El día que conocí a Rubén Blades
Para festejar sus 75 años de edad, el cantautor panameño realizó su gira Salsa Swing Tour. A propósito, presentamos un recuento sobre su vida y obra, que no solo incluye la música, sino también el cine y la política.
Eduardo Márceles Daconte
Tuve la oportunidad de conocer a este célebre personaje de la música el 17 de septiembre de 2003, cuando asistí al lanzamiento de su álbum Mundo, en Nueva York, que era, en aquel momento, su más reciente producción musical, con el conjunto costarricense Editus, bajo el sello Columbia Records. Todos estuvimos asombrados de su capacidad de mezclar diferentes ritmos en una colección de 14 cortes que fusionan ritmos latinos con celtas, árabes, africanos, flamenco y jazz afrocubano.
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Tuve la oportunidad de conocer a este célebre personaje de la música el 17 de septiembre de 2003, cuando asistí al lanzamiento de su álbum Mundo, en Nueva York, que era, en aquel momento, su más reciente producción musical, con el conjunto costarricense Editus, bajo el sello Columbia Records. Todos estuvimos asombrados de su capacidad de mezclar diferentes ritmos en una colección de 14 cortes que fusionan ritmos latinos con celtas, árabes, africanos, flamenco y jazz afrocubano.
En su presentación comentó que su interés ha sido siempre “investigar hasta qué medida resulta posible liberar la riqueza contenida en la memoria heredada. Intento despertar recuerdos colectivos que duermen un sueño de siglos, combinando sonidos y cadencias de distintas culturas y entornos geográficos. El éxito de nuestro experimento de fusión con canciones como ‘Primigenio’ y ‘Bochinches’ descansa en una honestidad visceral, atendiendo instintos puros, sin el tipo de manipulación que en muchos casos define la propuesta de música comercial”.
Según algunos críticos, era su trabajo más ambicioso hasta aquella fecha. También el fruto de una experiencia que inició en 1968, cuando llegó por primera vez a Nueva York y Pancho Cristal, productor de Cheo Feliciano, le propuso unirse a la orquesta de Pete el Conde Rodríguez para grabar un disco. Una vez concluido, regresó a Panamá decidido a terminar sus estudios universitarios de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional. No fue una decisión fácil, pues Blades viene de una familia de escasos recursos económicos cuya madre, Anoland Bellido de Luna, de origen cubano, era heredera de una tradición feminista que la ayudó a iniciarse en el aprendizaje del piano, un precedente importante en el futuro desarrollo artístico de su hijo.
Blades nació en Ciudad de Panamá el 16 de julio de 1948. Su padre (del mismo nombre) era de ascendencia inglesa y tuvo muchos oficios durante su vida. Empezó como jockey, pasó a ser jugador de baloncesto y terminó de detective, pero se mantuvo siempre fiel a su afición musical con preferencia por la percusión. Desde pequeño, Rubén demostró habilidades extraordinarias de inteligencia, pues a los cuatro años ya había aprendido a leer y escribir, y a los seis ganó un concurso de cuentos para niños de escuela primaria. Desde entonces cultivó una vocación de escritor que le sería útil en sus composiciones futuras.
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Su infancia transcurrió en un ambiente de necesidades. En una ocasión manifestó: “Yo no supe que mi familia era pobre hasta que salí de mi barrio”. Durante su adolescencia las estrecheces económicas se agravaron y la situación política de Panamá se hizo cada vez más difícil, en especial su relación con los Estados Unidos. Los sucesos de enero de 1964, cuando el Gobierno estadounidense se negó a izar la bandera de Panamá en la Zona del Canal, produjeron 25 muertos y la radicalización de la juventud panameña, que veía en esa actitud una manifestación del coloniaje al que estaba sometido el país. Fue, sin duda, el antecedente más importante para configurar su ética social y su ideología política que saldría a flote años después, cuando decidió lanzarse de candidato a la presidencia de su país.
