El nuevo liderazgo para el patrimonio y la memoria en Colombia
Saia Vergara fue nombrada viceministra de Patrimonios, Memorias y Gobernanza Cultural. Por su herencia familiar y trayectoria profesional, se convierte en un actor clave para la gestión de estos asuntos en el país.
Samuel Sosa Velandia
A Saia Vergara Jaime se la ve en una foto posando con una camiseta que lleva la palabra “costeña”. Lina Rodríguez, quien le regaló esa prenda, comentó que el lugar donde nació su mejor amiga viaja con ella en su acento y sus ideas.
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A Saia Vergara Jaime se la ve en una foto posando con una camiseta que lleva la palabra “costeña”. Lina Rodríguez, quien le regaló esa prenda, comentó que el lugar donde nació su mejor amiga viaja con ella en su acento y sus ideas.
De su padre, Rafael Vergara, heredó el amor por la tierra que la vio crecer. Con él, que fue líder ambiental, recorrió rincones de Cartagena en los que conoció la riqueza y “la miseria material y del alma”, como escribió en un artículo que le dedicó a su papá. Aun cuando estuvieron en el exilio durante 11 años, continuaron aferrados a sus raíces.
Ella, la costeña, pero también la historiadora, artista, investigadora y gestora cultural, se convertirá en la viceministra de Patrimonios, Memorias y Gobernanza Cultural. Así lo confirmó Juan David Correa, ministro de las Artes, las Culturas y los Saberes, quien sumó a su equipo a dos mujeres de distintas regiones del país: Vergara y Yannai Kadamani, quien asumirá el cargo de viceministra de Artes, Economía Cultural y Creativa.
Vergara, que ha dedicado su vida a la cultura no solo como una práctica artística, sino también como un asunto político, llega a una cartera con retos cada vez mayores y un tiempo limitado.
Sobre sus hombros recae la responsabilidad de trabajar en un tema que ha tomado un lugar privilegiado en la agenda de este gobierno: el patrimonio. Según lo han comunicado, buscan transformar las narrativas y formas de relacionarse con este tipo de memoria, desde el centro del país hasta las periferias.
El galeón San José, el Hospital San Juan de Dios, el tesoro quimbaya y las discusiones lingüísticas sobre palabras como “celebrar” o “conmemorar” han sido objeto de decisiones y debates en este mandato, que responden a la “revolución cultural” que el presidente Gustavo Petro prometió incluso antes de llegar al poder. Sin embargo, para algunos expertos, los esfuerzos en materia de legislación cultural y patrimonial han sido escasos.
En un artículo publicado en estas páginas sobre el tema, José Luis Socarrás, decano de la Facultad de Estudios de Patrimonio Cultural de la Universidad Externado, señaló que no ha habido avances significativos en lo que respecta a la Ley 1675 de 2013, que reglamenta lo relativo al Patrimonio Cultural Sumergido, a pesar de que el galeón San José es uno de los grandes proyectos de esta presidencia.
En 2020, durante el gobierno de William Dau como alcalde de Cartagena, Saia Vergara estuvo al frente del Instituto de Patrimonio y Cultura (IPCC). En una entrevista para el Periódico El Meta, comentó que la importancia del patrimonio estaba relacionada con todo lo que nos atravesaba como individuos y colectividad, ya que creía que una sociedad sin patrimonio era una sociedad sin memoria y que eso era lo que nos permitía diferenciarnos y no estandarizarnos.
Su trabajo se dedicó a “rendir homenaje a la tradición, honrar la memoria y recuperar lo que se había perdido”. Isabela Restrepo, integrante del colectivo de residentes Somos Centro Histórico de Cartagena, destacó que Vergara demostró “que sí se puede trabajar por el patrimonio. La Unesco señala que uno de los problemas de la ciudad es su debilidad institucional, pero ella fue capaz de mejorar esto mediante el uso de tecnología y el fortalecimiento de los procesos de autorización para la intervención de inmuebles, lo cual sirvió como un antídoto contra la corrupción. Esa fue otra de las características de su gestión: la transparencia y la lucha contra la corrupción”, indicó la ciudadana.
