Sally Rooney: la búsqueda de la intimidad y la angustia de una generación
La escritora irlandesa Sally Rooney se ha convertido en un fenómeno internacional. Desde la publicación de su primera novela en 2017, la autora ha acaparado la atención de los medios y los críticos por su estilo, sus personajes y los temas que aborda.
Andrea Jaramillo Caro
Sally Rooney ha sido llamada “la Salinger para la generación de Snapchat” o la “primera gran novelista millennial”. La autora irlandesa, quien tiene 33 años, ya publicó su cuarta novela, titulada “Intermezzo”. El éxito de la escritora pareció tomar al mundo literario por sorpresa.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
Sally Rooney ha sido llamada “la Salinger para la generación de Snapchat” o la “primera gran novelista millennial”. La autora irlandesa, quien tiene 33 años, ya publicó su cuarta novela, titulada “Intermezzo”. El éxito de la escritora pareció tomar al mundo literario por sorpresa.
Sus primeras dos obras, “Conversations with friends” y “Normal people”, fueron publicadas en 2017 y 2018, respectivamente, y no pasó mucho tiempo antes de que fueran adaptadas a la pantalla chica con Rooney como parte del equipo de producción en ambas ocasiones. En un artículo de Vox, Constance Grady se refirió a la lectura de los libros de Rooney como un “nuevo símbolo de estatus social”. “Ahora es una aspiración ser el tipo de persona que ha leído a Sally Rooney. Ella es un símbolo de cierto tipo de elegancia literaria: si lees a Sally Rooney, el pensamiento parece ser “eres inteligente, pero también divertida, y también eres lo suficientemente genial como para sospechar de las palabras ‘inteligencia’ y ‘diversión’ como conceptos generales”, escribió. Los libros de esta autora han sido elogiados por celebridades como Taylor Swift, Sarah Jessica Parker y Emily Ratajkowski, entre otros.
A pesar de los calificativos o los títulos que se le han adjudicado desde su salto a la fama, la irlandesa dijo en una entrevista para The New Yorker que: “A los novelistas se les da demasiada prominencia cultural. Sé que se podría señalar que en realidad no se les da mucha importancia, pero... todavía es demasiada”.
Esa afirmación que hizo en 2018 refleja una parte de sus creencias: la escritora también se considera marxista y feminista. Los valores socialistas que heredó de sus padres hacen parte no solo de su identidad personal, sino también de su escritura. “En la jerarquía de las identidades literarias de Rooney, millennial es mayor que irlandés, pero post-recesión puede ser mayor que millennial. Sus escritos emanan ansiedad sobre el capitalismo, que pretende ser un sistema meritocrático, pero que en realidad funciona como una inversión diabólica del comunismo, redistribuyendo la riqueza y los privilegios al capricho de las personas que ya tienen esas cosas”, escribió Lauren Collins para The New Yorker.
Los temas que ha abordado desde sus novelas no solo incluyen comentarios sobre su percepción del mundo, sino también su propia opinión acerca de ciertos personajes. “Siento que realmente puedes salirte con la tuya al expresar muchas de tus opiniones, si quisieras, en una novela”, le dijo a Collins. De hecho, en su primera novela lo hizo. Una de las protagonistas de “Conversations with friends”, Frances, expresó en un punto su disgusto por el escritor irlandés William Butler Yeats, de la misma forma en que Rooney lo hizo en una entrevista con el Irish Independent.
El éxito de la escritora vino de la mano de su ensayo “Aunque me ganes”, publicado en 2015 en el Dublin Review. Para ese momento, Rooney no tenía la fama actual. Hace casi 10 años, la mujer que ahora es una sensación literaria, había terminado una maestría y trabajaba en el área administrativa de un restaurante. Sin embargo, su mente se encontraba en estado de escribir.
De hecho, Rooney completó su primera novela a los 15 años, aunque se refiera a ella como “una completa basura”, y antes de “Aunque me ganes” ya había publicado varios poemas en la revista literaria The Stinging Fly.
Fue el ensayo que escribió sobre su experiencia en el circuito de debate universitario internacional, del que hizo parte durante su paso por el Trinity College Dublin, el que la visibilizó frente a la agente literaria Tracy Bohan.
