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Susurros de agua (verso a verso)

A propósito de las recientes restricciones sobre el uso del agua en Bogotá, hemos reunido una selección de poemas de diversos autores que invitan a reflexionar sobre nuestra relación con este elemento vital. En medio de la crisis de desabastecimiento, es fundamental volver la mirada hacia la concienciación sobre su cuidado.

20 de septiembre de 2024 - 02:07 p. m.
El Día Mundial del Agua, celebrado el 22 de marzo, fue establecido por la ONU en 1993 para concienciar sobre la importancia del agua dulce y promover la gestión sostenible de este recurso vital.
El Día Mundial del Agua, celebrado el 22 de marzo, fue establecido por la ONU en 1993 para concienciar sobre la importancia del agua dulce y promover la gestión sostenible de este recurso vital.
Foto: Cristian Garavito
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Este viernes 20 de septiembre se anunciaron nuevas medidas de racionamiento en Bogotá, lo que hace evidente que la creciente crisis del agua en la ciudad es necesario atenderla y reflexionar sobre ella. Estas restricciones nos obligan a reconsiderar nuestro consumo y también nuestra conexión con este recurso esencial para la vida.

En medio de este contexto, la poesía es una herramienta para movilizar la reflexión sobre nuestra relación con el agua, sus significados y su importancia en nuestra vida cotidiana. Este elemento ha estado presente en las historias y relatos desde las antiguas civilizaciones; los ríos, mares, cascadas y lluvias han moldeado la historia de la humanidad de maneras profundas y diversas.

A continuación, presentamos una selección de poemas que nos invitan a profundizar en esta reflexión, recordándonos la urgencia de cuidar y valorar este elemento vital.

Emily Dickinson

(versión de José Manuel Arango)

Aprendemos el agua de la sed

y de la travesía de los mares la tierra,

el arrebato de la angustia

y la paz del recuento de batallas,

el amor de su hueco memorioso,

de la nieve los pájaros.

Canto para la invocación del hijo del pez

Luis Fernando Macías

Elegida la hoja por el macho

viene la hembra

a preñarla de huevos

Una corta danza

aleta contra aleta

ilumina la gracia del agua

y el Dios del acuario

les permite

derramar el jugo de la vida.

Monólogo de la mujer que lava el agua

Juan Manuel Roca

Lavo el agua, que es

Como lavar la liquidez del tiempo

Bajo los puentes.

Fontanera soy

De la secreta grifería del río.

Lavo el agua, que es

Como tocar el arpa de la lluvia,

Como volarle al tiempo sus esclusas.

Lavo el agua

Para que el árbol duplique sus frutos

En el espejo que huye.

Para que la muchacha desnuda

O el niño que come duraznos carnosos

Laven su piel con piel de nube.

Lavo el agua

Para que los ahogados del mundo

Hagan su danza muda

Entre un enjambre de peces.

Para que la araña

Camine como un pequeño profeta

Sobre el lago,

Toco las aguas como la cabellera

De un violín,

Soy la pequeña adoradora,

Hidrólatra con su bastón de nácar,

Estoy hecha de tiempo,

Como el agua en la hierba,

Como el agua en el agua, como el agua.

La balada del agua del mar

Federico García Lorca

- A Emilio prados (cazador de nubes) -

El mar

Sonríe a lo lejos.

Dientes de espuma,

labios de cielo.

—¿Qué vendes, oh joven turbia,

con los senos al aire?

—Vendo, señor, el agua

de los mares.

—¿Qué llevas, oh negro joven,

mezclado con tu sangre?

—Llevo, señor, el agua

de los mares.

—Esas lágrimas salobres

¿de dónde vienen, madre?

—Lloro, señor, el agua

de los mares.

—Corazón, y esta amargura

seria, ¿de dónde nace?

—¡Amarga mucho el agua

de los mares!

El mar

sonríe a lo lejos.

Dientes de espuma,

labios de cielo.

Agua

Gabriela Mistral

Hay países que yo recuerdo

como recuerdo mis infancias.

Son países de mar o río,

de pastales, de vegas y aguas.

Aldea mía sobre el Ródano,

rendida en río y en cigarras;

Antilla en palmas verdinegras

que a medio mar está y me llama;

¡roca ligure de Portofino,

mar italiana, mar italiana!

Me han traído a país sin río,

tierras-Agar, tierras sin agua;

Saras blancas y Saras rojas,

donde pecaron otras razas,

de pecado rojo de atridas

que cuentan gredas tajeadas;

que no nacieron como un niño

con unas carnazones grasas,

cuando las oigo, sin un silbo,

cuando las cruzo, sin mirada.

Quiero volver a tierras niñas;

llévenme a un blando país de aguas.

En grandes pastos envejezca

y haga al río fábula y fábula.

Tenga una fuente por mi madre

y en la siesta salga a buscarla,

y en jarras baje de una peña

un agua dulce, aguda y áspera

Me venza y pare los alientos

el agua acérrima y helada.

¡Rompa mi vaso y al beberla

me vuelva niñas las entrañas!

Agua de lumbre

Alejandra Pizarnik

Sí. Llueve...

el cielo gime montones desteñidos

sombras mojadas recogen sus trozos

cavidades barrosas tremendas

mezquinas gotas de agua sulfurada

si bien no sé cómo recojo las masas

de ver si me agita la pálida lumbre

tremendo espesor de perros y gatos

las gotas siguen.

Agua nocturna

Octavio Paz

La noche de ojos de caballo que tiemblan en la noche,

la noche de ojos de agua en el campo dormido,

está en tus ojos de caballo que tiembla,

está en tus ojos de agua secreta.

Ojos de agua de sombra,

ojos de agua de pozo,

ojos de agua de sueño.

El silencio y la soledad,

como dos pequeños animales a quienes guía la luna,

beben en esos ojos,

beben en esas aguas.

Si abres los ojos,

se abre la noche de puertas de musgo,

se abre el reino secreto del agua

que mana del centro de la noche.

Y si los cierras,

un río, una corriente dulce y silenciosa,

te inunda por dentro, avanza, te hace oscura:

la noche moja riberas en tu alma.

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