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Xiaojun es un pintor ensimismado que escucha cassettes de Kurt Cobain; Conejo, su mejor amigo, también pintor, desea tener una novia americana, aprender inglés y ser un reconocido artista; Hao Lili es una pianista introvertida que se debate entre un futuro basado en su idea del amor profundo e incondicional y uno fundamentado en la postura tradicionalista que le promete certidumbre y estabilidad. Por su parte, Gao Hong es una cantante de ópera, extrovertida, que desea experimentar su vida, alejándose de la academia. Tal como ocurre con China en ese momento, estos personajes se encuentran entre una etapa y otra, en medio de la etapa adolescente y adulta, en medio de occidente y oriente y en medio de su pasado y su futuro: un presente irremediable, en el que se enamoran, se desilusionan y toman decisiones mientras son bombardeados por un violento consumismo.
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La animación es un recurso que protege a la cinta de un dramatismo recurrente, dejando espacio para que, así como los personajes se burlan de sí mismos y de sus amigos, nosotros como espectadores también podamos reírnos de algunas de sus desavenencias, poniendo un tono más cómico en medio de conversaciones intrincadas y en ocasiones repetitivas. Conejo juega este papel cómico de un modo cínico, desde el cual, a través de comentarios honestos y crudos nos permite burlarnos, como espectadores, de objetos e ideas de manera desprevenida.
En la primera escena, vemos un escarabajo intentando escalar un muro, fallando una y otra vez: una burla de lo que ocurre en reiteradas ocasiones con los personajes de esta historia, en donde sus intentos por construir un futuro se ven entorpecidos, en medio de los avisos gigantes de bebidas azucaradas, sex symbol que les imponen qué y cómo deben desear, y música que habla del Star-system hollywoodense. El diálogo prima sobre la acción durante toda la película, definiendo así más a los personajes por lo que dicen que por lo que hacen, ya que al igual que el escarabajo, estos se quedan en su mayoría estancados en lo que fue o podría llegar a ser, tomando así una posición evasiva hacia la vida.
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Rodeados por afiches de Marilyn Monroe, Michael Jackson y Nirvana, los protagonistas se ven influenciados, al igual que toda una generación, no solo por la cultura pop americana, sino por las nuevas formas de arte que irrumpen en sus vidas y que los hace cuestionarse sus papeles como artistas, en medio de cambios sociopolíticos que transforman y moldean tanto su futuro como su cotidianidad inmediata. Para algunos personajes, la luna se verá mejor en París que en China, otros seguirán pensando en aquella idea del amor incondicional reticente a superficialidades y otros se quedarán tan solo observándola y preguntándose una vez más ¿El arte debe ser una fuente de dinero o es corrompido por este? ¿Es más digno ser parte del club de los 27 o morir, como Van Gogh, intentando vender cuadros sin que alguien los compre?