Prevalecer por siglos, el legado de Tchaikovsky
El seis de noviembre se conmemoran 128 años de la muerte del compositor ruso. Obras como “Iolanta” y “Eugene Oneguin”, forman parte del repertorio permanente de diversas casas de ópera alrededor del mundo.
Andrea Jaramillo Caro
“¡Cuánto queda por hacer! ¡Cuánto por leer! ¡Cuánto por aprender! Tengo tantas ganas de morir todavía, aunque a veces parece que he vivido tanto tiempo en este mundo”, escribió Pyotr Ilyich Tchaikovsky en 1886, en uno de sus diarios. A sus 46 años el compositor ruso había vivido una vida llena de logros y éxito en la industria. Su reconocimiento y legado se perpetúan hasta la actualidad a 128 años de su muerte, el seis de noviembre de 1893.
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“¡Cuánto queda por hacer! ¡Cuánto por leer! ¡Cuánto por aprender! Tengo tantas ganas de morir todavía, aunque a veces parece que he vivido tanto tiempo en este mundo”, escribió Pyotr Ilyich Tchaikovsky en 1886, en uno de sus diarios. A sus 46 años el compositor ruso había vivido una vida llena de logros y éxito en la industria. Su reconocimiento y legado se perpetúan hasta la actualidad a 128 años de su muerte, el seis de noviembre de 1893.
A pesar de haber tenido la vocación de músico desde joven, sus padres aspiraban a que su hijo se dedicara a servir al imperio desde un cargo público. Sin embargo, cuando Tchaikovsky era joven, sus padres, Ilya Petrovich Tchaikovsky y Alexandra Andreyevna, no lo vieron como un futuro compositor pues los caminos en la música, excepto para la aristocracia, en el Imperio Ruso de mediados del siglo XIX, representaban un escalafón bajo en la sociedad.
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Creció entre cuatro hermanos, Nikolai, Ippolit, Anatoly y Modest, y una hermana, Alexandra. Nacido en Votkinsk en 1840, a sus tres años y medio sus padres lo consideraban muy joven para comenzar clases junto a sus hermanos bajo la supervisión de su institutriz francesa, Fanny Dürbach. Pero, el joven músico no desistió y a los cinco años comenzó a tomar clases de piano. Su rápida progresión con el instrumento lo llevó a ser igual de proficiente que un adulto en tan solo tres años.
Tchaikovsky contó, inicialmente, con el apoyo de su familia. En sus inicios contrataron un tutor para él y compraron el equipo necesario para que desarrollara sus primeras composiciones, las cuales salvó Dürbach. Sin embargo, a sus 10 años, en 1850, su creciente pasión se vería interrumpida por una decisión de sus padres.
Un músico en la jurisprudencia
Teniendo en cuenta las salidas profesionales que su pasión por la música tenía, profesor o instrumentalista, sus padres decidieron enviarlo a la Escuela Imperial de Jurisprudencia, de donde ambos se habían graduado, para que se preparara como servidor público.
Fueron nueve años lejos de su familia. Debido a que la edad mínima para entrar a la Escuela Imperial de Jurisprudencia era de 12, Tchaikovsky debió pasar esos primeros dos años en la escuela preparatoria antes de embarcarse en un curso de siete años de estudio.
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De acuerdo con el escritor Anthony Holden, quien escribió su biografía, la separación de Tchaikovsky de su madre a tan temprana edad causó un trauma emocional que se intensificó cuando ella murió de cólera en 1854, cuando él tenía 14. Según Holden, años después escribió en una carta a su patrocinadora: “cada momento de ese espantoso día es tan vívido para mí como si fuera ayer”.
En la biografía publicada en 1995, Holden menciona que durante sus años en la escuela Tchaikovsky conoció a Aleksey Apukhtin y Vladimir Gerard. Según el autor, iban constantemente a la ópera y Gerard afirmó que “nos divertíamos, pero no imbuidos de ninguna expectativa de su gloria futura”.
A pesar de su curiosidad y ganas de continuar aprendiendo sobre música, se le aconsejó continuar con su carrera en jurisprudencia y aplicar a un puesto en el Ministerio de Justicia. Luego de su grado en 1859, entró a la institución donde pasó de consejero a asistente junior y posteriormente senior en un periodo de tres años, que equivale a la duración completa de su carrera como servidor público.
Reconciliando dos estilos: su regreso a la música
Cuando en 1862 se fundó el Conservatorio de San Petersburgo, Tchaikovsky había estado tomando clases privadas de teoría musical con la Sociedad Musical Rusa, creada para satisfacer el deseo del zar Alexander II de impulsar talento local. Sin dudarlo dos veces se inscribió en la institución fundada por su antiguo profesor Anthony Rubenstein y la Sociedad Musical Rusa. Del conservatorio se graduó en 1865 y se sostuvo dando clases de música en el Conservatorio de Moscú.
