“Red cósmica”: la unión del cuerpo y el universo
La serie fotográfica de Kata Garcés, basada en sus experiencias con el yagé, se presenta hasta el domingo 30 de octubre, de 2:00 a 6:00 p.m., en Nodo San Felipe (calle 75# 22-73).
Danelys Vega Cardozo
Su trabajo artístico se ha centrado en los retratos. ¿De dónde surgió esa fascinación por este tipo de fotografías?
Siento fascinación por las personas, porque son un universo maravilloso y único. Entonces, pienso que el retrato capta su esencia (como dicen por ahí, capturas el alma de las personas con una foto). Cada uno de nosotros somos un universo por descubrir. Mi trabajo se basa en el retrato, pero también en la naturaleza, siempre he querido mostrar esa simbiosis entre el hombre y la naturaleza, por eso trato de explorar esos ámbitos. Siempre uso plantas, flores, semillas o materiales orgánicos con el cuerpo. En esta serie no utilicé ninguno de estos materiales, pero traté de emplear elementos naturales, como el viento o el aire, lo efímero, para mostrar esa relación con la naturaleza.
¿Y por qué también se ha interesado por la naturaleza?
No sé, es una fascinación que tengo desde niña. Siento que somos parte de la naturaleza y que ella también es parte de nosotros. Si no estamos en equilibrio con ella no podemos funcionar. De alguna manera quisiera mostrar, a la gente que aprecia este trabajo, la importancia de esa relación (generar un poco de consciencia).
¿Piensa que, en la actualidad, hay una desconexión del ser humano con la naturaleza?
Sí, claro. Pienso que estamos destruyendo nuestro entorno, nuestra casa, y cada vez estamos más desconectados de lo real. Todo eso del cambio climático es un reflejo de esa desconexión.
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Hablemos un poco sobre la influencia de las experiencias oníricas en su trabajo artístico.
Cuando era pequeña me acostaba a dormir y veía serpientes en mi cuarto. Entonces, mis papás me escuchaban y me decía que no veían nada. Cuando inicié en el arte, empecé a buscar en lo onírico, la fantasía, lo místico. Luego, me di cuenta de que tenía esa influencia de lo que me sucedió cuando estaba “chiquita”: podía ver otras realidades que mis padres no. Entonces, me interesé mucho por mostrar esas otras realidades que no se ven, pero que, a veces, están. Digamos que, de un tiempo para acá, he venido teniendo experiencias con medicinas ancestrales. Yo siento que tengo una facilidad para poder viajar a otras realidades distintas a esta (que está impuesta por la sociedad).
¿Y cómo se relaciona esta serie con la parte espiritual?
Para mí es muy importante la conexión espiritual, siempre trato de mostrar eso: la conexión con las raíces ancestrales y con la energía que nos conecta con el universo. Siento que desde ahí parte nuestra estabilidad y la de todo lo que nos rodea. Cuando estamos desconectados de nuestra espiritualidad, se desequilibra todo (una tendencia de este mundo moderno). Creo que eso se produce por la desconexión con lo esencial.
¿Por qué cree que a veces nos cuesta conectar con lo espiritual?
Creo que todos estamos muy distraídos en cosas que no son importantes: corremos y trabajamos y no paramos de hacerlo porque el sistema así nos lo exige. Entonces, tenemos que producir, crear, tener una familia y sostenerla (son muchos campos que nos hacen correr sin parar, perdiendo esa conexión con lo realmente importante).
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¿Y, en su caso, cómo hace para volver a conectarse?
Siento que, en estos momentos, todo el tiempo estoy conectada con mi “locura trascendental”. Cuando voy a la naturaleza trato de limpiarme, de conectarme. Espiritualmente, yo trabajo con el yagé, que fue lo que me hizo crear esta obra (eso fue muy lindo). Vengo haciendo las ceremonias de yagé desde hace mucho tiempo, pero de una época para acá empecé a hacerlo más seguido. Entonces, ahí pude encontrar un espacio para desconectarme de todo ese ruido de la vida moderna para conectar con mi interior. Entonces, me di cuenta de que la respuesta está dentro de uno. Cuando podía conectar con mi interior, podía verme, sanarme.
