Retorno de las máscaras al pueblo Kogui: espiritualidad y convservación ambiental
Adriana Molano, viceministra de Patrimonio, contó algunos detalles sobre el retorno de las máscaras a la comunidad Kogui, además de la importancia de que estos objetos sagrados hayan regresado a su lugar de origen.
Laura Camila Arévalo Domínguez
Las dos máscaras Kogui que se encontraban en el Museo Etnológico de Berlín. Las “Máscaras del sol (mama Uákai) y gran máscara solar (mama Nuikukui uákai o malkultše), fueron adquiridas por Konrad Theodore Preuss, alrededor de 1915, en Noavaka, en la vertiente norte de la Sierra Nevada de Santa Marta. Al igual que otros elementos ceremoniales documentados desde el siglo XVII para esa misma región, las máscaras fueron elaboradas en madera con dimensiones de entre 16 y 17 cm de alto y 10 cm de ancho. Durante la misma temporada, Preuss documentó fotográficamente otras máscaras de madera similares.
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Las dos máscaras Kogui que se encontraban en el Museo Etnológico de Berlín. Las “Máscaras del sol (mama Uákai) y gran máscara solar (mama Nuikukui uákai o malkultše), fueron adquiridas por Konrad Theodore Preuss, alrededor de 1915, en Noavaka, en la vertiente norte de la Sierra Nevada de Santa Marta. Al igual que otros elementos ceremoniales documentados desde el siglo XVII para esa misma región, las máscaras fueron elaboradas en madera con dimensiones de entre 16 y 17 cm de alto y 10 cm de ancho. Durante la misma temporada, Preuss documentó fotográficamente otras máscaras de madera similares.
Dentro de las tradiciones de la comunidad, estas máscaras no son transferibles y deben pasar de generación en generación. Se utilizan en rituales sagrados a los que se les atribuye el mantenimiento del equilibrio de la naturaleza. El Mamo Shibulata mencionó en entrevista a la Radio Nacional Alemana que “controlan todo en nuestro territorio. Sentimos la ausencia de las máscaras en nuestro territorio: se han producido desastres naturales, enfermedades se propagan. Hay una energía negativa porque las máscaras no están aquí en el terreno”.
Adriana Molano contó algunos detalles sobre lo que fue la ceremonia de entrega. Aclaró cuál es el valor patrimonial, espiritual y ambiental de que estos objetos sagrados estén en el lugar de origen y junto a la comunidad Kogui.
Uno de los compromisos que adquirió el gobierno fue consolidar un protocolo de conservación de las máscaras, ¿en ese momento ya sabían que serían devueltas a los Kogui? Y lo pregunto, sobre todo, porque los procedimientos de conservación son muy distintos…
Este es un proceso de nueve años. En este gobierno, la decisión de regresarle las máscaras al cabildo Kogui ya estaba tomada cuando hicimos el protocolo. Esto nos plantea un debate y un desafío: quisimos hacer una reparación espiritual, cultural e histórica. Bien sabemos que este es un patrimonio para la nación y de cierta manera para la humanidad. Ahí es donde estamos plantenado el protocolo. En términos de técnicas de conservación, realmente no nos preocupa tanto: los estudios revelaron que estas piezas tienen más de 500 años. Lo que se entiende es que lo Kogui las conservaron durante 400 años y después se las llevaron a Alemania. Puede haber preocupación porque es posible que hayan perdido algo de conocimientos, pero no creemos que haya un problema sobre la conservación material. En cambio, entendemos perfectamente que el hecho de que ellos las tengan será muy positivo para la Sierra, en términos ambientales, y para la nación, por esta reparación y porque las máscaras tendrán su uso y su función ritual y social. Se plantea un encuentro entre saberes, conocimientos, legislaciones, patrimonio, garantías y derechos de los pueblos indígenas.
¿Cómo supieron que sus máscaras estaban en Alemania?
