Sapukai, un grito de Nohemí Pérez (Meninas frente al espejo)
El eje conceptual de la Bienal gira en torno a Bubuia: el agua como fuente de imaginaciones y deseos. La muestra está integrada por 121 artistas, entre las invitadas está la colombiana Nohemí Pérez.
María Elvira Ardila
Nohemí Pérez presenta varios dibujos de gran tamaño que visibilizan los incendios que se han dado en la selva, una reflexión sobre la falta de agua en el lugar que se ha denominado el pulmón del mundo. Detalla la manera como el fuego se apodera de extensas zonas en el Amazonas. Utiliza rollos de papel de gran formato, carboncillos, pasteles, sanguinas. También hay bordados con hilos en el papel. La artista logra un anti-paisaje. La selva ya no es el lugar de contemplación: está en llamas de las que huyen los animales impotentes y la vegetación, tratando de sobrevivir. Algunos animales están cosidos con hilos de diferentes colores. Hay pájaros, como un carpintero con sus plumas rojas y pico largo, o una culebra azul, que ha sido nuevamente expulsada del paraíso. La artista borda como en un gesto de reparación: dar vida a lo que se extingue. En la mayoría de los casos, los incendios son producidos por las manos del hombre y su codicia insaciable.
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Nohemí Pérez presenta varios dibujos de gran tamaño que visibilizan los incendios que se han dado en la selva, una reflexión sobre la falta de agua en el lugar que se ha denominado el pulmón del mundo. Detalla la manera como el fuego se apodera de extensas zonas en el Amazonas. Utiliza rollos de papel de gran formato, carboncillos, pasteles, sanguinas. También hay bordados con hilos en el papel. La artista logra un anti-paisaje. La selva ya no es el lugar de contemplación: está en llamas de las que huyen los animales impotentes y la vegetación, tratando de sobrevivir. Algunos animales están cosidos con hilos de diferentes colores. Hay pájaros, como un carpintero con sus plumas rojas y pico largo, o una culebra azul, que ha sido nuevamente expulsada del paraíso. La artista borda como en un gesto de reparación: dar vida a lo que se extingue. En la mayoría de los casos, los incendios son producidos por las manos del hombre y su codicia insaciable.
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Su participación en la Bienal es más que oportuna. El arte devela lo que está oculto para muchas personas. En el 2021 se publicó un informe sobre los delitos ambientales que suceden en cinco países de la Amazonía. De acuerdo con este informe de In Sight Crime y el Instituto Igarapé, se concluyó que los incendios son provocados por una serie de agresiones a la naturaleza. Estas incluyen la ganadería y la expansión de la agroindustria, el tráfico de madera, el cultivo de coca y la minería de oro legal e ilegal.
Toda la obra de Nohemí Pérez está relacionada con la naturaleza y las tensiones que se presentan en ella. La artista nació en el municipio de Tibú, ubicado en la región del Catatumbo, frontera con Venezuela. Una región que posee recursos naturales, entre los que se destacan las fuentes hídricas, el petróleo, la madera, el oro, entre otros. También hay producción y circulación de cultivos ilícitos, ampliamente expandidos por todo el departamento. Es un territorio donde se puede leer parte de la historia de Colombia.
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La artista posee una relación intrínseca con este lugar, con su familia y los habitantes de Tibú, así que casi toda su práctica artística se ha realizado a partir de la investigación de su región. Las experiencias en este lugar la han llevado a realizar Panorama Catatumbo, una cartografía de su territorio o un registro sensible que acompaña con un diario escrito de manera íntima y que está ilustrado con acuarelas detalladas de sus habitantes, allí se concentra la belleza exuberante de los ríos, de la vegetación, los animales y las plantas. En su libreta describe recuerdos de su niñez, como el restaurante de su mamá: ella y sus hermanos eran llamados los “niños Quaker”, ya que en el lugar se vendía avena. O el recuerdo del asesinato de su Padre. También está el paso de los indocumentados, aquellos colombianos que iban a comprar mercado y gasolina en la frontera o a conseguir mejores oportunidades en el país vecino, en décadas pasadas. Hoy vemos el éxodo de los migrantes que llegan a Colombia por este circuito.
