entrado el nuevo siglo, lo que quería evitar Pizarro se fue consolidando. Lejos de los avances del mundo, Colombia se encerró día a día más y más en su laberinto de balas. Durante dos gobiernos sucesivos, se sacrificaron las necesidades del país en educación, salud, vivienda, e infraestructura, para aumentar la capacidad de combate de las fuerzas militares, elevando el pie de fuerza del Ejército y la Policía hasta superar los cuatrocientos quince mil efectivos. El gasto de guerra se incrementó a cifras que convirtieron a Colombia en el segundo país de América Latina con mayor presupuesto en ese rubro, y uno de los veinte con mayor gasto militar en el mundo, con la excusa de acabar con no más de veinte mil guerrilleros.

                                                                                                                                Carlos Pizarro, excomandante de la guerrilla M-19, entregó las armas, firmo la paz, fue candidato presidencial y terminó asesinado por la ultraderecha en plena campaña. / Archivo
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Presentándose como «una publicación de rock, revolución y poesía», Estación publicó solo cuatro números. Ocio & Negocios la superó en uno, circuló en Colombia y otros países latinoamericanos en los que muchos la recibieron como un aporte para ampliar sus miradas sobre el mundo tanto como sobre sus vidas cotidianas. Y así ocurre con otros mensajes que surgen de las primeras decisiones de este Gobierno que votó mayoritariamente Colombia para que esta vez las cosas cambien, y no se quede el cambio en promesa.

                                                                                                                                No recuerdo si fue Arjaid Artunduaga o fue Otty Patiño el que en una conversación me dijo que más que rendirse, lo que hizo el M-19 fue dejar de pelear. Y Rafael Vergara lo aterrizó en otra conversación, especificando que lo que hizo el M fue renunciar a ver al otro como enemigo. Ese era el sentimiento que guiaba a esta guerrilla bajo la comandancia de Carlos Pizarro cuando bajamos al cañón del río Duda, donde las FARC tenían una suerte de pueblo de colonos con trincheras, que era el centro de operaciones de su comando general, «el Secretariado».

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En ese lugar, denominado popularmente como «El rincón de los viejitos buenos», durante un mes, Carlos intentó convencer a Manuel Marulanda y a Jacobo Arenas, con cierta complicidad de Alfonso Cano, para negociar de forma conjunta la desmovilización, el desarme y la incorporación a la política legal y la sociedad civil. Y lo intentó, más que con sus certezas, asumiendo todas sus dudas y el riesgo de errar que había implícito en la jugada de negociar con el Estado y los representantes del Gobierno, y que algunos días ventilábamos caminando por aquellas montañas, hablando frecuentemente del pensamiento de Thomas Merton, al que yo publicaba en Ocio & Negocios, y que lo había impactado.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Carlos quería dar el gran salto en alianza con Manuel y Jacobo, con quien Tirofijo formaba la dupla del poder central de las FARC. Debajo de ellos venían los cuadros, las formalidades, la tropa, pero la realidad la decidían ellos, tal cual la había definido la voluntad de Gandhi en India, «ese cabrón tan osado», como le decía riendo Jacobo Arenas un día en que, comiendo palomitas que había preparado su novia, vimos la película Gandhi en Betamax y Jacobo gozó como niño identificándose con el personaje, al tiempo que negaba sus métodos.

                                                                                                                                En los años que han pasado desde aquellos días, Jacobo y Manuel han muerto apaciblemente, por agotamiento de sus años, Carlos Pizarro y Alfonso Cano por otro tipo de muerte natural colombiana, la de las balas. Y hay quienes piensan que con ellos, quizás, ha ido muriendo un mundo, una forma de habitar los días, una forma de comprender y asumir la vida. Pero también, y esto puede referirse en particular a Manuel y Jacobo, quizás ha muerto una resistencia a romper inercias, a dar grandes saltos.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Lo cual abre el horizonte para este nuevo momento colombiano que ha inaugurado el triunfo de Gustavo Petro, en medio de las necesidades promovidas por los flujos de capitales salvajes en busca de renta y la crisis de la globalización promovida por la «civilización occidental y cristiana». Luego de que un gobierno de signo uribista, el de Iván Duque, obstaculizara permanentemente lo acordado para la desmovilización de las FARC en La Habana, el tema de aquel libro cuya edición se agotó en los mismos días del asesinato de Pizarro, vuelve a abrirse paso impulsado por la necesidad de un espejo donde podamos mirarnos.