Decía que la serie “Red cósmica” está basada en sus experiencias con el yagé…
Durante mis experiencias sentía que yo no solo era este cuerpo, sino que hacía parte de una red en donde se encontraba todo: las plantas, los animales, las personas que están al lado de uno, pero que trascienden (como cuando uno medita y siente que uno se expande). Sentía que todos éramos dios. La conclusión a la que llegué es que dios es esa red cósmica de la que todos hacemos parte.
Hablemos un poco de ese interés suyo por el cosmos y su interconexión con el ser humano en su propuesta “Red cósmica”.
Es muy bonito, porque nunca he sido una persona interesada por la ciencia y la física (siempre he sido más emocional). Cuando quise hacer esta serie sabía que quería hablar del yagé como una experiencia trascendental. Quería hablar de todo eso que había percibido. Empecé a investigar y me encontré con todas esas teorías de la ciencia moderna: el big bang, la física cuántica, etc. Me sorprendí mucho y lloré, porque me di cuenta de que había teorías que sustentaban lo que sentía. También me pareció lindo porque fui consciente de que nosotros los seres humanos buscamos la espiritualidad, porque necesitamos conectar con lo divino. No es meramente humano el tema espiritual, es cósmico. El cosmos todo el tiempo está buscando evolucionar o transformarse para poder hacerlo, que es lo mismo que uno hace con la espiritualidad.
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¿Por qué decidió plasmar sus fotografías en telas?
Quería mostrar unas nebulosas flotantes. Entonces, pensé que podría lograrlo a través del cuerpo, el pelo, las posturas y las telas. Yo hago fotografías artísticas, pero me gusta hacer instalaciones, porque quiero que la gente se desconecte un poco del ruido y entre en un espacio en donde pueda trascender así sea un poco; que puedan conectar con otra cosa, por ejemplo, el silencio. Entonces, pensé en hacer instalaciones en las telas, con el fin de seguir la idea de las fotos, en donde aparecen flotando. También, porque era un material que podía moverse. Quería que fueran traslúcidas para que se vieran los otros cuerpos detrás (como una unidad).
Esta serie está compuesta por retratos, y detrás de cada uno de ellos hay una historia. ¿Hay alguna en particular que la haya sensibilizado?
Cuando las personas llegan a mi estudio (que queda en mi casa), les pregunto por qué quieren hacerse un desnudo y cuál es su relación con el cuerpo (esas fueron las dos preguntas que hice durante esta serie). A partir de ahí, cada uno empieza a contar muchas cosas. En el cuerpo está la historia de cada uno, porque el cuerpo te acompaña en todas tus vivencias, tanto las traumáticas como las de descubrimiento de uno mismo. Hay un príncipe wayuu que está en la serie. Él decía que su abuela es una curandera tradicional wayuu, que incorpora un espíritu. Él tiene ese linaje y, en ciertos momentos, incorpora un espíritu de mujer. Cuando vimos los resultados de sus fotos, todo el mundo pensó que era una chica, nadie vio un chico. También hay una mujer con cáncer de mama que quiso retratar su antes y después de la cirugía. Un día antes del procedimiento el esposo la acompañó a mi estudio y me ayudó a tirar las telas e hicimos las fotos. En la foto salió en primer plano el seno que le iban a quitar. Después de la cirugía, cuando vino a verla, para ella fue una experiencia muy bonita. Cada uno de los retratos es una historia.
¿Y por qué realiza esas dos preguntas que menciona?
Solo hago esas preguntas para que ellos se contesten a sí mismos. Después de la sesión de fotos las personas que participaron en esta serie siento que salieron, de alguna manera, transformadas. El arte transforma por el simple hecho de que seas parte de una creación. Mi trabajo cobra mucho sentido cuando siento que sirve para que alguien pueda transformarse y conectarse con cosas profundas.
