Santiago Cárdenas y su inquietante pintura (Meninas frente al espejo)
Santiago Cárdenas ha creado un universo conceptual en su pintura, allí habitan objetos cotidianos como ganchos de colgar ropa, extensiones eléctricas, paraguas, corbatas, cajas de cartón desdobladas, tabletas de caucho, armarios, tableros extintos de salones de clase. Es una pintura que nos inquieta y nos pone al límite, deseamos asir lo que está pintado. Al acercarnos a su pintura entramos a un mundo donde podemos transitar con sus objetos y sus ideas.
María Elvira Ardila
De esta manera, el artista se acerca a una pintura filosófica e indaga en el mundo conceptual. Cárdenas también cuestiona nuestra existencia, sí de los que vemos y nos realiza la pregunta de cómo observamos y qué vemos. Ha creado su propia matrix, su obra invita a entrar en un espacio ilusorio, una pintura que engaña al ojo. “Yo no quería que el público fuera tan ajeno a la obra, la idea era engañar, al punto que tratara de tocarlos y que inquiriera, ¿cuál es la relación con esa pintura?”.
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De esta manera, el artista se acerca a una pintura filosófica e indaga en el mundo conceptual. Cárdenas también cuestiona nuestra existencia, sí de los que vemos y nos realiza la pregunta de cómo observamos y qué vemos. Ha creado su propia matrix, su obra invita a entrar en un espacio ilusorio, una pintura que engaña al ojo. “Yo no quería que el público fuera tan ajeno a la obra, la idea era engañar, al punto que tratara de tocarlos y que inquiriera, ¿cuál es la relación con esa pintura?”.
Lo anterior, nos recuerda el mito de la Caverna de Platón, en el que el filósofo cuestiona la realidad y el mundo del conocimiento. El mito cada día se hace más vigente, habla que el ser humano está encadenado y encerrado en una cueva, desde que se nace. En ese lugar, se proyectan unas sombras en la pared y nos advierte que estas son engañosas y que el peligro es considerarlas reales y no salir de la caverna.
Desde sus años en Yale, estudia a Platón. Sus pinturas son una aproximación a la visión del mito, piensa que la idea es real, que no engaña al público, pues es otra postura de la realidad. Cárdenas dice con respecto a esto: “Lo que era real eran las ideas y no las cosas físicas que se pueden tocar, yo estoy pintando las ideas, la idea de vaso, la idea mesa, idea de superficie.” Concluye que el arte puede convertirse en un medio para alcanzar la realidad o la verdad… Y creer que las ideas eran más reales que los objetos que aparentemente se representan.”
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¿Cómo explorar esa matrix que ha creado el artista?
Espacios ambientales, fue una exposición concebida por Álvaro Barrios a finales de 1968. Exposición que da inicio a las instalaciones y al arte conceptual en nuestro país. Cárdenes realiza, Espacios negativos una intervención in sitúo, en un salón en la facultad de filosofía donde quedaba en ese entonces, el Mambo. Allí realizó una pintura mural que falseaba el espacio de las paredes; las salas se veían más grandes y el espacio arquitectónico se confundía con el espacio pictórico.
Para su retrospectiva en el Mambo en el 2006 le propuse a Cárdenas reproducir esta instalación. Cárdenas transformó una de las salas y la convirtió en un vórtice para que entráramos de manera más fácil en su matrix. El público pudo vivir en una escala mayor la experiencia, la sensación de una idea de un espacio que no existía sólo era una simulación. Cárdenas volcó la arquitectura a un espacio casi cuántico donde se podía transitar en varios planos.
Otra condición que nos proporciona su obra es la alusión a imágenes que han estado en la memoria, esos objetos que permanecen o han ido cambiando con el paso del tiempo o han desaparecido. Es una invitación que también nos hace su obra, explorar el inconsciente individual y colectivo, qué significan estas cosas, qué ocultan. “En esas cuatro paredes anodinas, se encerraban muchas de las angustias más terribles del hombre”, afirmó Juan Antonio Roda al ver una de sus pinturas.
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Al igual, su obra posee un bagaje visual e intelectual que le permite transitar a sus anchas por la historia del arte y además tenerla como cimiento; desde los inicios de su carrera hasta su actual producción confluyen conocimientos técnicos, estilísticos, conceptuales que van desde su gusto por la pintura plana de Egipto, el conocimiento de la perspectiva en el Renacimiento, su deleite por pintores como Velásquez, Manet, Picasso, Matisse hasta llegar a los expresionistas abstractos americanos de los años 40 y 50.
Cárdenas nació en Bogotá en 1937, desde los 9 años vivió en Estados Unidos. En la década de los 60 estudió arquitectura en la Rhode Island School of Design, Providence en Nueva York. Abandona la arquitectura y decidió estudiar pintura hasta graduarse en RISD. Obtuvo el título de Master of Fine Arts de la Yale University School of Art and Architecture, posgrado del que Josef Albers fuera su director. Su experiencia académica y formativa le permitió estar en contacto directo con la vanguardia de la mitad del siglo XX como la Escuela de Nueva York y su expresionismo abstracto, así como debatir, escuchar y aprender del debate académico.
En esta época pintaba paisajes, bodegones, figura humana un tanto expresionista y poseía cierta influencia de sus profesores. Fuera de clase realizaba pinturas muy cercanas a De Kooning, artista que poseía una profunda preparación artística centrada en el dibujo formal de la figura.
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Regresa a Colombia y comienza a exponer y a dar clases en la Universidad de los Andes y en la Universidad Nacional; su vocación de maestro lo lleva a afirmar que el arte no se puede enseñar pero que se puede aprender.
En ese momento, está influenciado por el Arte Pop, pinta figuras femeninas, una iconografía llena de imágenes populares y de objetos de consumo.
En 1967 hay un cambio en la manera de pensar la pintura, el espacio comienza a aparecer delante de la superficie tradicional del cuadro, que estaba atrás. Aparecen los ensambles de ropa influenciados por una conferencia del artista Frank Stella en la que el norteamericano afirmó, que el arte se vuelca real y concreto en un espacio tridimensional, ideas que lo influenciarían.
En la década de los setenta vienen los tableros, pintura que él denominaría la menos predecible, hasta el momento. Cárdenas en varios períodos de su trayectoria ha abordado la temática de los pizarrones, cuando pinta asume que se encuentra realmente frente a una pizarra, borra, dibuja con tiza, escribe, vuelve a borrar y deja vestigios.
La exposición curada por María Iovinno nos reitera la importancia y la vigencia del artista en nuestra historia y que “… tanto la pintura como la figuración siguen siendo territorios que todavía admiten más exploración e interrogantes…”. La exposición se encuentra en la galería el Museo en Bogotá.