Pero antes tendrían que suceder algunos hechos trascendentales en su vida. Mientras estudiaba en la universidad, su interés por la música iba en ascenso. Así que se unió a algunos grupos musicales como el Conjunto Latino de Papi Arosemena y a Los Salvajes del Ritmo, con los cuales realizaba esporádicas presentaciones públicas, hasta que la noticia llegó a las directivas académicas, que no veían bien que un futuro abogado cantara salsa. De modo que tuvo que dejar los escenarios, pero mantuvo su amor por la música.
En 1968, aprovechando que su hermano trabajaba en una compañía aérea, viajó a Nueva York con un pasaje que solo le costó US$20. Después de su primer encuentro con la escena musical de Nueva York a través de Pete el Conde Rodríguez, su padre cayó en desgracia con el general Noriega por un supuesto complot para asesinar al general y presidente de Panamá: Omar Torrijos. La familia tuvo que abandonar de manera precipitada el país, pero Rubén decidió quedarse hasta terminar su carrera. Se encontró con un flamante título de doctor en Derecho y dos opciones: unirse a la política autoritaria que dominaba el Gobierno o reunirse con su familia en Miami.
Sin posibilidad de ejercer su profesión en Miami, encontró allí el ambiente propicio para sus ambiciones musicales. Sin embargo, después de un tiempo decidió marcharse a Nueva York en busca del “sueño americano”. La primera ocupación que consiguió fue como mensajero de la compañía discográfica Fania Records, donde llegó a conocer a todos sus integrantes. La oportunidad dorada se presentó cuando Ray Barretto, buscando un remplazo de vocalista para su orquesta, escuchó que Rubén podría ser el candidato. La audición fue exitosa y Barretto acogió en su seno a un desconocido que muy pronto se revelaría como cantante y compositor.
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En 1976, tras obtener su visa de residente, Blades ingresó como vocalista en la orquesta de Willie Colón, puesto que Héctor Lavoe había dejado vacante. El resto es historia, pero es necesario recordar que juntos comenzaron una revolución en la música caribeña que persiste hasta el presente. El primer LP con Colón fue Metiendo mano, en el cual se destacaron dos canciones de Blades, Plantación adentro y Pablo Pueblo, hasta alcanzar una popularidad inusitada entre los fanáticos de la salsa.
Su álbum Siembra, de 1978, incluye Pedro Navaja, uno de los temas emblemáticos de la música salsa. Sobre esta melodía dice Blades que escuchó en su infancia la canción Mack the Knife, la cual se deriva de un personaje de La ópera del mendigo, del autor inglés John Gay (1728), adaptada dos siglos más tarde como “La ópera de los tres centavos” por el compositor Kurt Weill y el dramaturgo alemán Bertolt Brecht. La canción trata de un asesino del bajo mundo londinense que acuchilla a sus víctimas, el tema fue popularizado por el baladista Bobby Darin, como también por Louis Armstrong, Bing Crosby, Ella Fitzgerald y Frank Sinatra, entre otros. Una de sus estrofas evoca algún pasaje de Pedro Navaja: “En la acera un domingo por la mañana / hay un cuerpo al que le sangra la vida / Alguien huye a hurtadillas doblando la esquina / ¿Podría ser Mack la Navaja?”.
En Siembra amplía su visión tanto musical como social, y Pedro Navaja se convierte en un himno clásico de quienes aman este género musical. Incluso personas que consideraban que era música populachera comenzaron a darse cuenta de su aceptación en todos los estratos sociales. Durante la presentación de Mundo, comentó: “Cuando hice ‘Pedro Navaja’ quebramos la clave, aquello era un anatema en la salsa, quien baila tiene que parar para escuchar la letra”. Blades confiesa que a partir de sus once años empezó a construir Pedro Navaja recogiendo elementos de Panamá y Nueva York, entre otros lugares. Por ejemplo, Las Zapatillas Negras y Diente de Oro eran dos pandillas de Panamá a finales de la década del 50. El sombrero y el gabán fueron inspiración de los bacanes de Times Square en Nueva York. Y así fue tomando elementos desde su adolescencia hasta finalizarlo.