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Sus profesores discrepaban con él por el estilo de su obra como estudiante. En un intento por reconciliar las influencias occidentales con la tradición rusa, mientras en su país natal se desarrollaba la idea de mantener la música ligada a los estándares rusos y alejarse de lo occidental, Tchaikovsky compuso varias de sus obras que fueron aclamadas y rechazadas tanto por quienes apoyaban esta corriente, como por los más conservadores que esperaban mantener un poco de la tradición occidental.
Entre 1867 y 1878, Tchaikovsky combinó varias actividades que le permitieron viajar por Europa. Mientras continuaba componiendo daba clases en el conservatorio.
Mientras la agenda musical rusa se desarrollaba con el grupo de “Los Cinco”, Tchaikovsky se aseguró de mantenerse al margen de un grupo u otro. Sus composiciones mostraban elementos propios de la tradición occidental, a la vez que utilizaba elementos propios de la música rusa.
Se mantuvo en términos amigables tanto con “Los Cinco” como con el conservatorio. De hecho, fue con uno de los miembros del grupo que creó en 1869 la obertura de su ballet Romeo y Julieta. Mily Balkariev, quien le propuso desarrollar la obra de Shakespeare, también lo alentó a seguir haciendo adaptaciones musicales de obras como Francesca da Rimini en 1876, La Tempestad en 1873 y Hamlet en 1888.
Una vida personal sumida en el misterio
La vida personal del compositor se mantuvo en relativo secreto durante años y en la Rusia actual sigue siendo sujeto de censura. Su orientación sexual es aún sujeto de debate, algunos niegan rotundamente que fuera homosexual, mientras otros se apoyan en cartas propias y testimonios de su hermano y otros escritos para afirmar que Tchaikovsky luchaba con su atracción por su mismo sexo.
Marina Kostalevsky, editora del nuevo volumen de “The Tchaikovsky Papers”, publicó una carta inedita en la que el compositor se refiere a un joven como alguien de quien “estoy más enamorado que nunca”, y añadió: “Dios mío, ¡qué criatura tan angelical y cuánto anhelo ser su esclava, su juguete, su propiedad!”.
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Este elemento de su vida se vio reflejado en el único matrimonio que tuvo con su antigua alumna, Antonina Miliukova. La pareja se casó en 1877, sin embargo, decidieron terminar la relación apenas dos meses y medio después de la unión. Durante un año posterior al fin de su matrimonio se mantuvo por fuera del país y fue en este tiempo que comenzó a tener una relación epistolar con la que se convertiría en su mecenas y a la que llamaría su “mejor amiga”, Nadezhda von Meck. La viuda von Meck le proveía una pensión bajo la condición de jamás llegar a conocerse.
El compositor de la corte
La fama de Tchaikovsky comenzó a crecer durante el tiempo que estuvo alejado de su patria. De acuerdo con el periodista ruso, Solomon Volkov, su obra era vista como dependiente de occidente. Pero, con el mensaje de Dostoievski de unión universal, el prejuicio hacia su obra comenzó a desaparecer.
Gracias a su creciente fama y aprecio dentro del país y a su reputación cementada en el exterior, en 1884 Tchaikovsky recibió del zar Alexander III la orden de San Vladimir por la cual se le otorgaba un título heredable y una pensión vitalicia. Convirtiéndolo en una figura cercana a un compositor oficial para la casa real.
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Para este momento ya había compuesto muchas de las obras más fácilmente reconocidas como la ópera “Eugene Oneguin” y el ballet “El lago de los cisnes”. Sus otros dos ballets vendrían después, “La bella durmiente” en 1889 y “El cascanueces” en 1892. Su reputación tanto dentro como fuera de Rusia le valieron varios viajes y presentaciones de sus composiciones en diferentes lugares del mundo, uno en lo que fue más aclamado fue Estados Unidos.
Seis sinfonías, once óperas y once concertos constituyen la obra de Pyotr Ilyich Tchaikovsky. El compositor murió el 6 de noviembre de 1893. La causa de muerte es usualmente atribuía a cólera, sin embargo, hay quienes sospechan que fue un suicidio, según el musicólogo David Brown y Anthony Holden, mencionado en el libro de cada uno de ellos.
El legado que dejó al mundo no deja de sonar, desde las coreografías que se han hecho para “El cascanueces” y que se presentan cada Navidad en teatros alrededor del mundo, hasta películas inspiradas por la historia y que incluyen sus melodías, Tchaikovsky aseguró su puesto en la historia de la música.