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                                                                                                                                Ramón Illán Bacca o las vicisitudes de un escritor

                                                                                                                                En homenaje a Ramón Illán Bacca, en este texto se recuerdan anécdotas con el escritor y su obra.

                                                                                                                                Eduardo Márceles Daconte*

                                                                                                                                El escritor y columnista de opinión Ramón Illán Bacca en Puerto Colombia en 2019.
                                                                                                                                Foto: Eduardo Márceles Daconte
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Siempre consideré a Ramón como el hombre de las vicisitudes a quien le pasaban las cosas más insólitas. Después de un tiempo de estar cesante y necesitando dinero con carácter urgente, se encontró con un amigo caminando por el centro de Barranquilla, quien le comentó que tenía un cheque para cobrar en un banco en Santa Marta, pero que le era imposible viajar, si él quería le dejaba esa plata con la única condición de que fuera a hacerlo efectivo en su ciudad natal. Ramón aceptó, tomó el cheque y lo metió entre las páginas del libro que llevaba en la mano. Al día siguiente, se embarcó en uno de aquellos buses con ventanas de vidrio que el pasajero subía o bajaba a voluntad.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Lo invitamos a leer Murió Ramón Illán Bacca, la voz narrativa del Caribe colombiano

                                                                                                                                Cuando iba por la Isla de Salamanca, Ramón quería refrescarse con la brisa y abrió la ventana al tiempo que quiso seguir leyendo. En el momento de abrir el libro, una ráfaga de viento le arrebató el cheque sin que él pudiera evitarlo. Lo vio volar dando tumbos por la carretera y penetrar en la espesa vegetación. Cuando por fin el chofer se dio por aludido ya el cheque había desaparecido entre el manglar y las olas del mar, así que no tuvo más remedio que devolverse desde Santa Marta, más pobre y desconsolado.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Un día que escribí en un mensaje su apellido como Vacca, me llamó para quejarse porque era con b; yo le respondí que había sido un error, que perdonara. Entonces me respondió con una canción popular: “No es una vaca cualquiera, me da leche condensada, ay que vaca tan salada”. Así era Ramón, un mamagallista de tiempo completo que siempre tenía un chascarrillo para defenderse de la ingratitud o la indiferencia.La obra de Ramón está compendiada en sus novelas Deborah Kruel (1990), Maracas en la ópera (1996), Disfrázate como quieras (2002), La mujer del defenestrado (2008) y La mujer barbuda (2011), así como en sus libros de cuentos: Marihuana para Goering (1980), Tres para una mesa (1991), Señora Tentación (1994) y El espía inglés (2001), además de libros de ensayo e investigación literaria. En 1976 el escritor adaptó Marihuana para Goering, su primer cuento, para obra de teatro cuyo montaje y dirección estuvieron a cargo del dramaturgo Jairo Aníbal Niño.

                                                                                                                                Le sugerimos la entrevista en Homenaje a Ramón Illán Bacca: “Oye, el viejo ese estaba en todo, ah”

