Pueblo Rrom, mantener una identidad milenaria a pesar de las circunstancias
La historia de los gitanos en Colombia se remonta a su llegada siglos atrás, según un censo de 2018 en Colombia hay 2.649 personas identificadas como miembros del Pueblo Rrom.
Andrea Jaramillo Caro
En el centro de la lucha del pueblo Rrom por obtener su reconocimiento, se encuentra Ana Dalila Gómez Baos. La mujer gitana es la coordinadora del Proceso Organizativo del Pueblo Rrom - Gitano de Colombia (Pro-Rrom) y fue nombrada recientemente como una de las 100 mujeres gitanas más importantes por la revista española Pikara Magazine.
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En el centro de la lucha del pueblo Rrom por obtener su reconocimiento, se encuentra Ana Dalila Gómez Baos. La mujer gitana es la coordinadora del Proceso Organizativo del Pueblo Rrom - Gitano de Colombia (Pro-Rrom) y fue nombrada recientemente como una de las 100 mujeres gitanas más importantes por la revista española Pikara Magazine.
En el 2010 el Pueblo Rrom logró obtener el reconocimiento como etnia, reconociendo su identidad propia, conciencia étnica particular, lengua propia, organización social e instituciones políticas. Llegar a este punto no ha sido un camino fácil, pero a pesar de ello, las luchas y victorias que han tenido para conservar sus tradiciones forjan el camino para que haya un mayor desarrollo.
Gómez se define a sí misma como “la oveja rebelde. Desde muy pequeña, antes de los 5 años, ya sabía leer y escribir. Siempre quise conocer y estudiar otras cosas, otras culturas y así fue como aprendí muchas cosas en mi vida. Estudié dos carreras aún a costa de muchas cosas, me tocó sola. Al principio fue muy traumática la cosa para incidir en, por ejemplo, el tema de civilización y derechos del pueblo gitano, porque fue casi ir en contra de la voluntad del pueblo, pero pues ya todo ese trabajo se ha visto reflejado y ha dado resultados resultado y agradecido”.
Los frutos de su trabajo se ven reflejados no solo en ese reconocimiento sino en los diferentes decretos y políticas públicas que ha logrado para su pueblo. De acuerdo con un documento del Departamento Nacional de Planeación, publicado en 2010, los orígenes del pueblo Rrom se pueden rastrear al año en el noreste de la India. Algunas de las causas que cita para la salida de los primeros gitanos de este territorio incluyen huir de guerras, negarse a someterse a la esclavitud, escapar de pandemias o resistirse al sistema de castas.
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“Los gitanos o Pueblo Rrom tiene una conciencia muy sui generis, pacífica, no nos gustan los conflictos, somos un pueblo de paz. Somos un pueblo que vamos a ir en un nomadismo, un nuevo nomadismo. Somos como los pájaros que vuelan y llegan al nido. De ahí que estamos en Bogotá y en otras ciudades del país”, cuenta Gómez.
En adelante caminaron por el mundo transmitiendo su cultura y costumbres de generación en generación. De acuerdo con este mismo documento a América el Pueblo Rrom comenzó a llegar desde el inicio de la colonización en diferentes periodos de tiempo y que, según la tradición oral, entraron a Colombia por diferentes rutas como Barranquilla, Cartagena, la Guajira y Venezuela.
El pueblo Rrom es un universo en sí mismo, como lo explica Gómez, “yo creo que nuestro pueblo hace parte de la diversidad Intercultural del país. En la misma lógica que son los pueblos indígenas del pueblo, raizal, afro, negro y palenquero”. Además, cuentan con unos principios y elementos identitarios “que son una lengua propia que se llama Romaní, la Kriss Romaní (que es la justicia propia), a través de la cual se arreglan los problemas de manera civilizada con el valor de la palabra y el respeto hacia los mayores, que son los jueces por naturaleza, respetados en la en la Kumpanya (la misma comunidad). También tenemos otros conceptos importantes como el aquí y el Ahora, es decir, vivimos bajo un tiempo presente extendido que permite vivir intensamente la vida, es decir, no vivir como si me fuera a morir mañana, sino como si hubiera nacido hoy”.
Para el pueblo Rrom el tiempo se vive de manera, donde para alguien que no pertenece a la comunidad el tiempo pasa de forma lineal, para ello es un concepto circular. “Nosotros tenemos principios y uno es que vinimos a este mundo a ser felices, a respetar lo que no se conoce. El respetar a los mayores, por ejemplo, morir con honra antes que vivir deshonrados y estos elementos son importantes y el principio del tiempo es uno muy importante porque nosotros no nos detenemos en lo que pasó y lo que viene porque son incontrolables, mientras que todo el presente está ahí y puedes manejarlo de acuerdo a tu vivencia, de acuerdo a lo que creemos, de acuerdo a lo que somos, entonces vivir hoy es sacarle lo mejor a ese momento”.
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En este sentido no hay un jefe o una posición de poder dentro de la comunidad, por lo que son sus propios jefes. Siguiendo este principio, a lo largo de su historia han tomado diferentes oficios ancestrales como el manejo de metales, artesanías de cobre, fabricación de productos en cuero y, por otro lado, reparación de autos, manejo de maquinaria pesada, compra y venta de autos usados. “Estos elementos hacen que los gitanos nos reinventemos cada día para poder contar con trabajos y poder ofrecer esos servicios y esos productos, que generalmente es la sociedad mayoritaria en la que los adquiere”, afirma.
Pero transmitir estas costumbres y tradiciones en la sociedad moderna no es sencillo, ya que como etnia hay ciertos saberes que solo se pueden aprender dentro de su propia comunidad. “Hay dos tipos de educación, la primera que es la que tenemos por naturaleza y la otra es la que es impuesta, la que hay que tener porque se requiere también esa interrelación con los que no son gitanos. Por ejemplo, las personas gitanas necesitamos saber leer en castellano porque vamos a tomar un bus o alguna cosa y toca aprender a leer, pero la educación propia tiene que ser desde que nacen los niños”, menciona Gómez.
Por otro lado, afirma que en Bogotá se ha logrado diseñar un programa de estudios flexible en el que los “niños o niñas que no han avanzado en sus estudios primarios o secundarios lo puedan hacer con apoyo y con sabiduría del pueblo gitano, y que sean convalidados en el sistema formal y con la educación propia en los valores, la enseñanza del Románes, el tema del respeto a la Kriss y respetar a los mayores”.
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Para Gómez uno de los obstáculos más grandes a los que se enfrenta su pueblo es la constante existencia de estereotipos negativos que se le asigna y que se perpetúan a través de películas y series. Entre estos se encuentran palabras como ladrón, bruja, seductor y roba niños, para Gómez “la discriminación en todas sus manifestaciones, estas personas que discriminan, siendo ya formadas, con una carrera pues parece ser que el hecho de haber pasado por la educación no les ha servido de nada porque discriminan, porque excluyen, en fin, y también, pues yo creo que eso se ha visto en términos del Estado, sí, porque el Estado pues excluye y discrimina, reconocen, para negarte”.
Sin embargo, Ana Dalila Gómez afirma que “también hay estereotipos positivos, que amamos la vida, eso sí es verdad”.