Fue en 1984 a través de Juan Mayr, que hizo un trabajo de fotografía de varios elementos, entre ellos las máscaras. Fu e él quien se los mostró a los mamos Kogui y ellos recordaron la historia. Cuando Mayr fue embajafor en Alemania invitó al ministro de Relaciones exteriores de Alemania a territorio Kogui y ellos le solicitaron devolver las máscaras. Tiempo después el cabildo, Juan Manuel Santos y los mamos viajaron a Alemania en 2013.
¿En qué consistió el procolo interno de los Kogui para recibir las máscaras?
Es muy interesante porque tuvo que ver con sus calendarios rituales. Hasta donde tengo entendido, hay una primera fase de nueve días de cantos y bailes en el lugar en el que las recibieron. Luego habrá un periodo de cuatro meses en otro lugar, y solo después de eso, llegará al sitio original. De acuerdo a la concepción de ellos, hay diferentes momentos y no pueden llegar directamente porque puede ser malo para la gente que esté allá y para los mamos.
¿Cuáles son las diferencias entre el protocolo Kogui y el nuestro? ¿Hubo alguna resistencia con respecto a la idea de que la conservación tuviese que ser más “científica”? Aludiendo a la ciencia occidental, a la que estamos acostumbrados en Bogotá, por ejemplo...
Claro, el de nosotros implica un conocimiento científico. Lo interesante y la apertura que logramos tener en este gobierno, es la de poner en el mismo lugar y de forma horizontal, los conocimientos tradicionales y científicos. Por eso creo que habrá un debate abierto: habrá muchos conservacionistas que no estarán de acuerdo en que se les haya entregado las máscaras. Lo que también se incluyó, y eso es muy importante, es una pedagogía sobre el uso y el manejo de las máscaras. También se concertará con ellos si podrían hacerse unas replicas para tener en el Museo Nacional y/o en el Museo del Magdalena, de forma que la sociedad en general pueda verlas, pero ellos se quedarán con las originales. Esto tomará un tiempo porque ellos lo consultan todo. El padre original de las máscaras es el que contestará si se puede o no.
¿Explicaron cómo han conservado estos objetos sagrados?
Además de la conservación espiritual que harán, trajeron un canasto muy antiguo, que podría ser uno de los que se han usado para este tipo de máscaras. Antes de que llegaramos, recogieron palma y tejieron nuevos canastos. Seguramente (porque no hay estudios sobre esto) esos canastos generan las condiciones de humedad que se requieren para ser conservadas.
Hace un tiempo, en entrevista para este periódico, el actor Santiago Soto contó que los Kogui concebían el mundo de formas muy distintas a las nuestras. Que, por ejemplo, tenían el pasado adelante, porque se veía, y el futuro atrás, porque no existía. Le menciono esto para que hablemos, justamente, de la importancia de que estas máscaras, que ya tienen 500 años, vuelvan a ellos. Del valor de que esa parte del pasado esté en su lugar de origen...
Eso fue muy impresionante, estar con los mamos mientras hacían sus trabajos, y escucharlos contar sobre su alegría por el regreso de las máscaras. Dijeron que era como si hubiese retornado una parte de su alma. Hay muchos más objetos sagrados fuera del territorio, pero estos son de los más importantes. El sistema de conocimientos ancestrales de la Sierra es muy complejo. Hay varios libros hechos. Ellos también han escrito sus propios documentos, como el documento Madre, que se refiere a la ley de origen. Allí está consignada casi toda su cosmovisión, en la que los bailes y cantos se hacen para conservar la naturaleza, entrar en contacto con los diferentes niveles, espíritus, porque todo en la naturaleza está vivo. Ellos se conciben como los mediadores entre el mundo natural y el de los seres humanos. Los mamos ayudan a conservar el orden de la naturaleza. Esos bailes se hacen para que llueva cuando debe llover, para que haga sol cuando se necesite, etc.
Hablemos del uso que le dan a las máscaras...