Cuando presentó este proyecto a Fania Records fue rechazado de inmediato porque, según Masucci y Pacheco, era un tema complicado y muy largo, ya que dura más de siete minutos. Blades comenta que tuvo que insistir mucho para que lo grabaran. De hecho, consideraban que el álbum Siembra sería un rotundo fracaso. Cuando salió, en las emisoras no lo querían promocionar porque duraba más de tres minutos. Plástico, Buscando guayaba, María Lionza, Ojos y Dime son temas de esta exitosa producción. La historia de Pedro Navaja y la prostituta está grabada en el inconsciente colectivo de nuestra música popular.
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En 1980 Rubén Blades debutó en el cine con la película The Last Fight, que, si bien no tuvo repercusión comercial, fue su pasaje a la industria cinematográfica. Después de seis años con el grupo de Willie Colón, en 1982, decidió independizarse y formó Los Seis del Solar, un grupo que funcionaba como un laboratorio de experimentación sonora con ciertas claves próximas al rock. Con este conjunto grabó Agua de Luna, inspirado en los cuentos de Gabriel García Márquez, y ganó su primer Grammy como reconocimiento a la música popular caribeña. En su interés por interpretar la realidad social de América Latina, produjo su álbum Buscando América con el grupo que luego cambió su nombre a Son del Solar. Su sencillo Desapariciones impactó al público latino y con él obtuvo su segundo premio Grammy. Un año después, en 1984, ingresó a la Universidad de Harvard, donde obtuvo el diploma de maestría en Derecho Internacional.
A partir de entonces no ha dejado de producir una música que siempre es recibida con alborozo por los millones de fanáticos de sus composiciones. Entre sus álbumes más conocidos están Caminando, Amor y control y La rosa de los vientos, que le valió su tercer Grammy. En su álbum Tiempos (1999) incorporó elementos de música clásica contemporánea con una dosis personal de originalidad y compromiso social, aspectos que han caracterizado el rumbo de sus composiciones y con el cual obtuvo su cuarto Grammy.
Ha alcanzado el reconocimiento de la industria cinematográfica, que no deja de ofrecerle papeles en sus películas. Su segunda experiencia cinematográfica fue como protagonista de Crossover Dreams, dirigida por León Ichaso. Es la historia de un músico que desdeña su herencia cultural con la intención de penetrar en el mundo anglosajón con su producción musical. Sin embargo, el producto de su ambición es un híbrido mecánico que no gusta a ningún público. Es, en el fondo, una película moralizante que se propone enseñar una lección: es necesario permanecer fiel a las raíces. El personaje protagónico es una caricatura estereotipada sin mayor profundidad psicológica o emocional que se estanca en un alegato demagógico estéril.
Blades ha trabajado en más de 35 películas en Hollywood con artistas de reconocida importancia como Richard Pryor, Whoopi Goldberg, Jack Nicholson y Antonio Banderas en su cinta Imagining Argentina. Robert Redford lo contrató en 1988 para interpretar al sheriff en su filme The Milagro Beanfield War, mientras que en Dead Man Out es un condenado a muerte (Premio ACE a mejor actor en televisión de cable, 1989) y en Cradle Will Rock personifica al pintor Diego Rivera. También ha participado en miniseries y dramas para televisión como The Josephine Baker Story y The Maldonado Miracle, en la cual la mexicana Salma Hayek debutó como directora. Tuvo un papel estelar en The Capeman, musical de Broadway producido por Paul Simon, junto al cantante Marc Anthony.
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En 1994 incursionó en la política panameña cuando se lanzó, sin éxito, como candidato a la presidencia bajo la bandera de su partido Papa Egoró (Madre Tierra, de centro izquierda). No obstante, Blades sigue de cerca la actualidad social y política de su país y el resto de América Latina, la cual recorre, como en esta gira, de manera periódica para regocijo de sus numerosos fanáticos.