Robinson Quintero Ossa: “Escribir para vivir, no vivir para escribir”
Presentamos una entrevista con el poeta Robinson Quintero Ossa, a propósito de “Caramanta”, la obra por la que fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía José Manuel Arango.
Juan Manuel Vásquez Vivas
En 2023, el poeta Robinson Quintero Ossa fue distinguido con el Premio Nacional de Poesía José Manuel Arango por Caramanta, una colección de poemas en prosa en los que suceden los “extrañamientos elementales” del niño que alguna vez habitó un pueblo escondido en las montañas del suroeste antioqueño. Dice el poeta: “En el libro está la fábula que vivió el poeta sin saber que era la fábula o, dicho de otra manera, la poesía que fue sin saber que era la poesía”.
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En 2023, el poeta Robinson Quintero Ossa fue distinguido con el Premio Nacional de Poesía José Manuel Arango por Caramanta, una colección de poemas en prosa en los que suceden los “extrañamientos elementales” del niño que alguna vez habitó un pueblo escondido en las montañas del suroeste antioqueño. Dice el poeta: “En el libro está la fábula que vivió el poeta sin saber que era la fábula o, dicho de otra manera, la poesía que fue sin saber que era la poesía”.
Robinson Quintero Ossa ha publicado varios volúmenes de poesía (Los días son dioses, La poesía es un viaje, entre otros), de ensayo (Libro de los enemigos, El lector que releyó a Eugenio Montejo), lúdica (La máquina de cantar) y periodismo literario (13 entrevistas a 13 poemas colombianos y El primer libro del poeta) y ahora, en Caramanta, estos poemas de los que destacó el jurado del premio: “En sus páginas se evidencia el oficio de poeta y se refleja la casa como un lugar donde sucede la epifanía de la palabra; la casa como el gran personaje de una historia que se cuenta en fragmentos de luz y sombra, de pérdidas y hallazgos”.
Con Quintero Ossa conversé sobre los entrevistos y sugestiones de su libro que le merecieron la distinción del concurso que lleva el nombre de uno de los más destacados poetas colombianos, y cuya XIII edición abre en convocatoria para 2025 el Instituto de Cultura de El Carmen de Viboral.
¿Qué significa “Caramanta” en su obra y qué comienza o termina con la publicación de este poemario?
No sé. Es difícil precisar una respuesta. En poesía no hay previstos ni certezas. Hay inquietudes, intuiciones. Caramanta es la expresión de una obsesión que es común al ser humano: recobrar lo perdido, comprender la entraña del origen. Eso da claridad en el camino, asiste. Quisiera no vivir para escribir, sino escribir para vivir.
La violencia parece ser una de las preocupaciones que amenazan la casa que se construye en Caramanta. ¿Cuál considera que es el papel de la literatura frente a las fracturas de su época?
Si hay un mandamiento primero para la literatura es crear buena literatura. La literatura más sobresaliente es contraproducente para la expansión de la arbitrariedad, para la humillación del hombre. Los mejores libros permiten implicar la vida vivida en la leída, y la leída en la vivida, dan contrastes, encaminan. H. Heine dijo: “Donde se quiere a los libros también se quiere a los hombres”. Infortunadamente en Colombia se abren más las puertas de las armerías que las de las bibliotecas.
Ha dicho que Caramanta no es un recuento, sino la transmisión de unas impresiones de la infancia. ¿Cómo evitó caer en un tono ingenuamente nostálgico?
El niño que se asombra en Caramanta habla sorprendido en su presente. No lamenta un ayer perdido porque este no existe; es un misterio, una oscuridad sagrada. Su intimidad y su entorno son sus entrevistos y sugestiones, su maravilla y desconcierto. El niño del libro no evoca, el que evoca es el poeta-adulto; el primero descubre, el segundo redescubre.
Sobre la muerte, sobre su presencia en esa casa de la infancia que es Caramanta, ¿qué puede decir?
La impresión de la muerte en la infancia es terrible. En Colombia hay alrededor de seis millones de niñas y niños, y un lamentable porcentaje de ellos malvive el homicidio, el abuso y el trastorno mental. En Caramanta hay una travesía de la inocencia a las primeras clarividencias, es decir, del ensueño que se quiebra ante la realidad de la violencia y la muerte.
El erotismo traspira las páginas de Caramanta, la dualidad de Eros y Tánatos. ¿Considera que en el libro hay contigüidad en ambos motivos?
El niño es sensual, lo excita el encuentro de los cuerpos, porque lo excita también lo contrario, la soledad, el desabrigo, el previsto de la muerte. En Caramanta creo haber plasmado ytal vez versos que tratan sobre el deseo erótico en un niño, con esos primeros impulsos intensos que se dan en el predio familiar y en el entorno más próximo, tema que no es usual en las obras y antologías sobre el tema.
¿Es Caramanta la Ítaca oculta entre las montañas a la que se desea regresar después de una ardua travesía?
Es probable. El mito del regreso de Ulises a su querida Ítaca es un tema recurrente en la poesía universal. El poema “Ítaca”, de Cavafis, es quizá el texto que más versos ha inspirado en torno al mismo tema, y esto pasa no solo por la maravilla de la fuente que inspira, la Odisea de Homero, sino también porque “Ítaca” representa la aventura del viaje de la vida y el deseo de la sabia experiencia, todo eso que nos da firmeza ante lo adverso.
Acodado
Tal vez nadie percató el color intenso en la blancura del bordado, tal vez su tono vivo pasó desapercibido por el afán y otras labores, todo hace pensar que ninguno vio en la rutina la pinta inesperada, el viso encendido en la planicie del lienzo, en la limpia llaneza del tejido, pues sigue allí en la mesa puesta, discreta, pero visible.
Hay una mancha de mora en el mantel blanco.
Montañas
Por los cielos de Caramanta la montaña ondulada en anillos que parece una serpiente, la montaña que dibuja la cabeza de un toro y son sus lomos los lisos por los empinados; la montaña que es igual a un perro dormido y es después, en otra cumbre, el mismo perro sentado; la montaña gato desperezado, la montaña jabalí, la montaña pantera echada en la hierba y lejana, sin lindes, la que se oculta tras la niebla y, pasada la niebla, es un potro desbocado. Como nubes, como nubes pasan las montañas de Caramanta.