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A su manera de ver, ¿qué aptitudes debe tener quien asuma la rectoría?
Quien asuma este cargo debe ser, ante todo, una persona que conozca la universidad. No basta con que esté vinculada a ella, porque tenemos excelentes docentes e investigadores, pero muchos de ellos ni siquiera conocen otra sede de la institución o no han estado en un cargo académico-administrativo que los dote de conocimiento sobre las normas que regulan a los estudiantes y docentes.
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¿Qué tan cierto es eso de que el sector político tiene incidencia en la designación?
No creo que en la designación haya “politiquería”, pues ya hay unas normas establecidas que determinan que los candidatos se someten a una consulta por parte de la comunidad académica, la cual valora sus programas y su hoja de vida. Actualmente, hay 10 candidatos inscritos y la consulta va a seleccionar a los cinco que obtengan la mayor votación, y estos serán presentados al Consejo Superior de la universidad, que será el encargado de seleccionar al próximo rector.
Hablemos de cuando fue designado como rector. ¿Cómo fue ese momento?
Cuando me enteré, me encontraba con un grupo de colegas, con quienes había construido mi programa. Fue un momento de gran alegría, recibí abrazos y mensajes de felicitación de mis amigos, mi familia y los directivos de ese momento. Sin embargo, también pensé en la gran responsabilidad que debía asumir, y al día siguiente ya empecé a construir mi equipo y la hoja de ruta para llevar a cabo las propuestas que habíamos hecho.
¿Cuál cree que fue su mayor reto en la rectoría?
Uno de los grandes desafíos que tenía la universidad era resolver el problema de los estudiantes de medicina que, desde el cierre del hospital San Juan de Dios, perdieron el sitio de práctica propio de la Nacional; por tanto, era importante dotar a la institución de ese laboratorio esencial, como el Hospital Universitario Nacional que logramos construir y para el que el Congreso nos aprobó los recursos. Otro de los mayores retos de mi rectoría fue unificar el Estatuto Profesoral y Estudiantil, lo que resulta en un trabajo descomunal al interior del plantel.
¿Y cuál considera que será el mayor reto del próximo rector?
Luego de la pandemia, la educación en todo el mundo enfrenta un reto muy importante, y es cómo se van a desarrollar los procesos pedagógicos cuando ya no tienen que ser presenciales en su totalidad. En aspectos más propios a la universidad, el rector debe pensar en fortalecer la investigación, como también concluir la segunda fase del Hospital Universitario y poner en marcha las nuevas carreras que se han creado, como la Facultad de Ciencias de la Vida en Medellín, en las que va a tener que incorporar programas relacionados con el sector salud.
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¿Cuál es el papel del rector cuando las movilizaciones estudiantiles terminan en enfrentamientos violentos con la Fuerza Pública?
Es natural que los estudiantes se movilicen, pero lo que no se debe tolerar es la violencia, y estoy seguro de que la gran mayoría de los alumnos no quieren enfrentamientos de este tipo. Usualmente, cuando hay protestas, hay muchos infiltrados que son difíciles de controlar, pero en realidad la comunidad académica siempre logra expresarse, por eso el rector no puede ser un policía, sino que debe propiciar un diálogo permanente para entender sus reclamos.
¿Qué consejo le daría a la persona que quede en el cargo?
No soy amigo de dar consejos, creo que es mejor esperar a que la persona que llega lo pida, porque considera que la experiencia que uno tiene puede ser valiosa. Tampoco veo correcto etiquetarse como opositor o crítico de las nuevas directivas. Si en algún momento existe algún comentario, prefiero que se acuda a la persona de manera privada, y que no ocurra como en la política que diariamente se están criticando. Si uno no fue el mejor rector, al menos puede ser el mejor exrector, evitando ese tipo de enfrentamientos.
¿Asumiría de nuevo la rectoría de una institución?
No, creo que ya cumplí el ciclo con la experiencia en la Universidad Nacional. Tengo buenos recuerdos, logros y satisfacciones que quiero preservar. Prefiero seguir aportando a la educación como consejero en el Consejo Superior de la universidad o como asesor de tesis. Además, por mi edad no sería nada fácil en este momento.
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¿Cambió su visión sobre la educación en Colombia estando a en ese cargo?
Aunque uno crea que sabe del tema de educación superior en Colombia, estar en la rectoría me enseñó muchas cosas. Por ejemplo, a entender las necesidades de la educación universitaria en las regiones, en donde hay grandes diferencias de conocimientos y en las que la universidad tiene que pensar en cómo equilibrar a esos estudiantes, para que todos los que egresen de la institución salgan con las mis capacidades, que no exista más desigualdad de la que ya se reporta.
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