Sobre Shakira y el despecho en el capitalismo transnacional
Una escritora y su opinión sobre el reciente escándalo sentimental de la cantante colombiana. Crítica a la artista y a un feminismo discutible.
Alejandra Jaramillo Morales * / Especial para El Espectador
Durante años he amado la música de Shakira, en casa le decimos la vieja Shaki. Siempre la he defendido como cantante y he convencido a más de uno de que vale la pena oírla, no hay fiesta en que yo esté en que no cantemos sus canciones a grito herido. Pero creo que la última canción que sacó excede el límite del maltrato y promueve unos valores equivocados para las mujeres. Tal vez ella la escribe y produce solo para facturar y burlarse de su expareja y no para dar línea ideológica a las jóvenes del mundo. Pero la resonancia de la canción ha generado una discusión que me lleva a comentar el tema y no mantenerme en el silencio; pues muchas personas ven este gesto erróneamente como un acto feminista. (Le puede interesar: Shakira es una de las mujeres más multimillonarias).
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Durante años he amado la música de Shakira, en casa le decimos la vieja Shaki. Siempre la he defendido como cantante y he convencido a más de uno de que vale la pena oírla, no hay fiesta en que yo esté en que no cantemos sus canciones a grito herido. Pero creo que la última canción que sacó excede el límite del maltrato y promueve unos valores equivocados para las mujeres. Tal vez ella la escribe y produce solo para facturar y burlarse de su expareja y no para dar línea ideológica a las jóvenes del mundo. Pero la resonancia de la canción ha generado una discusión que me lleva a comentar el tema y no mantenerme en el silencio; pues muchas personas ven este gesto erróneamente como un acto feminista. (Le puede interesar: Shakira es una de las mujeres más multimillonarias).
Terminar una relación es siempre difícil, cuando alguien deja de amar a la otra persona sale lo peor en quien ha sido abandonado. Lastimosamente en el mundo machista en que vivimos las mujeres llevan la peor carga. En masa las mujeres pagan hasta con la muerte por elegir un camino diferente al marcado por la absurda idea del “amor para siempre” de la visión romántica del amor. Esos maltratos que muchas hemos vivido no se los deseo a nadie. No, ni a los hombres. Porque qué ganamos si el empoderamiento de las mujeres significa que cometamos los mismos errores históricos que el patriarcado ha promovido. (Lea un capítulo de “Las lectoras del Quijote”, la más reciente novela de Alejandra Jaramillo).
La historia de la separación de Shakira, la infidelidad de Piqué, toda esa telenovela transnacional ha tomado unos tintes que me parecen preocupantes. En primer lugar, porque confunden el feminismo con el revanchismo, porque confunden el empoderamiento con el maltrato y porque afianza la idea brutal, devastadora, de que hay que ser rica y poderosa para saber cómo controlar a los hombres. Si facturas no lloras, es decir, que si no facturas -y hay muchos motivos para no querer o no poder facturar- lloras y te joden.
Tanta sororidad de la que hablan en las redes, que no nos hagamos daño entre nosotras para que salga Shakira a denigrar a otra mujer porque el HOMBRE con el que ella estaba la traicionó. No queridas, el problema está en que el amor se acaba y la reglas para que eso suceda no son simples de controlar o comprar. Por eso Shakira que cree que todo lo compra ha quedado tan confundida, porque aunque factura no puede controlar al otro y entonces cae en ese error garrafal de pensar que vale más ella que factura que cualquier otra de nosotras. ¿De verdad les parece tan empoderada una mujer que les dice que no valen porque no son un Ferrari?
No puedo pensar que el mensaje de Shakira sea un mensaje feminista. No. Es un mensaje revanchista y además promueve lo peor del capitalismo: cosificar a los seres. Para empezar, le diría a la vieja Shaki que si el feminismo nos sirve de algo es para estar del lado de la vida y en un planeta que se está acabando por el consumo de qué nos sirve querer ser Ferraris cuando lo que necesitamos son los discursos del ecofeminismo que reconoce que facturar es muy dañino para el planeta, que las personas que como ella facturan de manera desmedida generan las desigualdades contra las que debemos luchar. Para qué cosificar a los seres y peor aún, compararlos con marcas.
¿En serio se regodean con esa comparación? ¿De verdad les parece feminista y serio que nos quieran hacer creer que es esencial a lo humano su relación con las marcas? De qué nos sirven millones de mujeres empoderadas que reproducen en su mente el sueño de poder comprar un Ferrari como Shakira, de facturar a lo loco sin pensar en el daño que eso les hace a las sociedades en las que vivimos. Sumando a que, en el mundo del capital, de la geopolítica planetaria, la inmensa minoría nunca tendremos acceso a esas marcas con las que Shakira nos iguala.
Sí, la vieja Shaki tiene un canal de comunicación apabullante que puede usar para poner sobre la mesa temas importantes de la vida. Sí, el desamor, el despecho, la traición, los derechos de las mujeres, lástima que lo use para promover el maltrato entre las parejas, la cosificación de los seres y una idea de la vida como una camino directo al consumismo, eso mismo que está acabando al planeta.
Yo desearía que las mujeres crezcamos en proteger nuestra libertad de enamorarnos de quien queramos, que salir de una relación no sea un peligro de muerte ni de quedar en la picota pública, que no ansiemos facturar y crear cada vez más desigualdades sociales y claro, que lloremos cuando sea necesario porque el desamor siempre dolerá pero que ni ellos ni nosotras utilicemos el despecho para la revancha ni el maltrato.
* Alejandra Jaramillo Morales es una escritora bogotana. Ha publicado cinco novelas: La ciudad sitiada (2006); Acaso la muerte (2010); Magnolias para una infiel (2017); Mandala (2017), un proyecto de escritura digital, una novela construida para ser leída de múltiples maneras; Las lectoras del quijote (2022), su primera incursión en la novela histórica. Tres libros de cuentos, Variaciones sobre un tema inasible (2009), Sin remitente (2012) y Las grietas (2017), libro ganador del concurso Nacional de novela y cuento de la Cámara de Comercio de Medellín y entre los quince nominados del premio Hispanoamericano de cuento Gabriel García Márquez 2018. Escribe novelas para adolescentes y las publica con el sello Loqueleo; Martina y la carta del monje Yukio (2015), El canto del manatí (2019) y Los mundos distópicos de Camilo Chang (en impresión 2022). Ha publicado numerosos artículos sobre literatura y cultura y tres libros de crítica literaria y cultural, entre ellos Nación y Melancolía: narrativas de la violencia en Colombia (2006) y Disidencias, trece ensayos para una arqueología del conocimiento en la literatura latinoamericana del siglo XX (2013). Es docente de la Universidad Nacional de Colombia donde trabaja en el Departamento de Literatura y en la Maestría en Escrituras Creativas.