‘Reversing Roe’: Cómo el aborto se convirtió en un asunto público y político (I)
Los intentos de reversar el fallo de Roe vs Wade no son nuevos, el documental ‘Reversing Roe’ hace un recuento histórico de más de 50 años sobre la regulación del aborto en Estados Unidos. El filme ahonda en cómo un tema que era le competía al paciente y su médico se volvió un asunto de carácter público y un instrumento político.
Daniela Cristancho Serrano
El documental de Ricki Stern y Annie Sundberg no es nuevo. Se estrenó en el 2018, durante la presidencia de Donald Trump, pero hoy tiene la misma vigencia que en ese entonces, o quizás más aún, ahora que la Corte Suprema de Estados Unidos podría anular el histórico fallo de Roe vs Wade, que institucionalizó el derecho al aborto en 1973. Las artífices de aquella sentencia fueron Sarah Weddington y Linda Coffee, quienes hicieron una demanda colectiva a nombre de Jane Roe, gracias a ella, el procedimiento es un derecho constitucional, legal en los 50 estados que conforman el país norteamericano.
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El documental de Ricki Stern y Annie Sundberg no es nuevo. Se estrenó en el 2018, durante la presidencia de Donald Trump, pero hoy tiene la misma vigencia que en ese entonces, o quizás más aún, ahora que la Corte Suprema de Estados Unidos podría anular el histórico fallo de Roe vs Wade, que institucionalizó el derecho al aborto en 1973. Las artífices de aquella sentencia fueron Sarah Weddington y Linda Coffee, quienes hicieron una demanda colectiva a nombre de Jane Roe, gracias a ella, el procedimiento es un derecho constitucional, legal en los 50 estados que conforman el país norteamericano.
“En Misuri había varios lugares donde abortar, pero, en la última década, se han pasado más y más leyes y regulaciones al respecto y, debido a eso, es más difícil brindar esa atención. Ahora, solo hay una clínica de abortos en Misuri”, asegura la doctora Colleen McNicholas, ginecóloga, mientras conduce su automóvil en camino a aquel único centro médico, Planned Parenthood en St. Louis. Cuando llega, una mujer le habla: “Claro que Dios te ama. No lo hagas, esos bebés no quieren morir, Colleen”. Ella sigue de largo. “Creí que el aborto sería parte de mi práctica. Pero en los estados conservadores es muy difícil abortar. Así que me especialicé, me convertí en una doctora que se enfoca en la realización de abortos”. Aunque vive en St. Louis, McNicholas viaja tres de cada cuatro semanas a otras ciudades a proveer este servicio. Ella trabaja también en la clínica de Wichita, donde el conocido médico George Tiller hizo lo propio, hasta que fue asesinado por realizar abortos en el 2009.
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El largometraje lleva al espectador a lo largo de 50 años de historia sobre el debate del aborto, de la mano de la historiadora experta Linda Greenhouse e incluye voces a favor, entre ellas la de Sarah Weddington y el reverendo Tom Davis, cristiano protestante, que asesoraba a mujeres universitarias sobre cómo acceder a este procedimiento médico; y en contra, como Troy Newman, cabeza de Operation Rescue, una organización dedicada a cerrar clínicas abortivas a lo largo y ancho del país.
Greenhouse comienza el relato en los años 60, con una de las historias sobre aborto que fue ampliamente difundida por los medios de comunicación: la de Sherri Finkbine, una mujer que, por recomendación médica deseaba interrumpir su embarazo, pero que tuvo que desplazarse hasta Suecia para hacerlo. En la época, se les llamaban ‘abortos terapéuticos’, a aquellos procedimientos que velaban por la salud y el bienestar de la mujer embarazada. Para acceder a ellos, debían evidenciar que tenían problemas emocionales, físicos o psicológicos ante un comité médico que, en muchas ocasiones, les concedía el derecho al aborto con la condición de realizarse también una esterilización.
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Aunque el punto de enunciación de el documental es claro a favor del fallo de Roe vs Wade, es imposible desconocer que en este se evidencian prácticas que han sido comunes no solo en Estados Unidos: mujeres con dinero o con familiares en el sector de la salud que pueden acceder al aborto, mientras que aquellas con menos recursos y conexiones deben utilizar métodos clandestinos y peligrosos para terminar con sus embarazos.
Pero quizás, uno de los puntos más interesantes del filme, es la narración de cómo el partido republicano estadounidense hizo del aborto parte de su agenda política. Aunque cuesta trabajo creerlo, el partido republicano se caracterizó, al principio de esta historia, por defender, entre otras libertades individuales, las de las mujeres en lo que respecta a la interrupción voluntaria del embarazo. Hubo varios estados republicanos que aprobaron políticas públicas proaborto, entre ellos Nueva York, cuando fue Gobernador Nelson Rockerfeller. Cuando en el estado se derogó la ley que prohibía el aborto en el siglo XIX, las mujeres neoyorkinas podían interrumpir su embarazo en los primeros trimestres, sin tener que justificar su decisión y el 1 de julio de 1970 se abrió, allí, la primera clínica de abortos en Estados Unidos, la cual hizo 100 abortos diarios durante 13 meses, hasta que se consolidaron otros centros médicos para ese fin. Según una encuesta Gallup de 1972, el 68% de los republicanos encuestados creía que el aborto era un asunto que era exclusivo de la mujer embarazada y su doctor.
Sin embargo, ese también fue el momento en el que la Iglesia católica empezó a jugar un papel protagónico en la discusión.
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