Sleepy Hollow: territorio de leyendas vivientes (Opinión)

“La leyenda de Sleepy Hollow” o “La leyenda del jinete sin cabeza”, como es conocida en Hispanoamérica, es la obra de terror de Washington Irving que ha contado con múltiples adaptaciones cinematográficas, la más recordada de ellas fue la recreada por Tim Burton en 1999. Panamericana Editorial presenta una edición traducida en Colombia por Santiago Ochoa y que cuenta con el trabajo visual de Iván Pérez y la selección y cuidado editorial de Miguel Ángel Nova.

“La leyenda de Sleepy Hollow” o “La leyenda del jinete sin cabeza”, como es conocida en Hispanoamérica, es la obra de terror de Washington Irving que ha contado con múltiples adaptaciones cinematográficas, la más recordada de ellas fue la recreada por Tim Burton en 1999. Panamericana Editorial presenta una edición traducida en Colombia por Santiago Ochoa y que cuenta con el trabajo visual de Iván Pérez y la selección y cuidado editorial de Miguel Ángel Nova.

Las leyendas tienen el poder suficiente como para construir identidad en los pueblos a partir de la tradición oral y escrita. Sus historias, recreadas a través de eventos sobrenaturales, son la antesala al reconocimiento de otros mundos fantásticos que transcurren en la memoria de las generaciones. Es tanto el alcance en su magia, que los lugares, los personajes y el tiempo adoptan una mayor forma en sus historias, cuando sus narradores los inmortalizan en medio de travesías inimaginables y en hazañas que solo corresponden a la prolongación de hechos increíbles.

Pero hay una razón esencial que hace que el fenómeno de las leyendas despierte una atención profunda hasta en las personas más incrédulas: es el sentimiento del miedo al momento de recrear ambientes lúgubres y encumbrados en una maraña de sucesos extraños. Un bosque deja de ser un lugar común cuando alguien asegura haber visto la aparición de un hombre sin cabeza. Una casa solitaria produce las peores impresiones cuando se dice que allí habitan los espectros de una época remota. Un camino solitario puede despertar toda clase de malos augurios cuando se escuchan rumores de seres extraños acechando el camino de los mortales.

Como vemos, las leyendas condensan un poder de inmortalidad tan profundo que se arraiga constantemente a las creencias populares y logra revitalizar su imagen a través de diferentes voces. Entre este sinfín de recuentos que la narran mediante relatos orales o escritos, en su mayoría engullidos en la penumbra, se encuentra la obra del escritor estadounidense Washington Irving, en la antología titulada: La leyenda de Sleepy Hollow y otros relatos espectrales. La recopilación de estos sucesos ofrece un matiz diferente a lo que las leyendas comunes suelen describir en su intento por inmortalizar los eventos enigmáticos. De principio a fin, el autor logra reconstruir, no solamente por medio de un lenguaje espontáneo, sino también enigmático, eventos con una veracidad tan sutil que, por momentos, uno empieza a creer que son los personajes los verdaderos autores de cada una de las circunstancias descritas y no el mismo Irving.

Desde el momento en que se contempla la portada y surge la imagen de un caballo enfurecido, cuyo jinete, un hombre descabezado sosteniendo en su gruesa mano una calabaza de fuego, se vislumbra una imponencia sombría. Al abrir las primeras páginas (y sin ánimo de parecer supersticioso, claro está), es como si los lectores estuvieran a punto de penetrar en un territorio encantado repleto de voces sigilosas que susurran palabras misteriosas, impregnadas de aventuras sobre héroes que se revisten de gloria para engrandecer su prestigio, o, caso contrario, sobre personajes que están condenados a confrontar el horror de sus malas acciones.

