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Se decidió el futuro de la Casa Ean de Bogotá

El Instituto Distrital de Patrimonio emitió una carta de respuesta al derecho de petición que pedía que se declarara la Casa Ean como bien de interés cultural, para evitar que fuera demolido.

11 de octubre de 2024 - 10:10 p. m.
La Casa Ean perteneció a la urbanización Potrero Largo, construida por Eduardo Quintana Venegas y Germán Cárdenas.
La Casa Ean perteneció a la urbanización Potrero Largo, construida por Eduardo Quintana Venegas y Germán Cárdenas.
Foto: Jose Vargas Esguerra

El 26 de agosto de este año en las páginas de El Magazín Cultural se publicó un artículo en el que se informaba sobre el derecho de petición que presentaron algunos consejeros de la Juventud y de Patrimonio para que la Secretaría de Cultura y el Instituto Distrital de Patrimonio (IDPC) emitiera una orden de amparo provisional, para que la Casa Ean, ubicada en Quinta Camacho, no fuera demolida y se declarara como bien de interés cultural (BIC).

Dicho inmueble está ubicado sobre la calle 72 con carrera novena y allí, la Universidad Ean planea construir un nuevo edificio para su Escuela de Arte y Diseño Sostenible. Este proyecto, que sería liderado por el estudio de arquitectura británico Heatherwick Studio, “incluye la construcción de una nueva nave de 6.400 metros cuadrados en la calle 72, que funcionará como un portal que conecta ambas calles y se presta para la restauración de las casas de la calle 71″, aseguró Paula Perotti, gerente de la institución.

Sin embargo, en el derecho de petición se menciona que, en esta zona de la ciudad existían varias casas que pertenecían a los primeros inmuebles de la Urbanización Potrero Largo, construido en 1930, pero que con las transformaciones urbanísticas que llegaron con el tiempo, fueron desapareciendo. Por tanto, se argumentó que la Casa Ean es una de las pocas construcciones que aún se erige como un referente de la memoria histórica de la ciudad.

“Un día, caminando por la zona, vimos que esta casa tenía una licencia de demolición y nos pareció grave que se siguiera agudizando esta problemática de demoler casas históricas y con memoria en Chapinero”, señaló David Zuhue, consejero de Patrimonio de esa localidad.

El 5 de agosto, Zuhue, junto a Juan Pablo Sierra, consejero de la Juventud, se reunieron con Eduardo Mazuera, director general del Instituto de Patrimonio, para conversar sobre el futuro de la casa. En ese encuentro se les explicó a los denunciantes cuál era el panorama y el paso a seguir a partir de su solicitud.

“Nosotros recibimos el derecho de petición y próximamente se conocerá la respuesta a partir de una pre evaluación del caso. Este es un hecho muy particular, porque es un sector en transformación, pero también con un componente de tradición histórica y arquitectónica, por lo que estamos revisando al detalle y con todo el rigor técnico, para determinar si se otorga o no el amparo provisional, que sería por un tiempo limitado, hasta que surta un proceso de valoración mucho más extenso”, detalló Mazuera.

Asimismo, se les notificó que, a pesar de que la propiedad no está declarada como un BIC, sí se encuentra dentro de un sector de interés urbanístico y, además, es colindante con unas casas que sí son bienes de interés cultural, las cuales la universidad se comprometió a conservar y a revitalizar.

La respuesta del Instituto de Patrimonio

Esta semana el IDPC emitió su respuesta al derecho de petición. En la misiva se informó que el pasado 21 de agosto de 2024 se adelantó una visita al inmueble, con el propósito de determinar si cuenta con valores patrimoniales suficientes que sustenten su declaratoria como bien de interés cultural del ámbito Distrital, lo cual fue negado.

Uno de los argumentos expuestos por el instituto es que al interior de la casa se evidencian distintas transformaciones: “Durante la visita, pudimos constatar que, aunque la fachada del inmueble se encuentra en buen estado de conservación, interiormente la casa fue drásticamente transformada para responder a las necesidades de los usos educativo y administrativo; los espacios fueron subdivididos, las alturas interiores fueron modificadas (con la construcción de una mezanine y la instalación de cielorrasos), la escalera principal fue eliminada, no hay un esquema legible de circulaciones, las puertas originales se perdieron, la materialidad ha sido transformada y el aislamiento posterior está completamente ocupado. La espacialidad de la vivienda original está desvirtuada sustancialmente, haciendo ilegible su tipología original”, se lee en la carta de respuesta.

A reglón seguido, indican que el valor contextual de ese inmueble se ha visto afectado por las transformaciones urbanísticas que se han dado a sus alrededores. “Algo similar ha sucedido con el contexto urbano del inmueble, cuyo origen residencial que conformaba un perfil urbano de baja altura sobre la calle 72, se ha trasformado para dar paso a edificaciones de hasta 12 pisos, construidas a finales del siglo XX y comienzos del XXI, respondiendo al uso financiero y comercial del sector y configurando un perfil urbano completamente diferente al de la primera década del siglo XX, lo que ha ocasionado que el inmueble objeto de la solicitud pierda su valor contextual”.

Así, el IDPC señaló que a pesar de tratarse de un inmueble construido en la década de 1930, y aunque la fachada principal se encuentra conservada, las drásticas intervenciones interiores a la casa, pérdida del aislamiento posterior, y las trasformaciones del contexto urbano, han desvirtuado plenamente las características del inmueble original, con lo cual, los criterios de “estado de conservación” y de “contexto físico”, no puede ser atribuidos a este inmueble. Por otro lado, el criterio el “antigüedad” no es suficiente en sí mismo para otorgar la condición de bien de interés cultural.

Por medio de un video, Zuhue y Sierra lamentaron la respuesta del instituto y aseguraron que esto afecta la memoria e identidad de la ciudad y sus ciudadanos. “Nosotros estamos radicalmente en desacuerdo con esta postura, ya que desconoce el carácter patrimonial que da la memoria y la apropiación ciudadana sobre un edificio y abre el camino para que las edificaciones que no estén en perfecto estado sean demolidas, sin importar su valor histórico”, concluyeron.

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jose(45144)Hace 3 horas
Este episodio me hace recordar las palabras de un alcalde que decía que los columbarios del cementerio central eran una especie de desperdicio de terreno para la ciudad, que era más importante una cancha donde la gente pudiera disfrutar y hacer deporte, como dicen otros usuarios el tema no es solo el espacio físico, sino la memoria que estos albergan, los procesos de identidad que nos configuran como ciudad, ya me imagino arquitectos destrozando bienes por dentro para justificar su demolición.
Agtescribe(75000)Hace 4 horas
No es la primera vez, ni será la última, que en este país se desprecia la historia por la codicia. Pero "ojalá" fuera solo en lo arquitectónico! La falta de memoria, de respeto por el pasado; el ansia de producir, tener, multiplicar y acumular; la burla a la reflexión, a pensar, a secas, en algo diferente a la acumulación de riqueza, están acabando con el país, la población y hasta la civilización. Qué somos si no conservamos la memoria? Engranajes descerebrados, esclavos del "progreso" de otro
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