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¿Qué los motivó a realizar estos premios?
Quisimos apoyar a todos los emprendimientos y empresas que hacen acciones por el bien ambiental y social.
¿Cómo fue el proceso de desarrollo de esta idea?
Eso empezó el año pasado, cuando nos dimos cuenta de que no solo debíamos aportar sembrando árboles, sino apoyando y creando conciencia social, porque el cambio de la mentalidad es fundamental. Es lo único que nos ayudará a combatir la crisis climática.
¿Cómo cree que una premiación puede ayudar a crear la conciencia social que buscan, más allá de los ganadores?
Estamos sorprendidos con la cantidad de emprendimientos que se han postulado, de manera que darles visibilidad a todos ellos va a ayudar a que salgan adelante y que más jóvenes decidan emprender en actividades sociales y ambientales.
Además de los premios, ¿qué otra estrategia utilizaría para continuar en la formación de esa conciencia?
Ojalá pudiéramos crear más que premios y trascender: darles apoyo económico y de consejería para que puedan continuar creciendo.
Usted es psicóloga. ¿Cómo fue su paso de este campo a trabajar en una organización que defiende el medio ambiente?
Soy psicóloga con maestría en economía, pero no sé nada de esos temas. Soy emprendedora de corazón y no hay nada mejor que dedicarse a las comunidades con más alta pobreza multidimensional y al medioambiente, que es el gran desafío que tenemos como humanidad.
¿Cuáles han sido los retos más grandes a los que se ha enfrentado?
Lo más retador es poder hacer un gran emprendimiento de alcance mundial sin dinero. Uno debe aplicar mucha estrategia, corazón y compromiso para lograrlo.
¿Qué cree que hace falta en la sociedad colombiana para que se desarrollen más de estas iniciativas?
Nos hace falta darle oportunidad y confianza a los jóvenes que quieren salir adelante. Debemos darles apoyo, pero, por lo menos, una mínima oportunidad económica para que puedan desarrollar y llevar a cabo sus ideas.
¿Cómo se desarrolló su interés por la Amazonía?
Creo que soy de una generación en la que las necesidades sociales y ambientales crecieron con nosotros. Además, vengo de una familia cristiana y para mí es importante apoyar a las comunidades con más alta pobreza multidimensional, alrededor del planeta.
¿Mencionaría una experiencia de ese trabajo con comunidades que la haya marcado?
Nosotros entramos a Vaupés hace trece años, las necesidades básicas de ellos eran la sal, el anzuelo y el jabón. Cuando miramos cómo, años después, con el programa lograron resolver sus mínimas necesidades, no queda más que la alegría.
¿Para usted qué representa la Amazonía?
El Amazonas es la cuna ambiental más importante del planeta y está en peligro porque la están talando. Si el Amazonas desaparece, y con la crisis climática que enfrentamos, la supervivencia del ser humano también se evapora.
La plataforma de Saving the Amazon se basa en plantar árboles que pueden ser comprados por terceros, ¿qué representa para usted el acto de plantar un árbol?
La Amazonía existe por la presencia de las comunidades indígenas. Ellos han cuidado nuestro planeta y la selva húmeda tropical más importante del mundo, pero sus condiciones de supervivencia son precarias y si siguen viviendo de esa forma, van a desaparecer. Lo que nosotros tenemos que hacer es solidarizarnos con ellos y darles una alternativa económica, haciendo lo que saben hacer, que incluye la siembra de árboles y cuidar la naturaleza, para que puedan tener una mínima forma de vida y puedan continuar con su labor de cuidado, que es una necesidad para nosotros como especie.
¿Cuál es la relevancia de que existan ceremonias de premiación de cualquier tipo?
Creo que la razón por la que creamos los premios Saving The Amazon, es para poder trascender más allá de nosotros y reconocer el trabajo de todos los emprendedores y empresas que tienen compromiso ambiental y social para poder fortalecer ese movimiento que tanto necesita nuestro planeta.
Durante el tiempo que lleva trabajando con estos temas, ¿cómo ha cambiado su percepción del mundo?
Soy una gran privilegiada. Tengo 66 años y tengo una misión de vida, una razón para levantarme a diario. Yo agradezco mucho poder tener un proyecto de vida. Mi percepción del mundo es que tengo un propósito que todos los días me hace más feliz.
Ese proyecto de vida, ¿cómo ha logrado transmitirlo a quienes están a su alrededor?
Nos pasamos la vida procrastinando y hablando de lo que queremos ser o hacer. Cuando uno tiene un proyecto como este, pero tiene que actuar. Creo que haciendo las cosas y logrando que estas se consoliden, hemos logrado afianzar a Saving the Amazon.
¿Cuál es su objetivo más grande en la vida?
Creo que con nuestra iniciativa, logramos montar un proyecto que ha demostrado ser repetible y escalable. Quisiera que este modelo se aplicara en todo el mundo, para que comunidades en África y la selva húmeda tropical puedan superar la pobreza multidimensional y cuidar los bosques.
¿Cuándo supo que había encontrado su propósito de vida?
Nosotros arrancamos en 2012 y duramos ocho años sembrando diez árboles al mes. En el 2020 mi hijo, Daniel Gutiérrez, entró a apoyar el proyecto y él logró vincular a las empresas y que de las ideas pasáramos a la realidad. En ese momento me di cuenta de que nuestra idea se había materializado.