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"La paz se me antoja en estos momentos como una fantasía creada por el humo de una pipa de opio", dijo el autor, premiado con 25.000 euros.
Recordó en su discurso que, mientras los presentes están hoy en esta iglesia, la Paulskirche de Fráncfort, "reunidos para hablar de paz", no muy lejos tiene lugar una guerra (la de Ucrania) atribuible "a la tiranía de un solo hombre y a su sed de poder y conquista", y en Israel y la Franja de Gaza "ha estallado un conflicto aun más amargo".
Los combatientes no logran siquiera ponerse de acuerdo sobre el significado de la palabra "paz", señaló.
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"Para Ucrania, la paz es más que el fin de las hostilidades. Paz es, para ellos, y así también debe ser, la restitución de todos los territorios ocupados y la garantía de su soberanía", mientras que para Rusia, paz significa "la rendición de Ucrania y el reconocimiento de que los territorios perdidos permanecen perdidos", afirmó.
Es "la misma palabra y dos significados incompatibles", agregó, al tiempo que lamentó que "una paz para Israel y los palestinos parece estar incluso más lejos".
"La paz es difícil de crear y difícil de encontrar, y sin embargo la anhelamos, no sólo la gran paz al final de una guerra, sino también la pequeña paz en nuestra propia vida privada, una vida en paz con nosotros mismos y nuestro pequeño mundo", agregó.
En este sentido, subrayó la importancia de "perseguir con pasión" la paz como uno de los mayores valores, a pesar de ser tan difícil de encontrar y aparentemente tan difícil de preservar.
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Respecto el galardón recogido hoy, Rushdie afirmó gustarle la idea de pensar que "la paz misma es el premio", concedida por un jurado de "sabios benefactores" con capacidades "mágicas" y "fantásticas" por el periodo de un año.
"Sería una recompensa que recibiría con la mayor de las alegrías. Estoy pensando incluso en escribir una historia sobre ello: 'El hombre que recibió la paz como premio'", agregó.
Rushdie instó asimismo a defender la libertad, y sobre todo la libertad de expresión, "sin la cual no existiría el mundo de los libros", en una época en la que está siendo atacada de todos lados por "voces reaccionarias, autoritarias, populistas, demagogas, a medio educar, narcisistas y no cuidadosas", tanto desde las izquierdas como desde las derechas.
El escritor germano-austriaco Daniel Kehlmann, encargado de la laudatio, calificó a Rushdie de "símbolo de la libertad artística" e "indiscutiblemente uno de los grandes narradores de la historia de la literatura, quizás el más importante defensor de la libertad artística y de expresión de nuestro tiempo, pero sobre todo un hombre sabio, curioso alegre y bondadoso".
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Por lo tanto, según Kehlmann, es también "el más digno portador que podría haber existido para esta distinción, que como premio de la paz reconoce expresamente no solo la grandeza artística, sino también la humanista".
Recordó que Rushdie pasó la mayor parte de su vida con escolta y vigilancia permanente después de la condena a muerte por una fetua emitida por el ayatolá Jomeini en 1989 por la publicación de sus “Versos Satánicos”, pero “permaneció visible, permaneció presente y, sobre todo, siguió siendo un escritor”.