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Ahora, una meticulosa restauración de meses revela la visión original y los métodos empleados por la pintora barroca, cuyo óleo de 1616, “Alegoría de la Inclinación”, fue encargada para honrar al artista más celebrado de Italia, Miguel Ángel Buonarroti.
Desde septiembre, un equipo de expertos trabaja para descubrir los secretos de este lienzo censurado de Artemisia, cuyo talento, independencia y vida dramática han despertado nuevo interés al calor de la era del “me too”.
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Las cortinas y el velo agregados posteriormente para ocultar la desnudez permanecerán después de la restauración, pero las imágenes de diagnóstico permitirán dar un vistazo al desnudo original que pintó Artemisia, nacida en Roma en el año 1593.
Ocultar la piel
“Alegoría de la Inclinación”, una mujer desnuda que representa el talento creativo innato sentada sobre una nube, fue encargada por el sobrino nieto de Miguel Angel, un hombre letrado que convirtió la casa de su ancestro en una suntuosa residencia y museo para celebrar a su genio.
La pintura fue una de las 15 encargadas por Miguel Ángel el Joven para decorar el techo de la galería de la residencia. Artemisia, quien alcanzaría la fama y el patrocinio de reyes, recibió un pago tres veces mayor que el de sus colegas masculinos como reconocimiento a su excepcional talento.
Artemisia pintó la obra poco después de llegar a Florencia desde Roma, donde a los 17 años había sido violada por un colega de su padre, también pintor. El agresor fue condenado al cabo de un juicio.
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Pero la historia de la pintura no acabó allí.
Unos 70 años después, un descendiente más puritano de Buonarroti contrató al renombrado artista toscano Baldassare Franceschini para que la alterara.
“Il Volterrano” pintó un velo diáfano sobre los senos de la figura femenina y una cortina gruesa sobre sus ingles.
Ahora resulta demasiado riesgoso eliminar esa capa de pintura al óleo.
“Quiero creer que ella había fallecido para cuando esta pintura fue censurada porque no creo que hubiera estado muy contenta”, declaró Wicks, una curadora estadounidense.
“Nosotros tampoco estamos muy contentos, pero es parte de la historia de la obra en este punto”.
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Heroína en el centro
Wicks usa una torunda con algodón bañado en solvente para hacer trazos suaves y circulares sobre la pintura de Artemisia, exponiendo los tonos radiantes de la piel de la figura semidesnuda.
Siglos de humo y el barniz agregado en los años 1960 le han dado un falso tono naranja a la piel, mientras que el cielo azul brillante pintado con lapislázuli se transformó en un verde grisáceo.
“Esta pierna se ve más clara porque la limpié, quité el barniz en esta zona”, comenta Wicks mientras observa el lienzo con una lupa.
Wicks comenzó por las orillas y en febrero trabajará en la parte trasera del lienzo. Después de estirarla cuidadosamente, se agregarán resinas para fortalecer las fibras de la tela y volver a adherir la pintura.
Radiografías y otras técnicas de imágenes han revelado no solo la desnudez subyacente. “Lo que pensarías que está debajo del velo ahí está efectivamente”, se ríe Wicks.
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Pero los cambios en los ojos y las manos de Artemisia funcionaron.
En una exhibición que comenzará en septiembre, antes de que la pintura sea devuelta permanentemente al techo, los visitantes podrán ver la obra de cerca, observar una imagen digital que revela sus varias capas y explorar las técnicas modernas que permitieron descubrirlas.
La coordinadora del proyecto, Linda Falcone, señaló la importancia de “crear una conversación sobre el arte de las mujeres, el hecho de que fueron protagonistas en su tiempo”.
Considera que Artemisia fue una autopromotora inteligente porque en su tributo a Miguel Angel “ella está diciendo ‘yo como mujer tengo el deseo de pintar’”.
“Ella pone a la heroína en el centro del lienzo y esa heroína tiene su rostro”.