Según ha relatado la escritora, escribió cien mil palabras de “Conversations with friends” en medio de las entregas para la maestría de la que se graduó en 2013. Cuando Bohan se acercó, Rooney se abstuvo de enviarle el primer borrador de la novela. En sus propias palabras: “Prefiero hacer dos cosas muy, muy, muy bien que hacer 16 cosas y que 14 de ellas fallen”, le dijo a The Guardian. “Quería que la novela fuera lo más perfecta posible. Creo que es una aversión al fracaso”. En esa entrevista atribuyó su escritura rápida a la posibilidad que tuvo de pasar varios años sin escribir nada y disfrutar de experiencias como cafés con amigos para luego reflexionar sobre ellas.
Parte del éxito asociado con su nombre se debe a su estilo de escritura, el cual algunos han calificado como plano, y la forma en la que Rooney ha abordado los diálogos en su obra. Para seguir hablando de la obra “Conversations with friends”: allí explora la comunicación mediada por el correo electrónico. Para Christiana Spens de la revista Prospect, esto le aportó a sus textos accesibilidad y “un ritmo inconexo, muy moderno: una sensación de que el lenguaje no funciona correctamente y, en consecuencia, un sentimiento de anhelo y confusión”. Sin embargo, son sus personajes y las experiencias con las que los carga lo que ha hecho que sus libros sean tan anhelados.
“Rooney tiene una habilidad especial para describir con precisión, y también con lirismo, la textura de la experiencia de ser una persona joven en el mundo, particularmente una persona joven e inteligente, pero solitaria. Sus personajes sienten casi tanta pasión por las grandes ideas como por sus deseos animales”, escribió Ellen Wiles para The Conversation y atribuyó esta característica al pasado de Rooney como campeona de debates.
Christiana Spens, de la revista Prospect, comparó el fenómeno de Rooney con el de Harry Potter a principios de la década de los 2000. Cuando la escritora irlandesa publicó su tercera novela, “Beautiful world, where are you”, en 2021, la editorial celebró con una tienda “pop-up” en la que se ofrecieron clases de caligrafía y el público podía comprar bolsos y gorras con el motivo del libro. Para Spens la popularidad de la autora se debe a sus personajes “tercos e imperfectos que conllevan una inmensa atracción emocional, pero sus hábitos e inseguridades nos son tan familiares y están elaborados con tanto cuidado que parecen genuinos, en lugar de melodramáticos”.
Esta apreciación y los elogios que ha recibido por los personajes que ha creado, ha alentado comparaciones con otras figuras literarias. “Muchos críticos han notado que mis libros son básicamente novelas del siglo XIX vestidas con ropa contemporánea”, le dijo a Collins haciendo alusión a la obra de Jane Austen.
Esa afirmación no fue muy bien recibida por unos y la crítica no se hizo esperar. En un artículo para la revista UnHerd, John Maier criticó el estilo plano de escritura de Rooney y la categorizó como “desencantado”. Para el columnista, autores como ella “presuponen que un sentimiento inquebrantable de alienación mundana, junto con un grado casi patológico de autoexamen altamente absorto, constituye la única respuesta adecuada a las condiciones de la vida millennial y a los dilemas que se les imponen a sus protagonistas por el ‘capitalismo tardío’”.
Para Maier, en autores como ella se encuentra también el “cinismo sobre el mundo social (poco potenciado por cualquier comprensión profunda del mismo) y vergonzosas muestras de seriedad”. El columnista consideró en su texto que la razón principal detrás del éxito de Rooney está en el temperamento ansioso sumado a los matices de temas sociales, sus admiradores “quieren verse a sí mismos en este retrato generacional desfigurante”.
A pesar de las críticas, Rooney es apreciada más allá de las palabras que plasma en papel, pues sus posturas políticas, como el momento en que prohibió que su obra fuera traducida al hebreo en muestra de apoyo a Palestina, la han destacado más allá de su persona literaria. Aunque sus textos han acompañado a millones de personas y las palabras de elogio se amontonan, la autora estuvo consciente desde el principio de su condición como novelista y como persona en un mundo en crisis. “Hay una parte de mí que nunca será feliz sabiendo que solo estoy escribiendo entretenimiento, creando objetos estéticos decorativos en un momento de crisis histórica”, dijo al Irish Independent en 2018.