                                                                                                                                ***

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                                                                                                                                Para ampliar el aporte reflexivo sobre aquello que fue y lo que siguió, incorporé a esta edición un par de conversaciones, con Manuel Marulanda y Jacobo Arenas, así como la mirada, en dos diferentes momentos, de otro de los miembros de aquel M-19, Arjaid Artunduaga. Y para contextualizar las entrevistas, reproduzco un breve texto que escribí para enmarcar un proyecto de serie documental ficcionada cuyo enfoque giraba en torno a la idea de una guerrilla de creativos político-publicitarios: En Colombia nunca pasaba nada y, de repente, aparecieron los muchachos, repartiendo leche en los barrios pobres, robando por un túnel miles de armas al Ejército, desenvainando nuevamente la espada de Bolívar.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En un mundo de guerrillas marxistas, su propuesta era nacionalizar la revolución, darle sabor a pachanga. Antes que la disciplina militar de otras guerrillas, ellos vivían el júbilo de ser amigos. La revolución es una fiesta, y Somos la pureza en chanclas, declaraba su comandante, Jaime Bateman, que se definía a sí mismo como «El profeta de la paz». Los guerrilleros del M sentían que el amor era la sensación de la inmortalidad, y asumían todos los riesgos con la certeza de contar con una cadena de afectos que les protegía del peligro. «La mejor forma de esconderse es dejarse ver. A mí me paran a cada rato y me dicen que me parezco mucho a Bateman», explicaba su poder de invisibilidad para las fuerzas represivas Bateman, que nunca fue detenido.

                                                                                                                                Desertaron de las campesinas FARC porque creían que la revolución no se debía hacer en el monte, sino en las ciudades, donde está la gente. Y que solo se avanzaba si cada acción era un titular de prensa que conmoviera a esa gente. Con una tarjeta Diners pagaron la campaña publicitaria con la que irrumpieron en enero de 1974, como expectativa para la siguiente acción: llevarse la espada de Bolívar.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Omar Torrijos, Gabriel García Márquez, Fidel Castro, entre otros, les ayudaron a evitar, por casi veinte años, que la espada de Bolívar fuera recuperada por el Estado, hasta que la devolvieron meses después del asesinato de su último comandante, Carlos Pizarro Leongómez, el comandante papito, como le llamaban las mujeres suspirando por él. «Hijo de un Almirante, había comenzado la guerrilla junto a Bateman, hijo de una Rosacruz. Era el más guerrero de todos, pero fue el que logró que la paz se convirtiera en el instrumento para ganar la guerra».

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Como continuando las dos campañas políticas electorales de Carlos Pizarro, en 2012, Gustavo Petro se convirtió en alcalde de Bogotá y en 2022 fue elegido presidente de Colombia. En su ceremonia de posesión ordenó traer la espada de Bolívar y recibió la banda presidencial de manos de la senadora María José Pizarro, hija mayor de Carlos Pizarro, haciendo evidente, para quien sepa interpretar los símbolos, que, finalmente, el M-19 había alcanzado la posibilidad de hacer realidad sus ideas de país que están consignadas en este libro.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                * Se publica con autorización de Penguin Random House Grupo Editorial. Ángel Beccassino: Nació en Argentina. Vive en Colombia desde 1986. Es periodista, fotógrafo y estratega político. Ha publicado los libros El precio del poder (Agui lar, 2005), La nueva política (Grijalbo, 2008), Ese deseo de estar donde no estás (Ícono, 2008), Cómo ganar cuando todos pierden: la crisis como oportunidad (Planeta, 2009), Room Service (Aguilar, 2013), El laberinto de la paz (Ediciones B, 2015) y Los Estados Unidos de Trump (Oveja Negra, 2016).

                                                                                                                                Por Ángel Becassinno * / Especial para El Espectador

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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