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En el marco de la edición número 61 del Festival de Cine de Cartagena, la Escuela Nacional de Cine ENACC, convocó a cuatro mujeres cineastas con decidida vocación pedagógica, para participar en un panel en el que compartieran con los asistentes al evento parte de su experiencia, así como sus impresiones sobre los desafíos que les impone el hecho de ser mujeres jóvenes, en ámbitos como la creación audiovisual y la educación.
Cuatro profesionales de alto nivel en las áreas de producción, distribución, preparación de actores, escritura y dirección plantearon reflexiones que trascienden las fronteras del séptimo arte y nos invitan a repensar los roles de maestros y aprendices, desde una mirada femenina. Todo esto se expuso en un diálogo moderado por Mónica Juanita Hernández Duquino, también cineasta y Directora del Festival de Cine de Tunja.
Catalina Arroyave, guionista y directora de “Los Días de la Ballena”, concibe el salón de clase como mucho más que un espacio dedicado a la transmisión de saberes y reconoce en algunas visiones de las relaciones de poder profesor – alumno, limitantes para el crecimiento común y el intercambio. La colombiana vive el aula como un lugar propicio para el encuentro en el que, afirma, se debe cultivar y defender el deseo. “Alguna vez un profesor me dijo que si quería hacer cine debía mentalizarme para vivir en casa de mi mamá hasta los cuarenta; yo me fui a estudiar afuera solo para que me dijeran otra cosa, para escuchar que sí se podía.”
“Trata a un hombre tal como es y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser”. La frase de Goethe recoge de alguna manera los motivadores de Arroyave, quien considera que más allá de que sus estudiantes alcancen reconocimiento y logros profesionales, lo cual es siempre importante y deseable; su atención suele centrarse en la experiencia humana en torno al conocimiento, en el juego, en lo corporal y en las emociones, sin dejar de lado el rigor académico. “Soy una nerda”, comenta y se ríe.
Diana Pérez, productora creativa de la compañía Ferviente Films, especialista en educación artística integral, preparadora de actores y productora del largometraje “Pariente”, prenominado por Colombia para los Premios Oscar 2018; señala que a través de su quehacer docente, busca reducir la brecha que muchas veces se genera entre el acontecer de la industria y lo que se enseña en las escuelas y facultades de cine. También comenta que ha sido todo un reto ganar espacios dentro del medio siendo mujer y joven, lo cual recuerda que no le sucedió en la academia, donde no tenía que estar pensando, según comenta en tono jocoso, “¿Cómo hago para que no se me note que soy tan joven?”.
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Linda Marín, realizadora audiovisual, docente desde hace cuatro años y productora de los documentales “Ríos de Ceniza” y “Pablus Gallinazo”, incluidos en la programación del FICCI 61; comenta que ser profesora le ha permitido encontrarse con aspectos de su personalidad sobre los que quizás no habría reflexionado si no fuera por el ejercicio pedagógico, a la vez que afirma que aunque cueste ganar terreno en una industria como la del cine en la que abundan los roles históricamente desempeñados por hombres, “nosotras somos una prueba de que sí es posible”.
Laura Otálora, documentalista y antropóloga visual, quien ha llevado producciones propias a festivales en Seattle, Edimburgo y Málaga, sostiene que frecuentemente su labor consiste en invitar a sus estudiantes a abrir los ojos frente a lo que realmente significa producir cine documental y afirma que es posible hacerlo desde la dulzura. Reivindica el valor de los sentimientos y encara su labor académica desde la generosidad y empatía. “Las dificultades del camino le ayudan a uno a encontrar su propia voz desde la feminidad y eso es algo que podemos transmitir a las estudiantes en las clases”, menciona Otálora con respecto de los desafíos del ejercicio pedagógico como mujer.
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Según Mauricio Romero, Director de la ENACC, el 66% del cuerpo docente de la institución está constituido por mujeres y junto a Mónica Juanita, moderadora del evento, consideran fundamental crear conciencia al respecto de que la enseñanza es un escenario con poder para transformar formas de pensar y sociedades.
Juliana Acevedo, estudiante asistente al encuentro, hizo énfasis sobre el valor del cuidado en el ámbito de las relaciones de enseñanza y aprendizaje, lo cual, en consonancia con las reflexiones planteadas, dirige la mirada hacia el ser, más allá del saber o el hacer; sea que se estudie para contar historias a través del cine o para aportar desde cualquier otra profesión al relato colectivo de una sociedad.