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Su trabajo artístico se ha centrado en los retratos. ¿De dónde surgió esa fascinación por este tipo de fotografías?
Siento fascinación por las personas, porque son un universo maravilloso y único. Entonces, pienso que el retrato capta su esencia (como dicen por ahí, capturas el alma de las personas con una foto). Cada uno de nosotros somos un universo por descubrir. Mi trabajo se basa en el retrato, pero también en la naturaleza, siempre he querido mostrar esa simbiosis entre el hombre y la naturaleza, por eso trato de explorar esos ámbitos. Siempre uso plantas, flores, semillas o materiales orgánicos con el cuerpo. En esta serie no utilicé ninguno de estos materiales, pero traté de emplear elementos naturales, como el viento o el aire, lo efímero, para mostrar esa relación con la naturaleza.
¿Y por qué también se ha interesado por la naturaleza?
No sé, es una fascinación que tengo desde niña. Siento que somos parte de la naturaleza y que ella también es parte de nosotros. Si no estamos en equilibrio con ella no podemos funcionar. De alguna manera quisiera mostrar, a la gente que aprecia este trabajo, la importancia de esa relación (generar un poco de consciencia).
¿Piensa que, en la actualidad, hay una desconexión del ser humano con la naturaleza?
Sí, claro. Pienso que estamos destruyendo nuestro entorno, nuestra casa, y cada vez estamos más desconectados de lo real. Todo eso del cambio climático es un reflejo de esa desconexión.
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Hablemos un poco sobre la influencia de las experiencias oníricas en su trabajo artístico.
Cuando era pequeña me acostaba a dormir y veía serpientes en mi cuarto. Entonces, mis papás me escuchaban y me decía que no veían nada. Cuando inicié en el arte, empecé a buscar en lo onírico, la fantasía, lo místico. Luego, me di cuenta de que tenía esa influencia de lo que me sucedió cuando estaba “chiquita”: podía ver otras realidades que mis padres no. Entonces, me interesé mucho por mostrar esas otras realidades que no se ven, pero que, a veces, están. Digamos que, de un tiempo para acá, he venido teniendo experiencias con medicinas ancestrales. Yo siento que tengo una facilidad para poder viajar a otras realidades distintas a esta (que está impuesta por la sociedad).
¿Y cómo se relaciona esta serie con la parte espiritual?
Para mí es muy importante la conexión espiritual, siempre trato de mostrar eso: la conexión con las raíces ancestrales y con la energía que nos conecta con el universo. Siento que desde ahí parte nuestra estabilidad y la de todo lo que nos rodea. Cuando estamos desconectados de nuestra espiritualidad, se desequilibra todo (una tendencia de este mundo moderno). Creo que eso se produce por la desconexión con lo esencial.
¿Por qué cree que a veces nos cuesta conectar con lo espiritual?
Creo que todos estamos muy distraídos en cosas que no son importantes: corremos y trabajamos y no paramos de hacerlo porque el sistema así nos lo exige. Entonces, tenemos que producir, crear, tener una familia y sostenerla (son muchos campos que nos hacen correr sin parar, perdiendo esa conexión con lo realmente importante).
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¿Y, en su caso, cómo hace para volver a conectarse?
Siento que, en estos momentos, todo el tiempo estoy conectada con mi “locura trascendental”. Cuando voy a la naturaleza trato de limpiarme, de conectarme. Espiritualmente, yo trabajo con el yagé, que fue lo que me hizo crear esta obra (eso fue muy lindo). Vengo haciendo las ceremonias de yagé desde hace mucho tiempo, pero de una época para acá empecé a hacerlo más seguido. Entonces, ahí pude encontrar un espacio para desconectarme de todo ese ruido de la vida moderna para conectar con mi interior. Entonces, me di cuenta de que la respuesta está dentro de uno. Cuando podía conectar con mi interior, podía verme, sanarme.
