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Reseña de “1984″, de George Orwell

Presentamos una reseña de la novela “1984″, de George Orwell, publicada por primera vez en 1949, a propósito de los 75 años de la muerte del autor, en enero de 1950.

Felipe Carrillo
01 de febrero de 2025 - 06:00 p. m.
1984 fue escrito por George Orwell fue publicada en 1949 y ha sido censurado en diferentes momentos desde entonces.
1984 fue escrito por George Orwell fue publicada en 1949 y ha sido censurado en diferentes momentos desde entonces.
Foto: Abdul Ahad Sheikh -Unsplashed
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Esta es una novela sobre la ficción como mecanismo de control y poder. Acerca de cómo un sistema político es capaz de determinar nuestra realidad cotidiana, nuestros deseos, pensamientos y decisiones. Acerca de cómo, en su mayor parte, un sistema represivo inspirado en algunas prácticas del comunismo soviético y el fascismo nazi, llevadas a la ciencia ficción, logran un sistema de vigilancia y sometimiento total del individuo, que queda deshumanizado, desconectado de sus instintos más elementales, del placer, del contacto humano, de los vínculos afectivos con un círculo cercano que permita a la persona querer, sentir o pensar algo diferente a la voluntad de un poder colectivo dominante. En el centro de la forma, el cómo, de ese control, está la ficción. Porque, aunque muchas veces no lo notemos (pensando que estamos dentro de la realidad y la normalidad), la mayor parte de nuestra realidad, inclusive la más íntima y palpable y cercana, es una ficción. Nuestros deseos, pensamientos y decisiones están hechos de relatos. Le decimos amor o familia o amistad a algo que podemos tocar y sentir y experimentar por fuera de nosotros, pero que solo tiene valor por la construcción que cada uno de nosotros ha hecho de cada una de esas palabras, y esa construcción que cada uno de nosotros hace viene de la mezcla de historias que hemos vivido y que nos han contado a lo largo de nuestras vidas. Lo notemos o no, el sistema económico, político y cultural en el que vivimos atraviesa de principio a fin todo lo que nos podemos contar y podemos ser: regula nuestros horarios, necesidades, deseos y pensamientos y nos hace creer que todo lo que elegimos es nuestra decisión, y no algo impuesto por algo que nos supera y que no podemos ver, aunque sea omnipresente, como el Gran Hermano de la novela, que no es nadie, porque es un relato colectivo, aunque a veces tenga una representación evidente en alguien y parezca que esa persona es eso: que Hitler es el nazismo, que Stalin es el comunismo soviético, que Jesús es el cristianismo, que Pablo Escobar es la mafia de Medellín, que O’Brien es el Gran Hermano.

En la novela los sistemas de control de los pensamientos y sentimientos empiezan por la vigilancia permanente. Cámaras y micrófonos registrando y dando alarmas de cada pequeño gesto realizado inclusive en nuestra más oculta intimidad (¿esto nos suena familiar?). La principal (primera y más importante) huella de nuestros pensamientos y sentimientos es el lenguaje y la memoria. Lo que decimos o creemos de nuestro pasado, presente y futuro, revela nuestra identidad. El Partido, poder político dominante, busca controlar, primero, toda la información, y lo hace con tanta efectividad, mediante la rescritura de la historia, que es capaz de obligar a creer a la gente que lo que acaba de ver no sucedió, que la guerra que siempre fue contra Eastasia ahora es contra Eurasia y siempre fue así. Que 2+2 es 5 y siempre ha sido así. Que la tierra es plana, que hay reptiles disfrazados de humanos, que no existe el calentamiento global. Controlar la información es controlar la memoria, lo que creemos y podemos ver, tal como sucede, cada vez con más fuerza y efectividad, en la actualidad.

Después de la memoria, el relato, viene algo más profundo, controlar el lenguaje, porque esa es la principal manifestación de nuestra forma de pensar y sentir, la forma en la que construimos nuestra propia realidad. El plan del Partido, en una novela que tiene como presente el año 1984, es que para 2050 el único idioma que se hable sea el newspeak. El objetivo de ese lenguaje es reducir el campo de pensamiento. El newspeak sería entonces el único idioma que, en vez de modificarse y aumentar cada vez más, se reduce. El objetivo es crear un idioma en el que inclusive pensar algo contrario al Partido sea imposible, porque no existirían palabras para articular ese pensamiento. El lenguaje es el Partido y el Partido es el lenguaje, ese es el objetivo final. El objetivo, entonces, es crear un idioma que no necesite pensarse, sino solo obedecerse, porque la obediencia es la inconsciencia: actuar por instinto colectivo y no por el uso de la razón.

El partido, claro, también controla la economía: dónde y cómo se vive, qué se consume, qué se puede tener y qué no, cuánto tiempo se puede dedicar a qué tipo de actividad, qué actividades están prohibidas, qué se considera productivo y qué no. Y una vez logrado todo esto, que es la política totalitaria, se logra el sometimiento total del individuo. La mayor parte de la novela es eso, pero queda otra pregunta, una vez logrado el objetivo: ¿para qué? La respuesta que siempre se da púbicamente es: para aumentar el bienestar y la felicidad; la realidad de esta ficción responde que el poder no es un medio, sino un fin: se persigue el poder para tener el poder, no para hacer algo más, el objetivo es perpetuar el poder, todo lo que se lo oponga es un enemigo que hay que destruir.

Por Felipe Carrillo

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Jose(adh7f)01 de febrero de 2025 - 10:23 p. m.
Y que hacen las religiones, adoctrinar, el poder que todo lo controla o quiere controlar. Y el que no sigue sus creencias al infierno.
William(16260)01 de febrero de 2025 - 06:31 p. m.
Es un libro maravilloso, que es el principio del derrotero que era mirar al futuro de la IA.
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