Sobre la soledad como superpoder
Para los superhéroes, en las películas y los comics, la soledad puede ser problemática, pero también es fuente de vida.
Daniela Cristancho
Es curioso que el más célebre de los superhéroes que conocemos hoy sea un extraterrestre. Una criatura del planeta Krypton que posee habilidades sobrenaturales y salva el planeta Tierra como parte de su rutina diaria. Aunque muchas de las figuras heroicas que aparecen en los comics y en las películas son humanos que, por una u otra razón, han adquirido superpoderes, Superman es un alien que en la cotidianidad ejerce como periodista y se hace llamar Clark Kent. Pero aunque no sea de la misma especie que sus homólogos, comparte una característica fundamental con los mismos: su relación con la soledad.
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Es curioso que el más célebre de los superhéroes que conocemos hoy sea un extraterrestre. Una criatura del planeta Krypton que posee habilidades sobrenaturales y salva el planeta Tierra como parte de su rutina diaria. Aunque muchas de las figuras heroicas que aparecen en los comics y en las películas son humanos que, por una u otra razón, han adquirido superpoderes, Superman es un alien que en la cotidianidad ejerce como periodista y se hace llamar Clark Kent. Pero aunque no sea de la misma especie que sus homólogos, comparte una característica fundamental con los mismos: su relación con la soledad.
La soledad que se desprende de sentirse huérfano, ajeno, distinto a los demás, la experimenta desde Superman hasta el Chapulín Colorado. Este último, el superhéroe latinoamericano, no tiene fuerza ni velocidad. De hecho, al ser hijo de Pantaleón Colorado, un científico que dedicó su vida al estudio de los insectos, estaba destinado a tener nombre de insecto. Es un torpe que siempre logra su cometido: ayudar a los que lo necesitaban y vencer el mal, ya sea por pura suerte o ayuda externa de otros. Pero quizás es la grandeza del Chapulín Colorado es que sus poderes provienen de ser un pequeño humilde saltamontes, precisamente porque las personas comunes y corrientes que en algún momento hemos sido marginalizadas, nos hemos sentido torpes, situaciones que generan una sensación de soledad y es en el Chapulín en quien nos podemos reflejar.
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La soledad asume muchas formas: la enajenación de ser diferente o de provenir de un lugar distinto, pero en general, lo que lleva a convertirse en superhéroes tiene que ver con esta. Para Superman fue cuando quedó huérfano en el momento que su planeta fue destruido. Para el joven Bruce Wayne cuando presenció el asesinato de sus padres y se convirtió en Batman para luchar contra el crimen, de manera similar a lo que le ocurrió a Spiderman. Diana Prince, luego de ser formada de arcilla por su madre, se convierte en amazona y es enviada desde La Isla Paraíso para difundir la paz entre las naciones en guerra. Todos tienen un sentido de misión, y la mayoría de ellos, una soledad generalizada. Son huérfanos, extraterrestres, han sido desterrados. Viven en las afueras de la ciudad, alejados de la sociedad para ocultar su verdadera identidad.
La soledad se configura como el origen de los poderes sobrehumanos, pero también en una problemática a nivel personal. Es una necesidad humana que trasciende a quienes no son humanos y por eso, algunas veces, se ve cómo estos superhéroes se juntan y forman núcleos familiares. En sus homólogos encuentran reconocimiento, sentido de pertenencia. Los Cuatro Fantásticos forman su propia versión de lo que es una familia; al igual que sucede en la última película de Thor, Amor y Trueno. Después de perder a Jane, el amor de su vida, Thor adopta la hija de su enemigo, Gorr, el asesino de dioses, que fallece al final de la cinta. Dos criaturas que, tras la pérdida de sus vínculos más cercanos, forman su propia unidad familiar. Juntos, se refugian de la soledad que caracteriza a quienes salvan el universo. Porque no es solo la ausencia de alguien la que genera aquel sentimiento, el trauma y la adversidad hacen que las formas de ver el mundo y la vida cambien de manera drástica, quizás tanto que se vuelve incomprensible para quienes no han experimentado las mismas vivencias.
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Pero el trauma y la adversidad no es exclusiva de los superhéroes, es también transversal a los villanos. La diferencia radica en el camino que estos eligieron tras los hechos catastróficos: usar su poder, engendrado de la soledad, como fuente de ayuda o de venganza. La libertad de escoger el camino tras una situación de aislamiento y la soledad misma son la fuente de conexión con los espectadores. Quienes salvan el mundo también se sienten solos, también están separados tras situaciones traumáticas, pero al final aceptan la soledad y la utilizan como impulso para salvar a otros y, quizás, formar nuevos vínculos. Como simples mortales.
Y aunque conecten en diferentes niveles con los humanos, nunca lo serán del todo. Serlo los despojaría de sus poderes y, en consecuencia, de su sentido de vida e identidad. Quizás en eso también se asemejen a nosotros: la ironía de desear ser únicos y la necesidad de ser iguales para pertenecer a un grupo. Un ciclo de soledad que no acaba. A lo mejor no debe acabar, porque de ella surgen otras conexiones, la necesidad de buscar otro tipo de familia, estar apartados también puede dar una misión de vida.
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