En la Rendición de Cuentas del IPCC de 2021, Vergara renunció a su cargo alegando motivos personales y su deseo de vivir la maternidad con su único hijo. Lina Rodríguez, gestora cultural y exdirectora del FICCI, recordó que, en el momento de su nombramiento, “el sector se llenó de esperanza”. Ante la pregunta de si ese sentir se disipó con su renuncia, Isabela Restrepo manifestó que no porque creen que los frutos del trabajo que cosechó Vergara son fuertes y resistentes.
Para Juan David Correa, la conversación es fundamental como eje del oficio político. Sin embargo, ha sido cuestionado por una supuesta falta de apertura. Una de las controversias surgió por sus declaraciones sobre la “celebración” de los 500 años de Santa Marta, lo que desencadenó un enfrentamiento con el alcalde Carlos Pinedo y la Academia de Historia del Magdalena.
“Para nosotros, lo que va a ocurrir no es una celebración. En Santa Marta no entró la civilización, ni la religión fue un bien para el país, ni el idioma castellano fue un bien para el país. Hubo un enfrentamiento y una colonización, y eso nos hace pensar en las personas que estaban en el territorio antes de que esas otras llegaran”, afirmó Correa.
Por su parte, el alcalde Pinedo criticó al ministro, afirmando que “la celebración de los 500 años de Santa Marta no es solo un evento local; es un hito de importancia nacional e internacional. Menospreciar los aspectos históricos de nuestra fundación es una ofensa no solo para los samarios, sino para todos los colombianos”. Pinedo exigió una rectificación y un compromiso genuino del Ministerio de las Culturas con la dignidad de la historia y la cultura de Santa Marta.
Vergara no fue ajena a este debate y decidió publicar un texto en la revista Cambio en el que destacó que la conmemoración de eventos históricos debe incluir un reconocimiento honesto de la violencia y las exclusiones sufridas por diferentes comunidades, como parte de un proceso de reconciliación y fortalecimiento en un país como Colombia.
En su propuesta, destacó la importancia de trabajar en conjunto con otros ministerios para abordar los desafíos y diferencias. No obstante, afirmó que nada tendría sentido si no hubiese voluntad política.
Vergara ha demostrado estar convencida de que conciliar y dialogar son elementos claves para la función pública: “Reconocer lo valioso que se ha hecho en anteriores administraciones nos permite construir sobre lo construido y tener una gran humildad respecto a los territorios y sus especificidades. Eso lo aprendí cuando hice mi primera tesis doctoral etnográfica; no se puede hacer ninguna propuesta sin conocer las dinámicas de esas comunidades”, expresó en una entrevista para El Universal cuando, en 2023, asumió el cargo de coordinadora del Programa Nacional Escuelas Taller.
Lina Rodríguez y la experta en patrimonio Catalina Bateman, sus amigas, recuerdan que, desde pequeña, Saia Vergara aprendió la importancia de las convicciones y de emprender las luchas necesarias para defenderlas. Sin embargo, también resaltaron su apertura para escuchar las voces, sin importar de qué orilla provengan.
“Uno de los retos más grandes para Saia es que la centralización del ministerio no la acapare y que pueda seguir teniendo la mirada territorial. Creo que es una persona que sabe escuchar a todas las voces y que además quiere servirle a la gente en un país que está centralizado”, sostuvo Rodríguez.
De hecho, este fue uno de los problemas que reconoció el ministro Correa cuando cumplió un año en el cargo: “Lamento la incapacidad para invertir en los territorios excluidos, que no hayamos logrado aún que la contratación pública para ciertas comunidades o grupos sea de manera directa, más no a través de terceros o convocatorias”, expresó.
Nuevos rostros en el gabinete de Juan David Correa
Saia Vergara llega junto a Yannai Kadamani, quien ocupará el lugar que estuvo en cabeza de Jorge Zorro, uno de los funcionarios más cuestionados de este ministerio, pero también recordado por el proyecto “Sonidos para la Paz”, que tuvo como objetivo, según sus declaraciones, utilizar la música como herramienta de transformación social en Colombia y promover el diálogo en comunidades afectadas por el conflicto armado.
Este programa fue de gran relevancia para la gestión del exviceministro; entre sus actividades, incluye talleres, presentaciones artísticas y la creación de grupos musicales dirigidos a niños, niñas y jóvenes. Con la llegada de Kadamani Fonrodona, surge la pregunta sobre la continuidad de esta iniciativa.