Suiza vs. Serbia, un duelo que evoca la Guerra de Kosovo
El partido que se disputará hoy entre los países europeos se extiende más allá de la cancha y hace eco de los procesos migratorios de Kosovo y Albania hacia Suiza.
Cuando en 2018, durante el Mundial de Rusia, se enfrentaron por primera vez Suiza y Serbia en la cancha, dos de los jugadores suizos celebraron sus goles haciendo el símbolo del águila de la bandera albanesa con sus manos. Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri son algunos de los que se identifican de ascendencia kosovo-albanesa y fueron los que recibieron una multa en ese año por celebrar de esta forma. “Fue para mi gente, que siempre me apoyó. Por los que no me abandonaron, en mi tierra natal, donde están las raíces de mis padres. Eran puramente emociones”, dijo Xhaka sobre el gesto.
Aunque las naciones están separadas por 600 kilómetros y no están directamente enfrentadas, muchos de los pobladores en Suiza migraron desde los territorios de Albania y Kosovo durante 1998, cuando estas dos naciones se enfrentaron a Serbia. Tanto el partido de 2018, como el que se llevará a cabo hoy, pone la cuestión política e histórica de aquellos que abandonaron los territorios en los Balcanes, cuestiones identitarias y de pertenencia, en primer plano.
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Antes de ese 1998, durante la década de los 90, se dieron las guerras yugoslavas, cuando la antigua Yugoslavia se dividió en países independientes. La guerra cobró miles de vidas, mientras que las naciones que luchaban por su independencia se defendían de las fuerzas yugoslavas dominadas por serbios. El último de estos territorios en obtener su independencia fue Kosovo, y aquí hay otra arista de la problemática, pues más allá de la guerra de 1998, la independencia de este país no es reconocida por Serbia.
Aproximadamente un millón y medio de las personas que huyeron de Albania y Kosovo terminaron viviendo en Suiza. “El Ejército de Liberación de Kosovo organizó una guerra de guerrillas contra el Ejército y la Policía de Serbia, antes de que la OTAN lanzara ataques aéreos contra lo que entonces era Yugoslavia, que terminó con la liberación de Kosovo y la partida del ejército y la policía de Serbia. Kosovo estuvo dirigido por una administración de las Naciones Unidas hasta 2008, después de lo cual declaró su independencia el 17 de febrero de 2008. Alrededor del 4% de la población de Kosovo son serbios étnicos que se niegan a reconocer a Kosovo como estado”, le dijo el periodista Xhemajl Rexha a ESPN.
La cuestión de Kosovo es una de las que más causa tensión en este mundial. De hecho, ya hay controversia: en el vestier destinado para el equipo serbio antes de su partido con Brasil, se vio una bandera del país que mostraba a Kosovo como parte del territorio serbio. Esto fue considerado una “acción agresiva” por la Federación de Fútbol de Kosovo. “Imágenes vergonzosas del vestuario de Serbia, que muestran mensajes de odio, xenófobos y genocidas hacia Kosovo, mientras explotan la plataforma de la Copa Mundial de la FIFA. Esperamos acciones concretas de la FIFA considerando que la Federación de Fútbol de Kosovo (FFK) es miembro de pleno derecho de la FIFA y la UEFA”, escribió en Twitter Hajrulla Ceku, Ministro de Cultura, Juventud y Deporte de Kosovo.
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Aunque el partido que se llevará a cabo hoy concierne a Serbia y a Suiza, los tonos políticos e históricos de este encuentro se verán de nuevo resaltados. Mientras que Serbia dejo clara su perspectiva, el equipo suizo se muestra neutro, asegurando que vienen exclusivamente a jugar fútbol. Aunque para los jugadores esto se trate solo de un evento deportivo, el contexto histórico y político que permea el encuentro, permanece latente.
La identidad y el recuerdo del desplazamiento permanece presente en la mente de los 500,000 albanos o descendientes de albanos que habitan en Suiza, según cifras de 2009. Este grupo de personas conocido como kosovo-albanos no goza de una buena imagen en el país que los acogió y continúa enfrentándose a diversos problemas como el desempleo y la integración dentro de la sociedad suiza. Este partido bajo la lupa la problemática migratoria que causó la guerra hace más de treinta años y los interrogantes frente a la integración e identidad de un grupo poblacional en una nación que muchos llaman su hogar.
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Cuando en 2018, durante el Mundial de Rusia, se enfrentaron por primera vez Suiza y Serbia en la cancha, dos de los jugadores suizos celebraron sus goles haciendo el símbolo del águila de la bandera albanesa con sus manos. Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri son algunos de los que se identifican de ascendencia kosovo-albanesa y fueron los que recibieron una multa en ese año por celebrar de esta forma. “Fue para mi gente, que siempre me apoyó. Por los que no me abandonaron, en mi tierra natal, donde están las raíces de mis padres. Eran puramente emociones”, dijo Xhaka sobre el gesto.
Aunque las naciones están separadas por 600 kilómetros y no están directamente enfrentadas, muchos de los pobladores en Suiza migraron desde los territorios de Albania y Kosovo durante 1998, cuando estas dos naciones se enfrentaron a Serbia. Tanto el partido de 2018, como el que se llevará a cabo hoy, pone la cuestión política e histórica de aquellos que abandonaron los territorios en los Balcanes, cuestiones identitarias y de pertenencia, en primer plano.
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Antes de ese 1998, durante la década de los 90, se dieron las guerras yugoslavas, cuando la antigua Yugoslavia se dividió en países independientes. La guerra cobró miles de vidas, mientras que las naciones que luchaban por su independencia se defendían de las fuerzas yugoslavas dominadas por serbios. El último de estos territorios en obtener su independencia fue Kosovo, y aquí hay otra arista de la problemática, pues más allá de la guerra de 1998, la independencia de este país no es reconocida por Serbia.
Aproximadamente un millón y medio de las personas que huyeron de Albania y Kosovo terminaron viviendo en Suiza. “El Ejército de Liberación de Kosovo organizó una guerra de guerrillas contra el Ejército y la Policía de Serbia, antes de que la OTAN lanzara ataques aéreos contra lo que entonces era Yugoslavia, que terminó con la liberación de Kosovo y la partida del ejército y la policía de Serbia. Kosovo estuvo dirigido por una administración de las Naciones Unidas hasta 2008, después de lo cual declaró su independencia el 17 de febrero de 2008. Alrededor del 4% de la población de Kosovo son serbios étnicos que se niegan a reconocer a Kosovo como estado”, le dijo el periodista Xhemajl Rexha a ESPN.
La cuestión de Kosovo es una de las que más causa tensión en este mundial. De hecho, ya hay controversia: en el vestier destinado para el equipo serbio antes de su partido con Brasil, se vio una bandera del país que mostraba a Kosovo como parte del territorio serbio. Esto fue considerado una “acción agresiva” por la Federación de Fútbol de Kosovo. “Imágenes vergonzosas del vestuario de Serbia, que muestran mensajes de odio, xenófobos y genocidas hacia Kosovo, mientras explotan la plataforma de la Copa Mundial de la FIFA. Esperamos acciones concretas de la FIFA considerando que la Federación de Fútbol de Kosovo (FFK) es miembro de pleno derecho de la FIFA y la UEFA”, escribió en Twitter Hajrulla Ceku, Ministro de Cultura, Juventud y Deporte de Kosovo.
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