En su obra confluyen las historias cotidianas, relatos de su vida que se traslapan con la historia de la violencia del país y el diario vivir en una zona petrolera. Por ejemplo, escribe sobre la concesión que obtuvo el militar Virgilio Barco, padre de quien fue presidente de Colombia. Barco accedió a la explotación exclusiva del primer pozo de petróleo gracias a su amigo, el presidente Rafel Reyes. En 1936, esta autorización pasaría a las empresas estadounidense Texas Petroleum Company y Mobil Oil. En el diario de la artista también se consigna el desprecio por parte de las empresas y del estado por los habitantes de la región: “El gobierno les prestará a las compañías contratantes la protección debida para prevenir o repeler la hostilidad de las tribus de los motilones o salvajes que moran en las regiones que hacen parte de materia de este contrato, lo que hará por medio de cuerpos de la policía armada o de la fuerza pública en cuanto fuera necesario.”
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En sus pinturas y dibujos, la artista va detallando los acontecimientos que han ocurrido en la región. Posee una mirada cinematográfica producto de su pasión por este arte, así que las grandes panorámicas que realiza son secuencias de un guión que la artista ha planeado con detalle, fotogramas que van narrando lo acontecido. De esta manera, podemos encontrar la profusión de la vegetación y los ríos acaudalados de Colombia, por donde transitan lanchas que ocupan hombres destinados a la guerra. Al igual, en las trochas transitan personas que huyen de sus casas, o cargueros que llevan cajas y tanques de plástico para la producción de cocaína en un laboratorio escondido en mitad de la selva.
Pérez relata en su diario: “En el 99, por orden de Carlos Castaño – jefe de los paramilitares- atravesando gran parte del país desde Córdoba hasta el Catatumbo incursionaron las autodefensas a sangre y fuego. A finales de año, las incursiones paramilitares habían dejado cerca de doscientos muertos y producido un desplazamiento masivo hacia Venezuela”. La guerrilla también se exilió en el país vecino y los paramilitares se quedaron con el control de la venta de coca. En 2004, su cuñada y su sobrino vieron pasar a mil cuatrocientes combatientes de las AUC del Bloque Catatumbo que se concentraron en la finca Brisas de Sardinata para la entrega de armas y desmovilización de los paramilitares. “Allí, Salvatore Mancuso le entregó su arma, una Pietro Beretta, al alto comisionado Luis Carlos Restrepo, como símbolo de la desmovilización de la estructura militar de las autodefensas, a las 9. a.m. De este bloque hacían parte el Bloque Móvil Catatumbo y el Frente La Gabarra. El primero, al mando de alias “Felipe” con doscientos hombres, el segundo comandado por el capitán retirado del ejército Armando Pérez, alias “Camilo”, con aproximadamente ochocientos hombres. Estos paramilitares tenían el control sobre los raspachines de coca”.
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Al igual, están los recuerdos y los paseos a Pozo Azul, ese río de color intenso que parece una piscina natural. En 1999, uno de los ataques que realizó el ELN al oleoducto Caño Limón-Coveñas ocasionó un derrame de petróleo convirtiendo los ríos en desagües oscuros. Pozo azul se tiñó de un negro contaminante. Hoy, la guerra continua: nuevamente la guerrilla ataca el campo petrolífero y otra vez el desastre ecológico desangra la zona, los ríos se contaminan y las 75 especies que cohabitan en este lugar quizás desaparezcan.
Sapukay es un grito de Pérez. Es una de las voces conscientes que siente el dolor de ver que su territorio posee todo y, a la vez, nada. Es un canto doloroso de una nación despreocupada por sus municipios y los puntos fronterizos donde las oportunidades para sus habitantes y para los jóvenes son escasas. Su obra es un llanto y también un canto de amor al lugar donde nació y a su gente. Al igual, Sapukai también significa el grito que se usaba en los eclipses para rogarle a Dios que no acabara el mundo. Hoy le pedimos a los seres humanos que no maten el Amazonas, el Catatumbo, la Sierra…