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Su paso como juez municipal de Fonseca (La Guajira) fue instrumental en el desarrollo de su narrativa. De hecho, el escenario de algunas de sus novelas y cuentos es el mar y el desierto de La Guajira. El protagonista de su cuento Marihuana para Goering es un juez recién llegado a un municipio guajiro dominado ya por los marimberos (traficantes de marihuana). El juez Goering Bermúdez Díaz Granados (típicos apellidos samarios) es un abogado erudito que cita desde la música clásica de Bach, Brahms, Beethoven, Wagner hasta la popular Sonora Matancera y Rolando Laserie, pasando por la literatura en novelas como La montaña mágica o Guerra y paz, artistas como Amadeo Modigliani, actores de cine como Ava Gardner, sin escatimar la psiquiatría en la figura de Sigmund Freud cuando una prostituta se queja de su inútil marido: “¡A Freud lo que le faltó fue trópico!”, exclama el juez Goering.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En un momento del argumento el juez se pregunta: “Qué hago aquí en medio de La Guajira, buscando un cultivo de marihuana y esperando un tiro, si mi lugar era en El Cisne [famoso tertuliadero bogotano en las décadas del 60 y 70] hablando de marxismo, cine o sexo”. Su soliloquio es premonitorio, pues un disparo de revólver termina con su vida cuando se proponía encarcelar a uno de esos peligrosos marimberos. En general, Bacca combina en su narrativa el rigor histórico con la sátira de situaciones más triviales, que imprimen un carácter entre cómico y crítico a sus argumentos. En este sentido, sus novelas se pueden catalogar como una parodia entre la novela negra o detectivesca y su inclinación por el humor mamagallista, típico del Caribe colombiano.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Uno de los primeros tropiezos con sus editores surgió a raíz de la primera edición del libro de cuentos Marihuana para Goering, a finales de la década del 70. Ramón estuvo largo tiempo buscando un editor para su manuscrito sin que nadie se interesara por su publicación en Barranquilla, una ciudad donde a través de su larga historia solo han sobrevivido escasas editoriales. Hasta que un día Ediciones Lallemand-Abramuck, a través de su propietario Otto Lallemand, se interesó en publicarla. La edición en rústica, de ochenta páginas, con papel ordinario, pésima encuadernación y letra microscópica, por fin salió de la imprenta y sus ejemplares empacados en cajas fueron colocados en un depósito del empresario alemán. Días después de salir de la imprenta, Ramón me invitó a visitar el local donde se almacenaban para obsequiarme un ejemplar.

                                                                                                                                Lo invitamos a leer Ramón Illán Bacca o el adiós a un maestro

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Para nuestra sorpresa, encontramos cerrada la esterilla metálica con un enorme candado y el aviso de “sellamiento”. Ninguna persona podía entrar porque Lallemand había sido demandado por deudas y todo cuanto estaba dentro fue secuestrado por un juez. No lo podíamos creer, después de tanto luchar por sacar su primer libro, ahora la edición en su totalidad estaba secuestrada sin la menor posibilidad de sacarla. Les contamos la historia a un grupo de amigos, quienes de inmediato contestaron que tal cosa era una injusticia y una ofensa a la literatura. Entonces, después de discutir algunas alternativas, se decidieron por una solución que parecía peligrosa, pero aceptamos con tal de rescatar los libros recién impresos.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La noche siguiente nos reunimos con los cuatro amigos y nos fuimos al depósito situado en la zona industrial de la Vía 40. La pandilla de amigos llevaba largas cuerdas y herramientas de construcción. Dos de ellos se subieron por la rama de un árbol cercano y procedieron a abrir un hueco en el techo de tejas. Allí amarraron una cuerda a uno de los travesaños y se deslizaron hacia el piso. Encontraron las cajas y alcanzaron a sacar cerca de cien ejemplares, que Ramón guardó en una mochila grande, no sin antes regalar un ejemplar a cada uno de nuestros amigos y obsequiarme a mí un libro que aún conservo con esta dedicatoria: “Para Eduardo Márceles, el colega, el artista, el amigo de siempre, afectuosamente, Ramón. Enero de 1981”. Así logramos rescatar los únicos ejemplares de la primera edición de Marihuana para Goering, que tiempo después fue reciclada en pulpa de papel. El libro de nueve cuentos y la obra de teatro, con prólogo del escritor Juan Gossaín, titulado Los cuentos de un desadaptado, está ilustrado con imágenes de la rumbera Tongolele sacadas de fotogramas de películas mexicanas. La obra de la portada la donó el artista visual Efraín Arrieta: un collage elaborado con el papel de unas colillas de marihuana.

                                                                                                                                Reproduzco aquí el primer párrafo del prólogo de Gossaín, por considerar que es el vivo retrato de Ramón: “Lo veo venir, con su legajo bajo el brazo, con ese andar un poco extraño, entre rítmico e indeciso, tan parecido al de un pájaro que camina sobre un montón de piedras. Ramón Illán Bacca Linares, que siempre produce la sensación de andarle huyendo a alguien, escondiéndose del mundo, sacándole el cuerpo a la vida”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                *Escritor, periodista e investigador cultural, es autor de una docena de libros entre novela, cuentos, biografías y ensayos sobre artes visuales, que vive y trabaja en Salgar (Puerto Colombia), Atlántico.