Las máscaras tienen dos funciones principales. Una está relacionada con la energía solar y positiva, y otra se relaciona con la prevención de enfermedades, malas energías, tormentas, desastres naturales. Se usan para generar esa armonía entre todo su sistema de conocimiento. Ese es el otro tema importante que nos permite entender cuáles son los conocimientos tradicionales. La Sierra Nevada de Santa Marta es uno de los ecosistemas más importantes a nivel mundial, por eso también es reserva de la biosfera. El que ellos puedan volver a hacer los rituales que solo se podían hacer con las máscaras, nos permitirá tener una mejor conservación. Ahora bien, todos sabemos que tenemos el cambio climático encima, pero muchas comunidades ya se están adaptando a las diferencias en los rituales para atender este problema.
Le confieso que pensé que me iba a hablar en términos más simbólicos, pero le escucho decir que, más allá del simbolismo y el valor patrimonial, esta es una buena noticia para el mundo, para la salud de la Tierra en términos espirituales y ambientales...
Eso es muy importante. En el debate mundial, los conocimientos tradicionales hoy en día se reconocen como ciencias contemporáneas. Ya la ciencia occidental está comenzando a entender que esos conocimientos son igual de válidos. Lo que pasa es que no la hemos podido investigar a fondo, a pesar de que se ha avanzado en algunos temas como el yajé o muchas plantas y medicinas con base en plantas. Ahí lo que es muy interesante es la parte espiritual, que en muchos pueblos indígenas sirve para conservar la naturaleza. Por ejemplo, más allá del rescate físico de los niños en la selva, un tema valioso fue entender que lograron sobrevivir, entre otras cosas, porque durante los 40 días toda su comunidad estuvo rezando y haciendo pactos espirituales con los dueños de la selva para que los protegieran. Como sociedad nos falta conocimiento en estos temas.
Dijo que las máscaras no eran los únicos elementos sagrados fuera de su territorio, ¿ellos tienen algún inventario? ¿Saben exactamente qué es lo que les falta?
Sí, hay un inventario que se está haciendo desde Europa, pero habría que ampliarlo al resto de lugares en los que haya piezas. Entre ellos todo se maneja por memoria oral. Habría que intentar inventariar los objetos que salieron de su territorio, a pesar de que ellos saben de muchos que están en museos y que ellos han visitado. Otra cosa muy importante: hay objetos que salieron y que no deben regresar porque les “mataron el alma”. Todos estos objetos tienen alma. Por eso los mamos que fueron a Alemania se cercioraron de que las máscaras pudiesen regresar a la Sierra. El estado espiritual del objeto es revisado. Luego contactaron al padre espiritual del objeto para preguntarle si estaba de acuerdo con que regresaran.
“La mamá nos está regañando duro. Debemos quedarnos quietos y callados. Debemos quedarnos en silencio para escuchar, entender el regaño y poner el pensamiento en no repetir el daño”, le dijo un mamo Kogui a un amigo de Santiago Soto, para volverme a referir a la entrevista que ya cité. El mamo habló de la pandemia, pero insistió mucho en esa visión de pasado y en la no repetición del daño. Teniendo en cuenta esta experiencia, ¿qué cree que debemos aprender de ellos en términos de memoria, patrimonio y espiritualidad? ¿Usted cree que atendimos al llamado de atención?
Más allá de la pandemia, ellos llevan muchísimos años enviándole ese mensaje a los que llaman los “hermanos menores”, es decir, nosotros. Llevan años alertando sobre lo que llamamos crisis climática. La Sierra Nevada tiene las mayores afectaciones que te puedas imaginar: narcotráfico, paramilitarismo, conflicto armado, megaproyectos, deshielo de los nevados, etc. Ellos se han ido subiendo cada vez más y han perdido contacto con muchos sitios sagrados que hacen parte de la Línea negra. Son puntos sagrados interconectados y van desde la Plaza de Valledupar hasta el nevado más alto. No es lineal, pero sí es una interconexión de sitios sagrados interrelacionados para cuidar la sierra. Esa es una de sus grandes luchas. Vieron la pandemia como un llamado atención de la Tierra. Claro, el empobrecimiento que generó no nos dejó atender a este llamado, pero esa es mi reflexión personal.