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Revista “Alebrijes”

La revista literaria “Alebrijes”, creada en Nariño, es una propuesta cultural para dar cuenta del panorama literario colombiano. Reflexión.

Gloria Ramírez Fermín
24 de marzo de 2021 - 02:00 a. m.
Esta ilustración acompaña la antología “Orfandad y otros microrrelatos”, del Primer Concurso de Microrrelato Nariñense (2019), organizado por la revista "Alebrijes".
Esta ilustración acompaña la antología “Orfandad y otros microrrelatos”, del Primer Concurso de Microrrelato Nariñense (2019), organizado por la revista "Alebrijes".
Foto: Ilustración: Luis Buenaventura Rodríguez

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En esta nueva versión del mundo, estamos confinados a estar detrás de la pantalla y en constante uso de las redes, cuestión que origina la proliferación de revistas literarias. Pocas se han aventurado a continuar con la impresión de sus ejemplares. Ahora que abundan este tipo de divulgaciones en el espacio virtual, vale preguntarse: ¿qué relevancia tiene producir y adquirir revistas impresas en un contexto cultural al borde de la crisis? Por el momento, dejemos esta pregunta al margen.

Las revistas culturales y literarias siempre guardan una ideología detrás de su contenido. La cuestión se pone atrayente cuando su finalidad es difundir, exclusivamente, un género en particular. En este caso, nos encontramos con una publicación que tiene como principal objetivo promover la literatura breve: Alebrijes: Revista Nariñense de Minificción, fundada por Jonathan Alexánder España Eraso, resulta un proyecto innovador y necesario.

En su contexto nacional es la primera en su tipo, dado que conjunta una visión tanto creativa como académica, sin que este último concepto caiga en largos artículos argumentativos con terminologías que, quizá, podrían espantar a un lector atraído más en la recreación del placer de la lectura que en la historia y en la crítica literaria.

Asimismo, Alebrijes es una propuesta estética, cuyo contenido no se limita a la exposición de textos, pues se encuentran acompañados de una selección de diseños que dinamitan la experiencia artística. Las imágenes por sí solas son una especie de historia aparte. Estas ilustraciones que se vinculan, en cuanto a la estructura híbrida de sus figuras, con el nombre de la revista, al mismo tiempo promueven el collage, el montaje, algunas técnicas de línea continua y el dibujo, entre otros artificios, que representan sutiles abstracciones del tema que predomina en las páginas de la publicación.

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En este mismo sentido, el primer número de la revista invita al lector a volver por los caminos del surrealismo con el “regreso de nuestra imaginación desnuda” —reza la nota editorial—, que nos recuerda las célebres palabras de André Breton sobre lo surreal, determinado como el “dictado del pensamiento, sin la intervención de la razón”; condición que no es difícil de seguir en las páginas de Alebrijes.

En cuanto a su organización editorial, existen cuatro secciones: Creación, Miniensayo, Reseña y Especiales. Cada una desemboca en otro pequeño hallazgo, pues encontramos la participación de autores e investigadores internacionales, como es el caso de Lauro Zavala (México) y Violeta Rojo (Venezuela), cuyas trayectorias preceden a sus nombres, quienes regalan puntuales hallazgos sobre la literatura breve.

Vale decir que Alebrijes no camina sola. Se encuentra acompañada de antologías que también son editadas por Editorial Avatares. En este caso, el volumen Extravíos: antología de cuentos breves nariñenses (Colección Cameramán) complementa la propuesta estética, y, a su vez, la temática de lo onírico que introduce el primer número de la revista.

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Los escritos incluidos nos llevan a ensoñaciones (Monólogo del ensueño, de Henry Manrique; La aparición, de Miguel Oviedo Risueño), epifanías, enigmas y misterios (Escorpión, de Juan Revelo), incluso, introducen a ciertos espíritus de la selva (Taita Chibujo, de Shihab Guerrero); por mencionar algunos de los recovecos de nuestro imaginario que se sirve de quimeras y fantasías para refugiarnos de una realidad todavía más abrumadora e incierta que estos microrrelatos.

En este orden de ideas, los autores compilados en esta antología son oriundos de Nariño, Colombia, cuestión que es relevante. La propuesta detrás del libro se proyecta como un mapa de diversos autores de microficción que conforman la identidad cultural de este departamento. Es decir, se convierte en una exposición que pone en el mapa colombiano el aporte de escritores nariñenses de microficción.

Por último, hacemos mención del libro Orfandad y otros microrrelatos: Antología del Primer Concurso de Microrrelato Nariñense (2021, organizado por Alebrijes: Revista Nariñense de Minificción. Esta obra comienza con el puntual prólogo del escritor y editor Fernando Araújo Vélez, que nos recuerda que se escribe para contar y recontar nuestra historia, lo que, lejos de formatos literarios, implica reescribir la historia misma.

Las imágenes tampoco faltan, pues hacen eco de los motivos de las historias contadas. El ganador fue Albeiro Arciniegas Mejía, quien propone una narrativa que navega entre la poética, la estampa y el relato; cuestión que enriquece y renueva la estructura misma de la prosa breve microficcional. Esta edición, conformada por los textos participantes del concurso nariñense, resulta un llamativo punto de encuentro entre la mirada particular del jurado evaluador y los aportes creativos de los participantes.

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Encontramos reveladora la diversidad en la extensión de los textos breves seleccionados, lo cual dota de dinamismo a la lectura, al tiempo que apunta a una predilección por la narrativa y la calidad literaria, más que por el número exacto de palabras que contiene cada relato breve. Vale decir que esta condición cuantitativa abunda en las recientes convocatorias y no ha demostrado ser un punto determinante para que la brevedad y la calidad convivan en la obra literaria.

Con esto en mente, podemos decir que la importancia de este tipo de publicaciones y la urgencia de su pronta difusión radica en la consolidación de un proyecto editorial que, sin temor a equivocarnos, busca la institucionalización del género en Colombia mediante la continua publicación de sus futuras ediciones.

Editorial Avatares y Alebrijes adquieren un papel protagónico en el campo literario internacional, al apostar por la difusión de un género que se ha convertido en el estandarte de la vertiginosa posmodernidad “dentro y fuera de la virtualidad, así como germinante en las redes”, sin olvidar mantener la esencia de todo hecho narrativo: la experiencia humana.

Volvamos a nuestra pregunta inicial: ¿qué relevancia tiene producir y adquirir revistas impresas en esta época de distopía? En el caso de Alebrijes, mi respuesta es la siguiente: porque cumple un papel determinante como mecanismo cultural que da cuenta de relevantes aportaciones del actual panorama literario colombiano que deviene un hecho que trascenderá más allá de pandemias globales.

Por Gloria Ramírez Fermín

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