‘Reversing Roe’: Cómo el aborto se convirtió en un asunto público y político (III)

Después de 50 años, hoy se derogó el fallo que protegía el derecho constitucional de las mujeres estadounidenses a acceder al aborto, Roe vs Wade. Finalmente, la distribución política de la alta corte se alineó con los intereses del movimiento pro vida y, de ahora en adelante, los estados podrán prohibir el acceso a este Samuel Alito, Clarence Thomas, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett son los jueces que votaron a favor de esta decisión, tres de ellos elegidos por el ex presidente George H. W. Bush y tres seleccionados por el antes presidente Donald Trump, los últimos dos presidentes del partido republicano.

Después de 50 años, hoy se derogó el fallo que protegía el derecho constitucional de las mujeres estadounidenses a acceder al aborto, Roe vs Wade. Finalmente, la distribución política de la alta corte se alineó con los intereses del movimiento pro vida y, de ahora en adelante, los estados podrán prohibir el acceso a este Samuel Alito, Clarence Thomas, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett son los jueces que votaron a favor de esta decisión, tres de ellos elegidos por el ex presidente George H. W. Bush y tres seleccionados por el antes presidente Donald Trump, los últimos dos presidentes del partido republicano.

Lo anterior resulta interesante, ya que, como se abordó en entregas pasadas, el documental Reversing Roe, de Ricki Stern y Annie Sundberg, hace evidente que el partido republicano estadounidense no siempre tuvo la prohibición del aborto como parte de su agenda política. Según una encuesta Gallup de 1972, el 68% de los republicanos encuestados creía que el aborto era un asunto que era exclusivo de la persona embarazada y su doctor. El partido defendía todas las libertades individuales, entre ellas, la de la mujer gestante.

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El filme muestra que fue hasta las elecciones de 1980, siete años después del fallo de Roe vs Wade, que el aborto se convirtió en un asunto político y, en específico, un asunto republicano, encarnado en la figura de Ronald Reagan. La estrategia política fue iniciativa del pastor y activista Jerry Laymon Falwell, quien vio en los evangélicos, quienes no eran votantes altamente activos, una base fundamental para un movimiento político. Esta agrupación de personas podía lograr que llegara a la presidencia una persona que defendiera los ideales conservadores, entre ellos, la exención de impuestos a instituciones religiosas, aunque ellas contaran con políticas segregacionistas (algo que estaba prohibido en Estados Unidos). Falwell encontró, además, un tema conmovedor, populista, que llegara a las amplias multitudes de votantes religiosos en general: el aborto.

Entonces, Reagan se presentó como el candidato pro vida y esto le dio el margen político para ganar las elecciones de aquel año. “Yo creo que cuando interrumpes el embarazo estás tomando una vida”, afirmó. Durante su presidencia pudo reorganizar algunos de los jueces de la Corte Suprema de Justicia, en un intento de derogar Roe vs Wade, como Sandra Day O’Connor. Sin embargo, cuando se dio la oportunidad en 1989 de que esta jueza definiera el asunto del aborto en la corte, apoyó por mantener el histórico fallo de 1973.

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Desde Reagan, los candidatos republicanos siguieron su ejemplo y se alinearon con la lucha contra el aborto. En 1980, George Bush, entonces senador, aseguró en una entrevista que se “opondría totalmente” a una enmienda contra el aborto. Pero al acercarse su aspiración presidencial, afirmó: “el aborto está mal y debemos trabajar para anular Roe vs Wade. Los estados deberían tener el poder de prohibir los abortos”. Y, de manera, similar, Donald Trump, quien en 1999 había dicho que era pro elección, en 2017 le aseguró a los votantes que nombraría jueces provida en la Corte Suprema de Justicia.

La regulación del aborto en Estados Unidos es un asunto numérico, esencialmente. Se necesitaban cinco jueces para derogar Roe vs Wade. Durante años, los presidentes republicanos y demócratas se esforzaron por nombrar jueces que defendieran sus respectivas posturas frente al tema. Por ejemplo, en la presidencia de Bill Clinton se nombró a Ruth Bader Ginsburg y en 2003 Bush hizo lo propio con John Roberts. Un balance, un juego de números.

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En 1992, aquel balance permitió reformular Roe vs Wade. Tres jueces republicanos establecieron que los estados podían persuadir a las mujeres para no abortar, más no impedirles el acceso al procedimiento médico. Es por eso que, de acuerdo con el capítulo 171 del Código Sanitario de Texas, es un requisito que el médico le brinde cierta información a su paciente 24 horas antes de realizar el aborto. En el filme, una doctora le muestra a una mujer en un consultorio las imágenes del feto y le enseña los latidos de su corazón. Es decir, el aborto puede ser regulado parcialmente pero no prohibido.

De nuevo, la cuestión es numérica. “En cualquier momento el balance de la corte puede cambiar. La próxima vez pueden decidir otra cosa”, afirma en el documental la doctora Colleen McNicholas, ginecóloga en Planned Parenthood en St. Louis, Texas. Reversing Roe fue publicado en 2018. Hoy las palabras de McNicholas tienen más sentido que nunca. Los tres jueces elegidos en el gobierno Trump cambiaron aquel balance, de manera que se logró derogar Roe vs Wade.