La literatura de Han Kang, un refugio de preguntas
La surcoreana Han Kang fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura, un reconocimiento que llega tras años de explorar la complejidad del sufrimiento humano y la fragilidad de la vida en obras como “La vegetariana”, “Actos humanos” o “La clase de griego”.
Diana Camila Eslava
Desde niña, la literatura se convirtió en un refugio lleno de preguntas para Han Kang. ¿Qué significa morir? ¿Por qué existe el dolor? ¿Qué implica “ser humanos”? Su padre, también escritor, le proporcionó los primeros libros que alimentaron su curiosidad. Nacida en Gwangju, Corea del Sur, a sus diez años se vio marcada por uno de los episodios más dolorosos de su país: la masacre de Gwangju en mayo de 1980. Este acontecimiento, un enfrentamiento entre estudiantes y trabajadores que buscaban la restauración de la democracia contra el gobierno militar dirigido por el general Chun Doo-hwan, influenció profundamente su obra.
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Desde niña, la literatura se convirtió en un refugio lleno de preguntas para Han Kang. ¿Qué significa morir? ¿Por qué existe el dolor? ¿Qué implica “ser humanos”? Su padre, también escritor, le proporcionó los primeros libros que alimentaron su curiosidad. Nacida en Gwangju, Corea del Sur, a sus diez años se vio marcada por uno de los episodios más dolorosos de su país: la masacre de Gwangju en mayo de 1980. Este acontecimiento, un enfrentamiento entre estudiantes y trabajadores que buscaban la restauración de la democracia contra el gobierno militar dirigido por el general Chun Doo-hwan, influenció profundamente su obra.
En una entrevista de 2019 realizada en el Museo de Arte Moderno Louisiana, en Dinamarca, Han Kang recordó: “Quise convertirme en escritora cuando tenía 14 años. En ese tiempo, los escritores que leía eran un colectivo que estaba a mi alrededor, buscando y cuestionándose juntos. A veces, parecía que estaban solos, perdidos. Y yo, que muchas veces me sentí igual, quería estar con ellos y escribir mis preguntas. Comencé con algunas líneas que quizás eran similares a la poesía. Luego empecé a llevar un diario, y aún hoy sigo escribiendo un diario, aunque no todos los días”.
Ha indagado en la fragilidad de la vida y en el dolor que, a menudo, se silencia en la sociedad. Su carrera como escritora comenzó a los 19 años con relatos breves publicados en distintas revistas. Estudió literatura coreana en la Universidad de Yeongnam y trabajó como editora y periodista durante tres años tras graduarse. A los 23 años publicó su primer libro de relatos cortos, El cuerpo de los otros, donde reflexionó sobre la identidad, la alienación y las relaciones.
En la novela Actos humanos describió la masacre de Gwangju desde diferentes perspectivas. La trama giró en torno a Dong-ho, un joven de 15 años que buscaba el cuerpo de su mejor amigo en una morgue improvisada, luego de que el ejército reprimiera violentamente una protesta estudiantil. Con el avance de la historia se presentaron otros personajes, como una editora que luchaba contra la censura y prisioneros que recordaron las torturas sufridas, además de la madre de Dong-ho.
“No sabemos cuántas personas fueron asesinadas. Oficialmente, se habló de más de 200, pero muchas siguen desaparecidas. Creo que son miles de personas, pero no puedo afirmarlo porque no sabemos la verdad”, explicó Kang en 2019 para Louisiana Channel.
En 2016, la escritora recibió el Premio Man Booker Internacional por su novela La vegetariana, junto a la traductora Deborah Smith. Este galardón, el más prestigioso del Reino Unido para obras de ficción traducidas al inglés, reconoció la calidad literaria de su obra y la labor de la traducción.
Tras una serie de sueños perturbadores, Yeong-hye, una mujer aparentemente ordinaria, decidió dejar de comer carne. En La vegetariana, lo que parecía una elección personal desató una cadena de reacciones que evidenciaron la violencia y la opresión de algunas relaciones familiares y sociales. La novela, estructurada en tres partes, se narró desde la perspectiva del esposo, el cuñado y la hermana de la protagonista.
La obra no se limitó a una reflexión sobre la alimentación; abordó el control del cuerpo, la resistencia pasiva y las formas sutiles de opresión. La decisión de Yeong-hye de renunciar a la carne se convirtió en un acto de resistencia. Este gesto radical fue el punto de partida que escogió Kang para hablarnos del sufrimiento y la búsqueda de identidad en una sociedad rígida y autoritaria.
“La humanidad tiene un espectro muy amplio. Siempre he querido saber su significado. Es como una lucha interminable. Una lucha interna. Porque quiero abrazar este mundo y la vida. Pero, por supuesto, hay aspectos que no podemos abrazar. Es como caminar hacia atrás y hacia adelante entre estos dos retos. Es como toda mi vida. Tengo este medio, mi lenguaje. Y con esto tengo que avanzar. Es absolutamente imposible, pero me gustaría. Y no hay otra manera. Siempre es fundamental. Todas estas preguntas son tan fundamentales. Así que sigo teniendo esto dentro de mí e intento escribir”, dijo tras recibir el Premio Man Booker Internacional por La vegetariana.
El deseo de Kang de “encender velas por las personas”, como ha manifestado, es un intento de trabajar con la memoria y la empatía hacia quienes sufren. Sus libros confrontan la violencia y el dolor, y buscan el significado de la resistencia, la comprensión y la sanación.
El 10 de octubre, a las ocho de la noche en Corea del Sur, Han Kang recibió la noticia de su Premio Nobel de Literatura. “Estoy muy sorprendida y honrada”, se le escuchó con una voz suave y muy calmada. A lo largo de la conversación, Kang subrayó su arraigo a la literatura coreana, lo que cimentó su deseo de conectar con los lectores a través de las complejidades que explora en sus obras.
La autora también habló sobre su obra más reciente, “We do not part”, y sugirió que podría ser una introducción adecuada para aquellos que desean explorar su escritura. Al concluir la conversación, Kang compartió sus planes para celebrar el Nobel: una sencilla taza de café junto a su hijo.