“Superflat”: crítica a la occidentalización de Japón a través del arte
Takashi Murakami fue el precursor de un movimiento artístico que surgió como una crítica a la superficialidad y el consumismo en el que se encontraba inmerso Japón tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el artista también ha sido cuestionado por su carácter comercial.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la cultura estadounidense empezó a permear la japonesa, hasta el punto de que se consolidó un panel llamado Conferencia Estados Unidos-Japón sobre Intercambio Cultural y Educativo (CULCON), con el fin de fortalecer las relaciones entre ambos países, pero desde esos dos ejes: educación y cultura. Aquella iniciativa se puso en marcha durante la década de los 60 gracias al primer ministro japones Hayato Ikeda y el entonces presidente estadounidense John F. Kennedy. Sin embargo, desde finales del siglo XIX, el país asiático venía siendo influenciado por Occidente. Lo anterior produjo un hibridismo cultural, porque Japón lo que hizo fue adaptar lo foráneo a su propio lenguaje, a su propia cultura. De ahí que crearan sus propios dibujos animados y cómics: el anime y el manga. Entonces, en el 2000 un artista japonés llamado Takashi Murakami inició un movimiento artístico que buscaba, entre otras cosas, hacer una crítica al consumismo y la superficialidad que abundaba en su país tras la guerra. Aquello lo denominó superflat.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Después de la Segunda Guerra Mundial, la cultura estadounidense empezó a permear la japonesa, hasta el punto de que se consolidó un panel llamado Conferencia Estados Unidos-Japón sobre Intercambio Cultural y Educativo (CULCON), con el fin de fortalecer las relaciones entre ambos países, pero desde esos dos ejes: educación y cultura. Aquella iniciativa se puso en marcha durante la década de los 60 gracias al primer ministro japones Hayato Ikeda y el entonces presidente estadounidense John F. Kennedy. Sin embargo, desde finales del siglo XIX, el país asiático venía siendo influenciado por Occidente. Lo anterior produjo un hibridismo cultural, porque Japón lo que hizo fue adaptar lo foráneo a su propio lenguaje, a su propia cultura. De ahí que crearan sus propios dibujos animados y cómics: el anime y el manga. Entonces, en el 2000 un artista japonés llamado Takashi Murakami inició un movimiento artístico que buscaba, entre otras cosas, hacer una crítica al consumismo y la superficialidad que abundaba en su país tras la guerra. Aquello lo denominó superflat.
Murakami quiso recuperar a través de sus obras aspectos de la pintura tradicional japonesa mezclándolo con las subculturas existentes en su país. Se inspiró en esa misma cultura consumista, pero no solo él, porque desde antes otros artistas venían haciéndolo. Fue así como en el 2000 dirigió una exposición colectiva en el Parco Museum Tokio, donde aprovechó para compartir un manifiesto sobre el superflat. “Lo superflat, la sensibilidad que ha contribuido y que continúa contribuyendo a la construcción de la cultura japonesa, como visión del mundo, (…) es un concepto original que conecta el pasado con el presente y el futuro. Durante el período contemporáneo, a medida que Japón ha sido occidentalizado, ¿cómo se ha metamorfoseado esta sensibilidad? Si podemos comprender esto de una forma clara, entonces nuestra posición actual se verá con mayor claridad. (…) Lo ‘super flat’ es un concepto original de un Japón que ha sido completamente occidentalizado”.
Aquel término también lo usó para referirse a la baja y alta cultura en Japón, pues se dice que luego de la Segunda Guerra Mundial, la distinción entre ambas fue desapareciendo, quizá por el auge económico que atravesó el país asiático y que permitió un mayor acceso a bienes de alto costo sin importar la clase social.
Le invitamos a leer: Steven Spielberg: el miedo como motor de creación
Pero Murakami también ha sido blanco de críticas debido a que está inmerso en ese mundo consumista que ha criticado y lo está por su carácter de artista comercial. Entonces, sus obras terminan siendo plasmadas en distintos objetos, desde cascos, llaveros, peluches, tazas, camisetas hasta juegos, creados a través de su propia empresa de producción artística: Kaikai Kiki. De hecho, el 23 de octubre de 2022 salió a la venta un juego al estilo Tamagotchi inspirado en su icónica flor con cara sonriente: Takashi Murakami Flower Go Walk Game, así se llama. Y así como a mercantilizado sus obras a través de su compañía, también ha asumido la representación de algunos artistas por medio de ella.
Como Murakami han surgido otros artistas que han sido denominados como superflat. Algunos de ellos participaron en aquella exposición que se realizó en Tokio y que tiempo después se trasladó a Estados Unidos, entre esos Yoshitomo Nara. Sus obras, al igual que Murakami, están influenciadas por el anime y el manga, pero también por el punk. Los niños y los animales son los protagonistas en sus creaciones y algunas veces están acompañados de armas o mensajes como “Life is only one” (la vida en una sola) o “Life is always hard, let´s move on” (la vida siempre es difícil, sigamos adelante).
Los personajes de Nara se caracterizan por transmitir con sus gestos faciales algún tipo de emoción relacionada con la desolación, el descontento o la rabia. Un fastidio quizá del mundo Occidental y el estilo de vida que difunde. En realidad, ni siquiera él se define bajo esa categoría que otros han utilizado para denominarlo, como lo dijo hace algunos años para El País. “Puede que mi trabajo parezca estar relacionado con Superflat porque utilizamos las mismas palabras, pero hablamos de cosas distintas. Uno se da cuenta cuando se toma el tiempo suficiente para observar mi obra”.
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