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Sin embargo, para El Mono Salgar, como lo llaman sus amigos y colegas, recibir hoy este premio es un reconocimiento a su afán por estar siempre atento a los avances de la tecnología. “Para destacarse en esta profesión, hay que prepararse en las diferentes ramas de los nuevos medios”, afirmó José Salgar. Pero su larga trayectoria también lo dimensiona como el periodista colombiano de dos siglos.
De hecho, desde sus 13 años, inquieto por las letras, José Salgar ingresó a El Espectador y, entre las barras de plomo que alimentaban los linotipos desde las 4 de la mañana, por muchos años fue el primero en leer el periódico y revisar su contenido. Después contestó el teléfono, tomó apuntes de sus colegas, aprendió con ellos y, a los 23 años ya oficiaba como Jefe de Redacción.
En los años 60 ocupó la dirección de El Vespertino, pero después volvió a su casa principal que se benefició con su ejemplo, al punto que fue el líder insustituible en dos momentos críticos del periódico: la noche en que fue asesinado el director de El Espectador Guillermo Cano Isaza en 1986 y el día en que la mafia del narcotráfico dinamitó las instalaciones del diario en septiembre de 1989. En ambas ocasiones, hizo realidad su lema: “Seguimos adelante”.
En 1998 asumió brevemente la dirección del periódico, y, desde entonces, mantiene semanalmente su columna El hombre de la calle que, desde hace cuatro décadas, registra detalles inéditos de una ciudad en evolución hacia su quinto centenario en 2038. Una proyección histórica que el propio José Salgar ha venido promoviendo, con el mismo entusiasmo de sus 75 años de reportero, justamente exaltados por el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB).