"Sin el cine la gente se volvería loca": Apichatpong Weerasethakul

Su nombre es casi impronunciable: Apichatpong Weerasethakul. Por eso, él prefiere que lo llamen “Joe”. Es tailandés, tiene 40 años y con la película El tío Boonmee, que puede recordar sus vidas pasadas se ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes, el Premio de la Crítica en el de Sitges y suena como favorito al Oscar a la Mejor Película Extranjera.

Apichatpong fue el invitado de honor del Festival 4+1, organizado por la Fundación Mapfre, cuya sede principal es Buenos Aires y que se realiza de manera simultánea en Bogotá, Madrid, México D.F. y São Paulo.

La filmografía del tailandés suma diez largometrajes. Es licenciado en arquitectura y tiene una especialización en cinematografía de la Escuela de Artes de Chicago. Su estilo riñe con las convenciones fílmicas y con el tratamiento lineal del tiempo.

Decía usted que en la oscuridad de una sala de cine todos estamos unidos, ¿qué es exactamente lo que nos une?

Los sueños. El cine es un sueño y la sala es como una terapia. Durante la guerra en Vietnam, por ejemplo, había un hospital del ejército con sus salas: la de cirugía, la de deportes y la de cine. En épocas de guerra la gente necesita del cine y creo que sin él se volvería loca.

¿Cuál cree que debe ser hoy el papel del cine independiente?

Ir más allá de los límites. El cine independiente es el futuro del cine y siempre está primero porque es el que explora caminos.

Sin embargo, hay quienes consideran que es un esfuerzo aislado y nada más…

Y lo es, es un esfuerzo aislado y consiste en declarar que, por ejemplo, yo existo.

¿Cómo saber qué es lo que la gente quiere ver?

No necesitamos hacer eso, al menos en lo que a mí respecta. Ya de por sí es difícil encontrarse a uno mismo. Ese debe ser el único objetivo.

¿Qué significó el haberse ganado la Palma de Oro en Cannes?

Debo decir que eso no va a cambiar mis películas, pero ha sido algo muy importante. Gracias a ello  he tenido la oportunidad de que mucha gente pueda conectarse con lo que hago.

Si le propusieran filmar en Hollywood, ¿aceptaría?

Ya me lo propusieron, pero no creo que encajaría en ese sistema. Intento trabajar con la gente con la que siempre he trabajado, estoy satisfecho con mi vida y no quiero complicármela.

En sus películas trata de mostrar mucho de la realidad de Tailandia... ¿qué tan positivo o negativo es mostrar la realidad?

No puedo decir si es bueno o no. Es la forma como funciona la sociedad. En Tailandia hay un montón de comedias tontas y películas locas, pero yo nunca las critiqué porque sé que de aquí a 50 años serán el registro de cómo funcionaba nuestra sociedad. Más que películas son documentos y no me compete juzgar eso.

Su nombre es casi impronunciable: Apichatpong Weerasethakul. Por eso, él prefiere que lo llamen “Joe”. Es tailandés, tiene 40 años y con la película El tío Boonmee, que puede recordar sus vidas pasadas se ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes, el Premio de la Crítica en el de Sitges y suena como favorito al Oscar a la Mejor Película Extranjera.

Apichatpong fue el invitado de honor del Festival 4+1, organizado por la Fundación Mapfre, cuya sede principal es Buenos Aires y que se realiza de manera simultánea en Bogotá, Madrid, México D.F. y São Paulo.

La filmografía del tailandés suma diez largometrajes. Es licenciado en arquitectura y tiene una especialización en cinematografía de la Escuela de Artes de Chicago. Su estilo riñe con las convenciones fílmicas y con el tratamiento lineal del tiempo.

Decía usted que en la oscuridad de una sala de cine todos estamos unidos, ¿qué es exactamente lo que nos une?

Los sueños. El cine es un sueño y la sala es como una terapia. Durante la guerra en Vietnam, por ejemplo, había un hospital del ejército con sus salas: la de cirugía, la de deportes y la de cine. En épocas de guerra la gente necesita del cine y creo que sin él se volvería loca.

¿Cuál cree que debe ser hoy el papel del cine independiente?

Ir más allá de los límites. El cine independiente es el futuro del cine y siempre está primero porque es el que explora caminos.

Sin embargo, hay quienes consideran que es un esfuerzo aislado y nada más…

Y lo es, es un esfuerzo aislado y consiste en declarar que, por ejemplo, yo existo.

¿Cómo saber qué es lo que la gente quiere ver?

No necesitamos hacer eso, al menos en lo que a mí respecta. Ya de por sí es difícil encontrarse a uno mismo. Ese debe ser el único objetivo.

¿Qué significó el haberse ganado la Palma de Oro en Cannes?

Debo decir que eso no va a cambiar mis películas, pero ha sido algo muy importante. Gracias a ello  he tenido la oportunidad de que mucha gente pueda conectarse con lo que hago.

Si le propusieran filmar en Hollywood, ¿aceptaría?

Ya me lo propusieron, pero no creo que encajaría en ese sistema. Intento trabajar con la gente con la que siempre he trabajado, estoy satisfecho con mi vida y no quiero complicármela.

En sus películas trata de mostrar mucho de la realidad de Tailandia... ¿qué tan positivo o negativo es mostrar la realidad?

No puedo decir si es bueno o no. Es la forma como funciona la sociedad. En Tailandia hay un montón de comedias tontas y películas locas, pero yo nunca las critiqué porque sé que de aquí a 50 años serán el registro de cómo funcionaba nuestra sociedad. Más que películas son documentos y no me compete juzgar eso.