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Meterse en la vieja piel de la Comala rulfiana para forjar un largometraje fue una tarea que Prieto, que ha trabajado con hitos del cine como Martin Scorsese, Pedro Almodóvar o Greta Gerwig, dirigió minuciosamente con la ayuda del lenguaje de la imagen y del sonido.
“De las primeras cosas que pensé es Rulfo y su prosa, con la que describe cosas de pronto con detalle y luego nada, hay escenas que es el puro diálogo y hay fragmentos que tienen una descripción hermosísima de cómo suenan las cosas, las nubes, los paisajes”, destaca Prieto, quien vio en esta carga poética una ventana abierta para crear un lenguaje cinematográfico distinto.
En ese sentido, el director apunta que “la película es una oportunidad que en lugar de que eso sea descrito con un lenguaje poético, pues que la imagen tenga esa poesía (...) Ahora sí que el lenguaje audiovisual cargue con eso que Rulfo logró con el lenguaje literario”.
Rulfo y la saga familiar
“Polémico y revolucionario”, así califica el nominado al Óscar a su abuelo en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), quien portaba el nombre de Jorge Prieto Laurens, “un hombre que luchó con Zapata y luego se volvió anticomunista radical, el fundador del Frente Anticomunista Mexicano, participó en golpes de Estado en Latinoamérica, una persona tremenda”.
Prieto confiesa que le tiene cariño y admiración a su abuelo, por lo que al rebuscar en una novela como ‘Pedro Páramo’ (1955) fue inevitable pensar en San Luis Potosí (centro de México), el estado que vio nacer a Jorge Prieto y donde dice fue “descubriendo todas esas vidas” que todavía están en su sangre.
El también reconocido fotógrafo cuenta que así le sucedió al visitar el retrato de su abuelo en el salón de gobernadores de San Luis Potosí, imagen que lo remontó al periodo en el que su pariente estuvo como gobernador electo “hasta que fue perseguido por Álvaro Obregón”, expresidente de México en la época de 1920.
“Álvaro Obregón lo empezó a perseguir y llamó a una rebelión que se llamó la Rebelión delahuertista (1923-1924) entonces ya no ejerció, pero tenía 28 años, entonces yo traigo esa cosa en la sangre que no entiendo, esa cosa radical”, sostiene.
Este duelo antagonista entre el bien y el mal, el multipremiado revela que lo ha llevado siempre a “buscar ese punto medio, a ver el humano en el villano”.
Además de ser un gran novelista, Rulfo también era un hombre germinado en la industria del cine mexicano como guionista, y de estar vivo pudo haber sido un espectador de la adaptación de Prieto sobre ‘Pedro Páramo’ (2024).
Sobre ello, el cineasta defiende que el literato del siglo pasado hubiera sido un “espectador” con un entendimiento plano de que esta pieza fílmica “no es su novela”, tan solo una creación de un grupo de “mexicanos del siglo XXI” que la interpretaron.
Aunque, admite que él y su esposa Mónica, quieren creer que Rulfo los acompañó durante todo este viaje que fue el rodaje de la película que vio la luz en México a lo largo de la edición 22 del FICM.
Ante la posibilidad de dirigir proyectos en el futuro, Prieto asegura seguir sintiendo una gran pasión por la fotografía y ahora por la dirección, pero que no es “alguien que planea el futuro”, entonces esperará a que se “abran nuevas oportunidades” para dejarse llevar por el gusto de crear.