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                                                                                                                                Contenido Patrocinado
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                                                                                                                                Ser padre y escribir

                                                                                                                                En el 2012 me convertí en padre. Tenía 29 años. Miguel Ángel, mi hijo, no nació hasta el 2013, pero desde que era una semilla, la paternidad se convirtió en una bandera que alcé con orgullo, temor e ingenuidad. Por entonces, me dedicaba a la traducción de documentos (desde literatura hasta manuales de bicicleta) y a la escritura de una novela, y desde que comuniqué la noticia a amigos y familiares, no había dejado de recibir los acostumbrados comentarios que vaticinaban el fin de algo que no había comenzado: mi carrera literaria.

                                                                                                                                Javier Zamudio

                                                                                                                                Javier Zamudio junto a su hijo, Miguel Ángel.
                                                                                                                                Foto: Jeisson Zamudio
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Además, pensaba en la relación de otros escritores con su paternidad. Tolstói, Hemingway, Faulkner, Joyce, Quiroga, Salinger, y muchos más fueron padres. Sin embargo, la mayoría asumió su rol desde el lindero, dejando el cuidado de sus hijos a sus esposas o criadas, y arrojándose a su trabajo. ¿Eso era lo que me esperaba si quería construir una carrera de escritor y ser padre? ¿La paternidad y la literatura son incompatibles?

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El 8 de febrero de 2013 la paternidad adquirió peso y llanto. Eran las 8:14 de la mañana cuando el cirujano me dijo, con una voz inmaculada, que había nacido un niño grande y sano. Lo que sucedió después, lo retraté en un poema:

                                                                                                                                Cuando mi hijo nació / corrí por los pasillos para verlo, / el corazón me palpitaba en la yema de los dedos / y fui dejando el rastro de un padre primerizo / sobre los azulejos del hospital. / Me bastó la torpeza de mi instinto para encontrarlo. / Lo hallé envuelto en la desnudez del primer instante, /con la lluvia cayendo a cántaros de su boca, / un caudal de vida que me dejó estupefacto. / Ahora lo veo seguir mi voz con sus ojos, / abrir las manos, doblar sus pequeños dedos / hechos por un dios que no puede ser castigador, / ni déspota, un dios sin paraísos, / sin manzanas envenenadas. / Su rostro es mi reconciliación con la vida, / el atardecer florecido en la fotografía, / una noche estrellada de mi niñez, el amor en cada pétalo /cortado por la brisa.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖

                                                                                                                                Javier Zamudio junto a su hijo, Miguel Ángel.
                                                                                                                                Foto: Jeisson Zamudio
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                                                                                                                                Además, pensaba en la relación de otros escritores con su paternidad. Tolstói, Hemingway, Faulkner, Joyce, Quiroga, Salinger, y muchos más fueron padres. Sin embargo, la mayoría asumió su rol desde el lindero, dejando el cuidado de sus hijos a sus esposas o criadas, y arrojándose a su trabajo. ¿Eso era lo que me esperaba si quería construir una carrera de escritor y ser padre? ¿La paternidad y la literatura son incompatibles?

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Cuando mi hijo nació / corrí por los pasillos para verlo, / el corazón me palpitaba en la yema de los dedos / y fui dejando el rastro de un padre primerizo / sobre los azulejos del hospital. / Me bastó la torpeza de mi instinto para encontrarlo. / Lo hallé envuelto en la desnudez del primer instante, /con la lluvia cayendo a cántaros de su boca, / un caudal de vida que me dejó estupefacto. / Ahora lo veo seguir mi voz con sus ojos, / abrir las manos, doblar sus pequeños dedos / hechos por un dios que no puede ser castigador, / ni déspota, un dios sin paraísos, / sin manzanas envenenadas. / Su rostro es mi reconciliación con la vida, / el atardecer florecido en la fotografía, / una noche estrellada de mi niñez, el amor en cada pétalo /cortado por la brisa.

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