Pues “La leyenda Sleepy Hollow y otros relatos espectrales” son más que leyendas comunes, es el resultado de una construcción literaria que encarna todas las voces espectrales desperdigadas en sus diversos paisajes. Lo podemos comprobar, por ejemplo, con la leyenda de “Rip van Winkle”, según el escrito póstumo de Diedrich KnickerBocker. Es la historia de un tipo holgazán que emprende una de sus caminatas por el bosque y, al encontrarse con unos seres de apariencia poco común con su época, decide integrarse a su jolgorio. Al beber un extraño elixir ofrecido por aquellos seres, es adormecido en una borrachera que tarda veinte años.

En el caso de la historia llamada “La novia del espectro”, se cuenta cómo un hombre, por miedo a mancillar el honor de su amigo asesinado, utiliza el recurso fantástico de la mentira para librarse de una vida que no le pertenece, pero que codicia con pasión sincera, sobre todo por el amor manifiesto a la viuda prometida. Con el cuento “La leyenda de Sleepy Hollow” ocurre una percepción particular sobre qué tan justo puede parecer un espectro cuando de castigar a un profesor ambicioso y energúmeno se trata. Nos permite cuestionar si es realmente un ser humano aparentemente respetable el verdadero espectro, o un jinete sin cabeza cuya fama temible ha provocado el horror colectivo creado por la gente impiadosa.

Los siguientes cuatro cuentos llamados: “La aventura de mi tío”, “La aventura de mi tía”, “El dragón audaz” y “La aventura del estudiante alemán”, surgen gracias a una larga conversación de un grupo de personas, luego de llevar a cabo una jornada de cacería que culmina con una cena. Un huésped que recibe la visita de una mujer misteriosa, quien se asegura vivió en años anteriores en el mismo cuarto donde el hombre pasa la noche, una mujer que distingue movimientos extraños en el retrato de su marido ausente, un hombre envalentonado y coqueto que participa en la fiesta de unos fantasmas y un estudiante que pasa la noche con un divino espectro en forma de mujer, son los protagonistas de una noche que se impregna de malos augurios.

Con “El diablo y Tom Walker”, se nos muestra el castigo que pueden recibir aquellos practicantes de la avaricia. Un tipo casado, que hace pacto con un demonio, se convierte en el prestamista más prestigioso del pueblo. No le importa haber perdido a su mujer (también ambiciosa como él) ni mucho menos entregarle su alma al espectro, con tal de recibir las riquezas a expensas del dolor de sus deudores. En “La leyenda del astrólogo árabe”, un rey, cansado de defender su territorio, acude a un astrólogo quien posee los secretos de la sabiduría del rey Salomón. Una serie de contrariedades y sentimientos de envidia provocan una separación abrupta entre ambos que provocan consecuencias lamentables.

En “La leyenda de las dos estatuas discretas”, reconocemos la magia que puede ocasionar un pozo tras revelarle a la joven Sachica el destino de su familia. No obstante, en “La leyenda del soldado encantado”, un hombre pobre y lleno de ilusiones de amor prohibido, se encuentra por casualidad a un soldado que ha vivido en su castillo durante varios siglos. En respuesta a su hallazgo, asume el desafío de vencer un conjuro con el arma del amor y el anillo de Salomón, pero una imprudencia ajena pone en riesgo el pacto espiritual.

En el relato “El gran prior de Menorca”, descubrimos que la ira no solamente puede provocar una tragedia, tal como le ocurrió desgraciadamente a Don Luis, directo asesino de De Foulquerre, sino también es capaz de violar las promesas de una caballerosa alma en pena, precisamente incumplida en un Viernes Santo. El último relato que compone esta antología al horror y a la penumbra llamado “Crónica del gallinero de Wolfert”, hay mezcla una travesía geográfica donde se vinculan conflictos territoriales con apariciones furtivas que desentrañan luchas, violencia y una particular conexión con la ficción y la realidad.

Con la traducción de Santiago Ochoa Cadavid y las ilustraciones de Iván Pérez, es momento de recorrer estos paisajes recreados por el sinfín de voces con las que Washington Irving les concede la libertad de inmortalizar un territorio repleto de leyendas vivientes.