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Las distintas denominaciones del origen cuestionan los diferentes problemas cotidianos y existenciales del habitar, desde los comienzos ancestrales de la humanidad.
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Diferentes dimensiones como: la existencia, el ser, el logos, la idea, el lenguaje, la filosofía, la teología, la poesía, la música, la danza, la gastronomía, las matemáticas, la pintura, la escultura, la arquitectura, la literatura, el teatro, la física, la orfebrería, la química, la medicina, la fotografía, el cine, el diseño, la tecnología, la instalación, el performance, la astronomía y toda expresión estética del pensamiento, se contienen en el estar histórico universal, superando el tiempo y retando al espacio, como el gran recurso creativo. Con la finalidad de encontrar el sentido de las diferentes comprensiones a partir del ejercicio constante de la construcción evolutiva del desarrollo humano.
Cuestionar a la persona frente y sobre en qué se detiene para habitar el entorno, la tierra, el mundo, el espacio, el universo, es fundamental para comprender: ¿cómo se habita?, ¿de qué manera?, ¿de qué forma?, ¿en qué fondo?, ¿cómo se asume?, ¿cuál es el contenido que se ejerce para construirse en medio de un habitar ya dado y construido?
Hegel, en sus lecciones de estética sobre la infinidad del arte, escribió: "El arte no es más que un eco, una lengua armoniosa; es un espejo vivo en que vienen a reflejarse todos los sentimientos y todas las pasiones. La parte baja y la parte noble del alma, se disputan el arte en el mismo lugar".
Entonces, de acuerdo con la anterior referencia de Hegel, me pregunto ¿cómo podría habitarse estéticamente un espacio vacío dentro de un mismo lugar? Pensaría que se trata de evidenciar y de exponer una realidad sapiencial, entre la materia y el espíritu.
El interior del yo (ser), su alter-ego, la imaginación, la emoción y el raciocinio, son cualidades esenciales para que alguien se distinga entre el lenguaje colectivo dentro de una determinada época, para aportar su contexto, sentido y razón dentro del (habitar) por medio de su participación artística y sentido estético, en su propia construcción conceptual, enriqueciendo la cultura y la sociedad.
Se construye en lo que se piensa y se habita en quién es.
Habitarse en, detenerse en, fijarse en, percibir en, sentirse en, cultivarse en y estar en, da continuidad del pasado, al futuro, haciéndose en presente.
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Es por eso que el arte es tan valioso, porque se proyecta en el otro, enaltece el ser y eleva su humanidad.
La estética se encuentra en el punto medio, de la realidad concreta y de la realidad ideal, habitar en sentido estético da razón de la realidad existencial.
La persona logra dar evidencia estética en medio del habitar, cuando encuentra el sentir propio, dentro de su compromiso moral, ético y axiológico.
Las relaciones entre los géneros y sus diferencias, se intermedian entre las nociones sobre-expuestas y simples en apariencia, para la comprensión dentro de la lógica estética, consagrando en evidencia su esencia (significado íntimo y real del objeto o ente).
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Parménides, sobre la naturaleza, en el fragmento ocho, afirmó: "Nacer y morir, ser y no ser, cambio de lugar y alteración del color que resplandece. Pero, puesto que su límite es el último, es completo por doquier".
Es necesario y fundamental para un habitar exponencial, reconocer en humildad el límite humano, porque es ahí donde se encuentran, no sólo la creatividad y la genialidad, sino también, el esfuerzo y la plenitud del estar siendo en medio del habitar entre pensamiento y acto.
El tiempo puede variar y el espacio cambiar, sin embargo, aunque nada es estático en percepción y en realidad, la persona, el ser (el ente), será completo sabiéndose habitar, recreando en continuidad su sentir entre las formas y los fondos.
La capacidad estética de la persona emerge en el momento, cuando sabe ¿cómo? componerse, articulando los sentidos y los símbolos, para dar significado al lugar del objeto de estar habitado.