Sobre Tutankamón y su fabuloso tesoro
La apertura hace 100 años de la tumba del faraón egipcio Tutankamón, uno de los mayores descubrimientos arqueológicos de todos los tiempos, sigue rodeada de misterio.
Un tesoro imbuido
En noviembre de 1922, después de seis temporadas de excavaciones infructuosas, el arqueólogo británico Howard Carter, su equipo egipcio y el rico mecenas Lord Carnarvon descubren una sepultura intacta en el Valle de los Reyes, cerca de Luxor en el Alto Egipto.
El tesoro funerario, repartido en las cinco habitaciones de la tumba, está intacto, con 4.500 objetos (muebles, joyas, estatuillas), muchos de ellos de oro macizo.
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La tumba del joven faraón, que murió a los 19 años -aproximadamente en 1324 A.C.-, es el único mausoleo del antiguo Egipto que presenta un tesoro tan importante.
Las tumbas de faraones y de personajes importantes descubiertas hasta entonces habían sido saqueadas a lo largo de los milenios.
Ataúd de oro macizo
Entre los objetos descubiertos figura una cama de madera chapada en oro, adornada con una cabeza de león, un carro o incluso una daga con mango de oro, forjado a partir del hierro de meteoritos según los investigadores.
El espectacular sarcófago de cuarcita roja albergaba tres ataúdes encajados entre sí, el último -110 kg de oro macizo- contenía la momia de Tutankamón.
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Pero la pieza central del tesoro, convertido en uno de los objetos egipcios más reconocibles del mundo, es una máscara funeraria de oro de más de 10 kg incrustada de lapislázuli y otras piedras semipreciosas.
Un enigmático árbol genealógico
Las pruebas demostraron que el padre de Tutankamón era el faraón Akenatón, que reinó entre 1351 y 1334 A.C. Akenatón era el esposo de la legendaria reina Nefertiti. Sin embargo, ésta no es la madre de Tutankamón. La madre del joven faraón, cuya momia fue encontrada, sería la hermana de su padre.
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El análisis genético mostraron una consanguinidad entre los padres. A su vez, Tutankamón se habría casado con su media hermana, Ankhsenpaamon. El matrimonio entre hermano y hermana era común en el Egipto de los faraones.
La pareja no tiene descendencia conocida, pero se descubrieron dos momias de bebés muertos al nacer en la tumba del joven rey.
Un reino turbado, una muerte misteriosa
Fue a los nueve años, hacia 1333 AC, cuando Tutankamón ascendió al trono de Alto y Bajo Egipto, pero las edades y fechas varían de un especialista a otro. El país sale entonces de un período turbulento, marcado por la voluntad de Akenatón de instaurar una forma de monoteísmo dedicada al dios del sol Atón. La llegada al poder del joven príncipe permitió a los partidarios del culto de Amón recuperar el poder y restablecer las divinidades tradicionales.
Varias teorías han circulado sobre las causas de su muerte: una enfermedad, un accidente de carro o un asesinato.
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En 2010, las pruebas genéticas y los estudios radiológicos revelaron que el adolescente había muerto de paludismo, combinado con una enfermedad ósea. El joven rey cojeaba de un pie debido a una necrosis ósea y su sistema inmunológico era deficiente.
¿Un tesoro maldito?
Unos meses después del fabuloso descubrimiento, el mito de la maldición del faraón -que castiga a quienes abrieron su tumba- se refuerza cuando Lord Carnavon muere en abril de 1923 de septicemia, tras la infección de una herida.
La leyenda se alimenta también de una serie de fallecimientos, como el de Carter que murió de un cáncer en 1939 a los 64 años sin haber terminado la publicación de su obra sobre la sepultura, pese a haber dedicado diez años a clasificar el tesoro. Agatha Christie se inspirará en la maldición de Tutankamón para “La aventura de la tumba egipcia”, una de sus famosas novelas.
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Un tesoro imbuido
En noviembre de 1922, después de seis temporadas de excavaciones infructuosas, el arqueólogo británico Howard Carter, su equipo egipcio y el rico mecenas Lord Carnarvon descubren una sepultura intacta en el Valle de los Reyes, cerca de Luxor en el Alto Egipto.
El tesoro funerario, repartido en las cinco habitaciones de la tumba, está intacto, con 4.500 objetos (muebles, joyas, estatuillas), muchos de ellos de oro macizo.
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La tumba del joven faraón, que murió a los 19 años -aproximadamente en 1324 A.C.-, es el único mausoleo del antiguo Egipto que presenta un tesoro tan importante.
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Ataúd de oro macizo
Entre los objetos descubiertos figura una cama de madera chapada en oro, adornada con una cabeza de león, un carro o incluso una daga con mango de oro, forjado a partir del hierro de meteoritos según los investigadores.
El espectacular sarcófago de cuarcita roja albergaba tres ataúdes encajados entre sí, el último -110 kg de oro macizo- contenía la momia de Tutankamón.
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Pero la pieza central del tesoro, convertido en uno de los objetos egipcios más reconocibles del mundo, es una máscara funeraria de oro de más de 10 kg incrustada de lapislázuli y otras piedras semipreciosas.
Un enigmático árbol genealógico
Las pruebas demostraron que el padre de Tutankamón era el faraón Akenatón, que reinó entre 1351 y 1334 A.C. Akenatón era el esposo de la legendaria reina Nefertiti. Sin embargo, ésta no es la madre de Tutankamón. La madre del joven faraón, cuya momia fue encontrada, sería la hermana de su padre.
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La pareja no tiene descendencia conocida, pero se descubrieron dos momias de bebés muertos al nacer en la tumba del joven rey.
Un reino turbado, una muerte misteriosa
Fue a los nueve años, hacia 1333 AC, cuando Tutankamón ascendió al trono de Alto y Bajo Egipto, pero las edades y fechas varían de un especialista a otro. El país sale entonces de un período turbulento, marcado por la voluntad de Akenatón de instaurar una forma de monoteísmo dedicada al dios del sol Atón. La llegada al poder del joven príncipe permitió a los partidarios del culto de Amón recuperar el poder y restablecer las divinidades tradicionales.
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