Decía que la serie “Red cósmica” está basada en sus experiencias con el yagé…
Durante mis experiencias sentía que yo no solo era este cuerpo, sino que hacía parte de una red en donde se encontraba todo: las plantas, los animales, las personas que están al lado de uno, pero que trascienden (como cuando uno medita y siente que uno se expande). Sentía que todos éramos dios. La conclusión a la que llegué es que dios es esa red cósmica de la que todos hacemos parte.
Hablemos un poco de ese interés suyo por el cosmos y su interconexión con el ser humano en su propuesta “Red cósmica”.
Es muy bonito, porque nunca he sido una persona interesada por la ciencia y la física (siempre he sido más emocional). Cuando quise hacer esta serie sabía que quería hablar del yagé como una experiencia trascendental. Quería hablar de todo eso que había percibido. Empecé a investigar y me encontré con todas esas teorías de la ciencia moderna: el big bang, la física cuántica, etc. Me sorprendí mucho y lloré, porque me di cuenta de que había teorías que sustentaban lo que sentía. También me pareció lindo porque fui consciente de que nosotros los seres humanos buscamos la espiritualidad, porque necesitamos conectar con lo divino. No es meramente humano el tema espiritual, es cósmico. El cosmos todo el tiempo está buscando evolucionar o transformarse para poder hacerlo, que es lo mismo que uno hace con la espiritualidad.
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¿Por qué decidió plasmar sus fotografías en telas?
Quería mostrar unas nebulosas flotantes. Entonces, pensé que podría lograrlo a través del cuerpo, el pelo, las posturas y las telas. Yo hago fotografías artísticas, pero me gusta hacer instalaciones, porque quiero que la gente se desconecte un poco del ruido y entre en un espacio en donde pueda trascender así sea un poco; que puedan conectar con otra cosa, por ejemplo, el silencio. Entonces, pensé en hacer instalaciones en las telas, con el fin de seguir la idea de las fotos, en donde aparecen flotando. También, porque era un material que podía moverse. Quería que fueran traslúcidas para que se vieran los otros cuerpos detrás (como una unidad).
Esta serie está compuesta por retratos, y detrás de cada uno de ellos hay una historia. ¿Hay alguna en particular que la haya sensibilizado?
Cuando las personas llegan a mi estudio (que queda en mi casa), les pregunto por qué quieren hacerse un desnudo y cuál es su relación con el cuerpo (esas fueron las dos preguntas que hice durante esta serie). A partir de ahí, cada uno empieza a contar muchas cosas. En el cuerpo está la historia de cada uno, porque el cuerpo te acompaña en todas tus vivencias, tanto las traumáticas como las de descubrimiento de uno mismo. Hay un príncipe wayuu que está en la serie. Él decía que su abuela es una curandera tradicional wayuu, que incorpora un espíritu. Él tiene ese linaje y, en ciertos momentos, incorpora un espíritu de mujer. Cuando vimos los resultados de sus fotos, todo el mundo pensó que era una chica, nadie vio un chico. También hay una mujer con cáncer de mama que quiso retratar su antes y después de la cirugía. Un día antes del procedimiento el esposo la acompañó a mi estudio y me ayudó a tirar las telas e hicimos las fotos. En la foto salió en primer plano el seno que le iban a quitar. Después de la cirugía, cuando vino a verla, para ella fue una experiencia muy bonita. Cada uno de los retratos es una historia.
¿Y por qué realiza esas dos preguntas que menciona?
Solo hago esas preguntas para que ellos se contesten a sí mismos. Después de la sesión de fotos las personas que participaron en esta serie siento que salieron, de alguna manera, transformadas. El arte transforma por el simple hecho de que seas parte de una creación. Mi trabajo cobra mucho sentido cuando siento que sirve para que alguien pueda transformarse y conectarse con cosas profundas.
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