El teatro de las montañas, el Teatro Azul
Hasta el 15 de septiembre, se llevará a cabo el 23° Festival Internacional de Artes en Armenia, Quindío, gracias a la organización del equipo del Teatro Azul. El público cuyabro podrá gozar de la música, los títeres y las obras teatrales que llegan desde Guinea Ecuatorial, Chile y España.
Claudia Morales
“Desarrollamos nuestro trabajo en medio del verde de las montañas de la cordillera central de Colombia, en la ciudad de Armenia, capital del departamento del Quindío. Allí está ubicada nuestra sede, una máquina de sueños que hemos construído para crear y soñar en la tierra donde el verde es de todos los colores, incluso AZUL”. Así se define el Teatro Azul en el primer párrafo de la presentación que tienen en su página web.
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“Desarrollamos nuestro trabajo en medio del verde de las montañas de la cordillera central de Colombia, en la ciudad de Armenia, capital del departamento del Quindío. Allí está ubicada nuestra sede, una máquina de sueños que hemos construído para crear y soñar en la tierra donde el verde es de todos los colores, incluso AZUL”. Así se define el Teatro Azul en el primer párrafo de la presentación que tienen en su página web.
Si alguien ha tenido la fortuna de pararse en la Avenida Centenario, en Armenia, o de detenerse en su carro en la Autopista del Café en camino hacia Risaralda para observar las montañas que abrazan al departamento de Quindío, sabrá que, en determinados momentos de la madrugada o la tarde, las montañas transforman el verde de sus árboles en un azul de una tonalidad difícil de describir. Podríamos decir que es como una especie de océano en las tierras quebradas de la cordillera.
Ahora, la invitación es a bajar de las montañas hacia la esquina de la carrera 13 con calle 11 en la capital quindiana, donde está la sede del Teatro Azul, para disfrutar la programación del 23° Festival Internacional de Artes que trae al actor, músico y compositor Gorsy Edú, de Guinea Ecuatorial, África; a la Compañía Payasíteres, de Chile; la Compañía Lasafueras, de Costa Rica; la Compañía Nómada, de Islas Canarias, España, y un concierto de ritmos colombianos con María Escobar y Simón Cifuentes, de Colombia. En el marco del festival, también se hizo el lanzamiento de la exposición “Dimensiones” del artista y profesor de la Universidad del Quindío, Jorge Eduardo Urrea.
Leonardo Echeverri, director del Teatro Azul, habló para El Espectador sobre su visión. Afirma que “el arte ilumina la mente” y que el festival es un “encuentro que sirve para alimentar el alma y para construir una sociedad enfocada en el desarrollo del ser humano y su relación con el entorno.”
¿Qué veremos en la versión 23 del Festival Internacional de Artes de Armenia?
Lo primero es destacar que el público entrará en contacto con las artes visuales con la exposición de Jorge Urrea. También Gorsy Edú viene con dos presentaciones, “El Percusionista”, que tiene una frase importante en este trabajo y es “quien tiene un abuelo, tiene un tesoro”. Esta obra va con una carga fuerte de ritmos africanos y sabemos que el público saldrá contento porque más que una puesta en escena creemos que es un acto de magia. Luego Gorsy presentará “La casa de la palabra” que trae una idea y es que para educar a un niño se necesita toda una aldea. Vienen dos trabajos de unos amigos de Chile que son los “Payasíteres”, que son dos titiriteros, teatreros, de larga trayectoria y tienen dos trabajos, “Títeres a contramano” y “Des-concierto para títeres y marionetas”. El sábado, Roberto Torres, de España, y Andrea Catania, de Costa Rica, llegan con una coproducción que se llama Magma. Aquí veremos la majestuosidad del movimiento danzado de dos cuerpos educados para la danza contemporánea y que nos van a dejar con la boca abierta y con el pensamiento inquieto. Para cerrar, el domingo, María Escobar y su hijo, Simón Cifuentes, que es un genio, presentarán un trabajo conjunto que merece ser visto por la gente de su tierra.
