Publicidad

Proteger primates para salvar la vida

Más allá de concientizar y sensibilizar, Federico Pardo, biólogo y documentalista, busca que su proyecto “Salvando primates” genere un impacto social. Por eso, a partir del 4 de mayo, llegará al Planetario de Bogotá su experiencia inmersiva multimedia, en donde cuatro especies de primates amenazados en su hábitat son los protagonistas.

Danelys Vega Cardozo
18 de abril de 2023 - 12:00 p. m.
Federico Pardo es fotógrafo y trabaja, sobre todo, en historias relacionadas con medio ambiente y conservación.
Federico Pardo es fotógrafo y trabaja, sobre todo, en historias relacionadas con medio ambiente y conservación.
Foto: Federico Pardo

Antes de estudiar Biología, ya usted se había interesado por la fotografía. ¿Cómo surgió ese interés?

Luego de graduarme del colegio, me fui a estudiar durante un año inglés y francés a Montreal (Canadá). Al mismo tiempo realicé unos cursos de fotografía. En ese momento tenía 18 años. La fotografía era una forma de documentar esa experiencia de vivir solo por primera vez y en otro país. Entonces, fue allí en donde inicié con la fotografía. Cuando regresé a Bogotá a estudiar Biología, como la fotografía había entrado a mi vida, la cámara se convirtió en una herramienta de trabajo para documentar la fauna y los paisajes de nuestro país; era mi compañera de viaje. Empecé con diapositivas, con rollos y cuarto oscuro, hasta que en el 2005 pasé a digital, lo que me facilitó la vida. Lo que empezó como un hobby, se convirtió casi que, en mi segunda carrera o disciplina, tanto que, al finalizar la carrera de Biología, no quise abandonar la fotografía, sino complementar mi carrera, así que hice una maestría en Producción Documental.

¿Por qué se inclinó por la Biología?

Mi mamá trabajaba en el Instituto Nacional de Salud; ella era la encargada de hacer los sueros antiofídicos. Recuerdo que casi que dos o tres veces al año, había una visita sagrada a ver la colección de serpientes del Instituto; las manipulábamos y los colegas de mi mamá las alimentaban. Creo que eso comenzó a generar una pasión en mí por los animales y la naturaleza. Cuando estaba culminando mis estudios en el colegio, pensé en estudiar Medicina porque también me gustaba la parte médica. Luego, me di cuenta de que ya había mucha gente dedicada a cuidar a los seres humanos, así que decidí inclinarme hacia los animales y el medio ambiente.

Usted comenzó a hacer documentales persiguiendo un impacto social. ¿Cree que lo ha logrado?

Voy a responder que sí, tal vez para motivarme. Como documentalista, uno quisiera tener un impacto en la sociedad, en el público o en las políticas en temas de concientización y sensibilización, pero es muy difícil medirlo. Sé que varias personas han visto mis contenidos y les gustan, pero la pregunta es capciosa, porque también me cuestioné sobre lo mismo. Cuando hacía un documental social o ambiental, por ejemplo, el del tití cabeciblanco, me preguntaba: “¿Disminuyó el tráfico de especies o la deforestación? ¿La gente es más consciente de que el tití es endémico de Colombia?” … Pues no creo. Eso me llevó a plantear un proyecto como “Salvando primates”, donde el impacto es uno de los componentes principales y lo podemos medir. El objetivo es que por cada persona que visite la experiencia, nosotros vamos a sembrar un árbol en el bosque de los primates.

Le invitamos a leer: Chirimía en jazz

Según la WWF, más allá de los primates, hay otras especies que se encuentran amenazadas en el país, como el oso de anteojos, el jaguar, el delfín rosado, entre otras. ¿Por qué eligió enfocarse en los primates?

Cuando estaba haciendo la tesis como biólogo, realicé un estudio para determinar qué tipo de frutos preferían las aves y los primates cuando iban a consumirlos, y me subía a los árboles para hacer el estudio. Creo que esa interacción de estar trepado en la selva y que se acercaran los micos a comer sus frutos mientras estaba tomando fotos abrió esa ventana de darme cuenta de que esos animales eran poderosos. Cuando estaba haciendo la maestría conocí a través de un festival a la Fundación Proyecto Tití, que tiene el proyecto de investigación y conservación del tití cabeciblanco en Colombia. Fue así como hice mi primer documental serio: Cabeciblancos. Digamos que eso se vuelve como una bola de nieve: te conviertes en especialista en grabar estos tipos de organismos. Me encantaría grabar estas especies que mencionas, pero cuando trabajas en fotografías y documentales de naturaleza, tener acceso a ellos es clave para poder grabarlos, y no es tan fácil de lograrlo con estos animales.

Para usted, ¿quiénes son los primates?