                                                                                                                                El escritor y columnista de opinión Ramón Illán Bacca en Puerto Colombia en 2019.
                                                                                                                                Foto: Eduardo Márceles Daconte
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Siempre consideré a Ramón como el hombre de las vicisitudes a quien le pasaban las cosas más insólitas. Después de un tiempo de estar cesante y necesitando dinero con carácter urgente, se encontró con un amigo caminando por el centro de Barranquilla, quien le comentó que tenía un cheque para cobrar en un banco en Santa Marta, pero que le era imposible viajar, si él quería le dejaba esa plata con la única condición de que fuera a hacerlo efectivo en su ciudad natal. Ramón aceptó, tomó el cheque y lo metió entre las páginas del libro que llevaba en la mano. Al día siguiente, se embarcó en uno de aquellos buses con ventanas de vidrio que el pasajero subía o bajaba a voluntad.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Lo invitamos a leer Murió Ramón Illán Bacca, la voz narrativa del Caribe colombiano

                                                                                                                                Cuando iba por la Isla de Salamanca, Ramón quería refrescarse con la brisa y abrió la ventana al tiempo que quiso seguir leyendo. En el momento de abrir el libro, una ráfaga de viento le arrebató el cheque sin que él pudiera evitarlo. Lo vio volar dando tumbos por la carretera y penetrar en la espesa vegetación. Cuando por fin el chofer se dio por aludido ya el cheque había desaparecido entre el manglar y las olas del mar, así que no tuvo más remedio que devolverse desde Santa Marta, más pobre y desconsolado.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Un día que escribí en un mensaje su apellido como Vacca, me llamó para quejarse porque era con b; yo le respondí que había sido un error, que perdonara. Entonces me respondió con una canción popular: “No es una vaca cualquiera, me da leche condensada, ay que vaca tan salada”. Así era Ramón, un mamagallista de tiempo completo que siempre tenía un chascarrillo para defenderse de la ingratitud o la indiferencia.La obra de Ramón está compendiada en sus novelas Deborah Kruel (1990), Maracas en la ópera (1996), Disfrázate como quieras (2002), La mujer del defenestrado (2008) y La mujer barbuda (2011), así como en sus libros de cuentos: Marihuana para Goering (1980), Tres para una mesa (1991), Señora Tentación (1994) y El espía inglés (2001), además de libros de ensayo e investigación literaria. En 1976 el escritor adaptó Marihuana para Goering, su primer cuento, para obra de teatro cuyo montaje y dirección estuvieron a cargo del dramaturgo Jairo Aníbal Niño.

                                                                                                                                Le sugerimos la entrevista en Homenaje a Ramón Illán Bacca: “Oye, el viejo ese estaba en todo, ah”

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Su paso como juez municipal de Fonseca (La Guajira) fue instrumental en el desarrollo de su narrativa. De hecho, el escenario de algunas de sus novelas y cuentos es el mar y el desierto de La Guajira. El protagonista de su cuento Marihuana para Goering es un juez recién llegado a un municipio guajiro dominado ya por los marimberos (traficantes de marihuana). El juez Goering Bermúdez Díaz Granados (típicos apellidos samarios) es un abogado erudito que cita desde la música clásica de Bach, Brahms, Beethoven, Wagner hasta la popular Sonora Matancera y Rolando Laserie, pasando por la literatura en novelas como La montaña mágica o Guerra y paz, artistas como Amadeo Modigliani, actores de cine como Ava Gardner, sin escatimar la psiquiatría en la figura de Sigmund Freud cuando una prostituta se queja de su inútil marido: “¡A Freud lo que le faltó fue trópico!”, exclama el juez Goering.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En un momento del argumento el juez se pregunta: “Qué hago aquí en medio de La Guajira, buscando un cultivo de marihuana y esperando un tiro, si mi lugar era en El Cisne [famoso tertuliadero bogotano en las décadas del 60 y 70] hablando de marxismo, cine o sexo”. Su soliloquio es premonitorio, pues un disparo de revólver termina con su vida cuando se proponía encarcelar a uno de esos peligrosos marimberos. En general, Bacca combina en su narrativa el rigor histórico con la sátira de situaciones más triviales, que imprimen un carácter entre cómico y crítico a sus argumentos. En este sentido, sus novelas se pueden catalogar como una parodia entre la novela negra o detectivesca y su inclinación por el humor mamagallista, típico del Caribe colombiano.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Uno de los primeros tropiezos con sus editores surgió a raíz de la primera edición del libro de cuentos Marihuana para Goering, a finales de la década del 70. Ramón estuvo largo tiempo buscando un editor para su manuscrito sin que nadie se interesara por su publicación en Barranquilla, una ciudad donde a través de su larga historia solo han sobrevivido escasas editoriales. Hasta que un día Ediciones Lallemand-Abramuck, a través de su propietario Otto Lallemand, se interesó en publicarla. La edición en rústica, de ochenta páginas, con papel ordinario, pésima encuadernación y letra microscópica, por fin salió de la imprenta y sus ejemplares empacados en cajas fueron colocados en un depósito del empresario alemán. Días después de salir de la imprenta, Ramón me invitó a visitar el local donde se almacenaban para obsequiarme un ejemplar.

