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Era una fiel creyente de “la felicidad de los seres humanos”, y de su “Colombia bienamada”. Maruja Vieria, la mujer que en su adolescencia descubrió que su camino eran las letras y decidió asumir ese ideal que llevaba en su interior, falleció hoy a los 100 años.
María Vieria White nació un 25 de diciembre de 1922 en Manizales, Caldas. Estudió bachillerato comercial e inglés, y a los 17 años trabajó como secretaria en la petrolera Texas Petroleum Company.
En 1946 publicó sus primeros escritos en el suplemento literario del periódico El Tiempo. También escribió sus “Columnas de humo” en El Espectador, en las que narraba sus vivencias en Venezuela, donde trabajó en la Televisora Nacional, junto a Román Chalbaud y Alberto de Paz y Mateos. Fueron relatos que sirvieron como guía para la naciente televisión colombiana que llegó en junio de 1954.
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Su poemario Campanario de lluvia (1947), recopiló sus primeros escritos inspirados en su vida temprana en Manizales. Dedicó poemas a su hogar de la infancia (Los muros y el recuerdo), a su madre (Presencia tímida), y a la vida misma, una temática a la que siempre le escribió con profundo agradecimiento. “La vida es lo más importante que nos da el cielo. La vida es eso, ser, estar, y así será hasta el día en el que el otro, que está allá arriba, resuelva llevarnos para ese otro mundo que también considero debe ser interesante”.
El seudónimo de ‘Maruja’ se lo debe a un encuentro que tuvo en 1943 con el poeta chileno Pablo Neruda, quien estuvo de visita en Colombia. Ella recordó que, en una entrevista en 2012, tuvo la oportunidad de enseñarle uno de sus escritos publicados en la prensa nacional. “Cuando Neruda estuvo en Colombia, le mostré el poema que me habían publicado en El Tiempo, gracias a Calibán, y que estaba firmado por María Vieira White. Entonces, dijo:
–¿María Vieira White? ¿Cómo le dicen aquí a las Marías?
Y le contesté:
–Maruja.
–Ah, en Chile les decimos Maruca. ¿Qué tal Maruja Vieira?
Y desde ese día me quedé así”.
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En la celebración de su centenario, en diciembre de 2022, Vieria habló con la revista Cambio sobre su acercamiento con la poesía desde que nació: su madre, Mercedes White, también era poeta, aunque nunca fue publicada. “Desde que abrí los ojos y tuve conciencia, la poesía estuvo presente en mi vida, y por consiguiente ha estado conmigo a lo largo de estos cien años”.
Fue una mujer que se mantuvo presente y activa en la agenda política y cultural de Colombia. Se rodeó de escritoras como María Mercedes Carranza, Dora Castellanos, Elisa Mújica y Matilde Espinosa, a quienes recordó con cariño durante un conversatorio en 2012 con el escritor Gonzalo Mallarino. Señaló la unión que lograron en medio de un mundo que, por lo general, está infestado de egos: “Ah, es que estábamos tan solas y relegadas que no teníamos cómo no serlo. Pero además, cómo no, con mujeres tan maravillosas”. Estuvo detrás de la defensa por el voto femenino en el país y se labró un puesto respetado dentro de la literatura latinoamericana.
Tras haber trabajado en Venezuela en la primera mitad de la década de los 50, regresó a Colombia y, en Popayán, publicó su primer y único libro en prosa “Ciudad Remanso”, editado por la Universidad del Cauca. Trabajó como colaboradora en El Nacional, El Heraldo y El Universal de Caracas, además de ser la editora cultural de la revista Guión.
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Se casó en 1959 con el profesor y poeta José María Vivas Balcázar. La poeta acompañó a su esposo hasta el día de su muerte, un año después de su unión, de la que nació su única hija, Ana Mercedes Vivas.
Vieira se vinculó en Cali con el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), donde se desempeñó como directora de relaciones públicas por más de 12 años, de acuerdo con su biografía en su web oficial. También trabajó como asesora de dirección y en comunicaciones de Colcultura, hoy llamado Ministerio de Cultura.
Hizo parte del PEN Club capítulo Colombia, la asociación mundial de escritores para promover la amistad de novelistas, ensayistas y poetas; también fue Socia Honoraria del Círculo de Periodistas de Bogotá, como miembro fundador, además de miembro en la sociedad Bolivariana de Colombia.
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En 1991 comenzó a trabajar como catedrática en la Universidad Central y la Universidad de La Sabana en el área de literatura.
En vida, Maruja Vieira fue condecorada con el premio Vida y Obra, del Ministerio de la Cultura de Colombia; Premio al Mérito a Artistas y Gestores en Bogotá, en la categoría de literatura; Premio de Ediciones Comoartes, de la Cátedra Iberoamericana de Narración Oral; miembro de Honor de la Academia Colombiana de la Lengua y Correspondiente Hispanoamericana de la Real Academia Española. En 2022 se incluyeron sus obras en la Biblioteca de Autoras Colombianas más importantes del país de MinCultura.
La poeta, periodista y catedrática dejó una herencia de más de 20 libros de poesía y uno en prosa. Sus escritos han sido aclamados a nivel mundial y traducidos al inglés, francés, húngaro y alemán. Maruja Vieira dedicó su vida al servicio de la comunidad a partir de la cultura y la escritura.