¿Cómo ha evolucionado el festival en estas 23 versiones?
Al inicio pensábamos en el número, pero con los años y viendo otros festivales aprendimos que un gran festival es el que tiene una dieta balanceada, un festival que afecte el estado consciente de los ciudadanos que se encuentran con las obras que se presentan. Hay varios rasgos que definen el Festival Internacional de Artes: la posibilidad de tejer puentes de cooperación internacional; lograr un lazo que permita que el encuentro se repita y por eso hemos tenido varios grupos que han repetido con varias obras. Y algo muy importante con lo que se puede ver la evolución, es que el analfabetismo cultural en el Quindío empieza a mermar y el público empieza a aumentar.
¿Qué es el “teatro necesario”?
En Teatro Azul nos hemos atrevido a llamar el trabajo que hacemos como teatro necesario, porque nosotros abordamos temas que consideramos importantes para la humanidad. Y en el teatro necesario hay varios ingredientes y uno de ellos es ir a vivir en un territorio para investigar y de eso sale una dramaturgia, un texto y una puesta en escena.
¿Qué expectativas tienen frente a la gira en noviembre del Teatro Azul en España con la obra “Dignidad”?
Cuando salimos del país siempre tenemos una expectativa inicial y es saber cómo va a leer un público de otra cultura la pieza teatral que llevamos. Ya hemos ido con otras obras que han generado una posibilidad de conversar amplia y profundamente sobre los temas que tratamos allí. En este caso hablamos de la dignidad de un pueblo y de un tema que es repetido en nuestro país y es el asesinato de los líderes sociales, el desconocimiento de los derechos y no saber de dónde venimos. Con “Dignidad” la expectativa es poder conversar bastante y que nuestro lenguaje poético llegue a la cabeza, al corazón y las entrañas de cada uno de los espectadores.
¿Cómo ve la relación de los quindianos con el teatro y la cultura en general?
La veo creciente en los ciudadanos, pero la relación de la política al nivel de nuestro departamento la veo deficiente y pobre. Sería maravilloso que en el Quindío y en Armenia hubiese una vuelta de 180 grados para ver si en algún momento tenemos una administración pública que de verdad invierta en la cultura poniendo en valor lo que tenemos y no desconociéndolo. Y el público es maravilloso, cada vez más la gente acude y esa es la demostración de que es necesario construir espacios para que tenga el encuentro con el arte, la paz y el desarrollo.
¿Lo anterior quiere decir que el sector público del departamento no prioriza las artes en ningún sentido?
La priorización de la cultura lamentablemente no se da. En los planes de desarrollo puede más el papel, pero en la realidad continuamos inmersos en un entramado de malas prácticas políticas. Muchas veces los presupuestos, que son escasos, terminan en manos de contratistas que poca eficiencia tienen en los resultados. Y las entidades que demostramos en lo cotidiano un ejercicio de trabajo en pro de la cultura somos, no desconocidas, pero sí nos vulneran derechos porque no participamos en las decisiones políticas.
Por primera vez el Teatro Azul estará en la Feria del Libro de Pereira con la puesta en escena de “Veinte poemas de amor”, de Pablo Neruda. ¿Podría hacer un pequeño adelanto de lo que verá el público?
Con esta obra esperamos llegar a un órgano muy sensible que es el oído. Cuando pensamos en Neruda y en la edad que tenía cuando escribió “Veinte poemas de amor”, vemos que era muy joven y el tejido, las metáforas, esas imágenes, a esa velocidad que las teje, a nosotros nos genera fascinación. Vamos a compartir un recital en movimiento y esperamos que desde el oído lleguemos al tacto, a la vista, al olfato, al gusto y a cubrir la totalidad de los sentidos de los espectadores. Recordemos que este 2024 se cumplen cien años de la primera edición de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”.