                                                                                                                                Lo invitamos a leer Ramón Illán Bacca o el adiós a un maestro

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Para nuestra sorpresa, encontramos cerrada la esterilla metálica con un enorme candado y el aviso de “sellamiento”. Ninguna persona podía entrar porque Lallemand había sido demandado por deudas y todo cuanto estaba dentro fue secuestrado por un juez. No lo podíamos creer, después de tanto luchar por sacar su primer libro, ahora la edición en su totalidad estaba secuestrada sin la menor posibilidad de sacarla. Les contamos la historia a un grupo de amigos, quienes de inmediato contestaron que tal cosa era una injusticia y una ofensa a la literatura. Entonces, después de discutir algunas alternativas, se decidieron por una solución que parecía peligrosa, pero aceptamos con tal de rescatar los libros recién impresos.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La noche siguiente nos reunimos con los cuatro amigos y nos fuimos al depósito situado en la zona industrial de la Vía 40. La pandilla de amigos llevaba largas cuerdas y herramientas de construcción. Dos de ellos se subieron por la rama de un árbol cercano y procedieron a abrir un hueco en el techo de tejas. Allí amarraron una cuerda a uno de los travesaños y se deslizaron hacia el piso. Encontraron las cajas y alcanzaron a sacar cerca de cien ejemplares, que Ramón guardó en una mochila grande, no sin antes regalar un ejemplar a cada uno de nuestros amigos y obsequiarme a mí un libro que aún conservo con esta dedicatoria: “Para Eduardo Márceles, el colega, el artista, el amigo de siempre, afectuosamente, Ramón. Enero de 1981”. Así logramos rescatar los únicos ejemplares de la primera edición de Marihuana para Goering, que tiempo después fue reciclada en pulpa de papel. El libro de nueve cuentos y la obra de teatro, con prólogo del escritor Juan Gossaín, titulado Los cuentos de un desadaptado, está ilustrado con imágenes de la rumbera Tongolele sacadas de fotogramas de películas mexicanas. La obra de la portada la donó el artista visual Efraín Arrieta: un collage elaborado con el papel de unas colillas de marihuana.

                                                                                                                                Reproduzco aquí el primer párrafo del prólogo de Gossaín, por considerar que es el vivo retrato de Ramón: “Lo veo venir, con su legajo bajo el brazo, con ese andar un poco extraño, entre rítmico e indeciso, tan parecido al de un pájaro que camina sobre un montón de piedras. Ramón Illán Bacca Linares, que siempre produce la sensación de andarle huyendo a alguien, escondiéndose del mundo, sacándole el cuerpo a la vida”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                *Escritor, periodista e investigador cultural, es autor de una docena de libros entre novela, cuentos, biografías y ensayos sobre artes visuales, que vive y trabaja en Salgar (Puerto Colombia), Atlántico.

                                                                                                                                Por Eduardo Márceles Daconte*

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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