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Usted ha participado en Valle del Naidí, una estrategia que busca la equidad tecnológica en el Pacífico colombiano. ¿Por qué considera importante que se rompan las brechas socioeconómicas en este territorio?
Porque creo que es una forma de apostarle al desarrollo social de la región y permitir el avance de esta zona del país; que nuestros territorios salgan adelante. Estoy convencido de que la educación es una forma de mejora; nos permite avanzar como personas, como individuos, y traer o llevar nuevos conceptos o ideas a estas zonas que lo requieren —ya con todas las experticias y ayuda—, lo que produce un avance cultural.
¿Cómo cree que la educación lo ha transformado?
De diferentes formas. Primero, me ha permitido ver cosas que antes no veía. Es decir, por ejemplo, yo soy ingeniero en automatización de procesos, carrera que me ha ayudado a entender mucho cómo funciona la tecnología y está proyectado el mundo hacia el futuro. Gracias a los conocimientos adquiridos en la universidad, he podido replicar varias de estas cosas en estas zonas que lo necesitan.
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¿En qué consiste la ingeniería en automatización de procesos?
Es una ingeniería que consiste, básicamente, en entender y controlar los procesos productivos e industriales de manera eficiente. Es decir, nosotros como ingenieros en automatización de procesos estamos en la capacidad de diseñar procesos industriales y toda la lógica y los algoritmos que permitan que estos se lleven de la mejor manera posible. Por ejemplo, esta profesión nos posibilita un enfoque en robótica en campos como la medicina.
Este año, en especial, ha habido mucha controversia sobre los algoritmos y la inteligencia artificial; posturas a favor y en contra. ¿Cuál es su opinión al respecto?
En donde sea que estemos siempre hay algoritmos, porque significan que hacemos las cosas en una secuencia. Un algoritmo muy sencillo, por ejemplo, es lavarse los dientes; es algo que hacemos a diario, pero que, a veces, no somos conscientes de ello. Pienso que la aplicación de los algoritmos en el mundo tecnológico ha permitido muchos avances, que nos han ayudado a llegar como sociedad a lo que estamos hoy. Entonces, creo que son muy favorables. ¿En qué momento considero que son ineficientes o dañinos? Cuando no se aplican de manera correcta o no somos críticos ni éticos a la hora de realizarlos.
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¿Usted ha sido ético al realizarlos?
Sí, he sido ético a la hora de realizar los algoritmos. También me desempeño como desarrollador de software. En la empresa en donde trabajo, hacemos algoritmos o software éticos, que cumplen unos estándares mínimos de calidad, y siempre velamos por la seguridad de los usuarios que usan esos aplicativos que se obtienen como resultado. En el caso de los territorios, hemos enseñado, con el equipo de la Corporación Centro de Ciencias, Tecnología y Estudios Territoriales, que los chicos aprendan a admirar la potencialidad de los algoritmos y a utilizarlos de una manera correcta.
Usted enseña programación y robótica a niños y jóvenes de Timbiquí y Guapi. ¿Qué aprendizajes le ha dejado esta experiencia?
Siempre es un aprendizaje mutuo. Nosotros impartimos unas sesiones formativas, pero aprendemos, de los chicos, su forma de ver el mundo. Con la formación que tengo, miro el mundo de una manera diferente a como ellos lo pueden observar. Sin embargo, como profesionales tratamos de no criticar lo que están haciendo, sino que intentamos comprender lo que quieren expresar para poderlos guiar.
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¿Cómo mira el mundo?
Lo miro como una oportunidad y un entorno que está en constante cambio, al que debemos estar dispuestos a adaptarnos y brindar soluciones efectivas.