Los primates me han permitido desarrollar mi carrera profesional, entonces les agradezco porque he podido hacer documentales y crecer como camarógrafo y documentalista de naturaleza. También creo que son una gran excusa o un modelo de conservación para tener un impacto más grande, sobre todo en los bosques. Si logramos conservar y trabajar alrededor de los primates, estos se convierten en una especie sombrilla, aquella que, al conservarla, logras impactar positivamente a otras especies, porque normalmente viven en un terreno grande, así que conservar a los primates es conservar a otras especies que ahí habitan. Y para mí ellos son unos seres hermosos, hipercarismáticos y poco conocidos: los colombianos no sabemos cuáles son nuestros primates, desconocemos que tenemos alrededor de 40 especies. Los primates terminaron volviéndose casi que una excusa y una adicción profesional.

¿Por qué cree que desconocemos la cantidad de primates que hay en Colombia?

Por un lado, porque en términos de contenidos audiovisuales, en su gran mayoría hemos estado expuestos a historias que vienen del exterior (África, Asia o Norteamérica), entonces conocemos más sobre tigres, leones, orangutanes, chimpancés e incluso dinosaurios que de nuestra propia fauna. Por otro lado, tal vez debido al conflicto armado que hemos vivido, los colombianos no hemos tenido ese acceso a los bosques o no pudimos viajar por nuestro país para descubrir nuestra biodiversidad, como posiblemente lo lograron hacer en otros países. Entonces, siento, al menos desde mi generación, que en las ciudades crecimos desconectados con la selva. Piensoo que, últimamente, gracias a las películas u otros productos audiovisuales, somos mucho más conscientes de nuestra biodiversidad, pero hace falta mucho terreno por recorrer.

Le recomendamos leer: Renunció la directora de Patrimonio y Memoria del Ministerio de Cultura

De este proyecto también se desprende una selva multimedia. ¿La pedagogía necesariamente conlleva a la concientización?

En un mundo ideal, sí. Tú puedes hacer documentales, fotos o contenido para redes sociales para concientizar a la gente; publicaciones pedagógicas, pero, ¿cómo mides la conciencia o sabes si la gente está cambiando su conducta, si hay un impacto positivo? Es muy difícil. Señalas algo que es importante en esta parte de mi carrera y en la industria del documental en la actualidad: la generación de impacto medible; es decir, tangible. Eso es en lo que estoy enfocado últimamente: en cómo pasamos de la concientización y sensibilización a través de contenido audiovisuales, documentales y de redes sociales a la generación de impactos medibles en nuestros ecosistemas y comunidades.

Las cuatro especies de primate en las que se centra este proyecto son: el tití cabeciblanco, el mono araña café, el tití del Caquetá y el churuco. ¿Por qué es importante conservar cada una de ellas?

Hay varias razones. La primera es que como colombianos no nos podemos dar el lujo de perder ninguna especie de nuestra biodiversidad; hay un compromiso y una responsabilidad por conservarla, porque es nuestro patrimonio para que generaciones actuales y futuras puedan disfrutar de él. Segundo, los primates cumplen un papel fundamental en los bosques: ellos son como los jardineros del bosque, porque son dispersores de semillas. Entonces, ese servicio que proveen los primates no podemos darnos el lujo de perderlo, porque si no se va a ver comprometida la regeneración de nuestros bosques. También los primates son una excusa para conservar una masa de bosque más grande, que proveen servicios ecosistémicos gigantes para las sociedades.

El tráfico de animales y la deforestación son dos prácticas que perjudican a los primates. ¿Qué hace falta para que prime la vida sobre lo económico?

Si no hay bosques o ecosistemas, no hay sociedades, entonces no puedes con dinero subsanar carencias ecológicas. Por ejemplo, si el agua está contaminada tendrás que invertir un montón de dinero para descontaminarla. En vez de hacer eso, tratemos de tener nuestras aguas limpias para que no tengamos que solucionar nuestros problemas con dinero. La vida debe primar sobre lo económico porque dependemos de la vida que nos rodea. Nosotros como seres humanos dependemos de la naturaleza, pero somos parte de ella, así que pretender subsanar las falencias o carencias que nos brindan los ecosistemas con lo económico, es hacer las cosas al revés.

Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖

De hecho, en la página web de “Salvando primates” se afirma: “Sin primates no hay bosques, sin bosques no hay vida, sin vida no hay comunidades”.

El sentido de la frase es resaltar que estamos conectados: si no hay micos, perdemos bosques por el papel de restauradores que cumplen; si no hay bosques, perdemos servicios ecosistémicos (agua, lluvia, aire, alimento, etc.), y si perdemos todo eso, nuestra vida se va a ver comprometida, y los humanos tampoco existiríamos.

Danelys Vega Cardozo

Por Danelys Vega Cardozo

Comunicadora social y periodista de la Universidad de La Sabana con énfasis en periodismo internacional y comunicación política, y un diplomado en comunicación y periodismo de moda. Perteneció al semillero de investigación Acción social y Comunidades, bajo el proyecto Educaré.danelys_vegadvega@elespectador.com

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar