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Siguiendo la tradición o una especie de ritual, la escritora Irene Vallejo se sentó y comenzó a firmar su libro “El infinito en un Junco”. Una joven acompañada de su padre le dijo que lo leerá muy despacio.
La española se despidió de las personas y luego habló con El Espectador. Dijo que cuando llegara a casa, contará “lo maravilloso” que la ha pasado y que le faltó tiempo para disfrutar aún más. “Me siento muy feliz, privilegiada y afortunada. Apenas puedo creer que un país que representa para mí la literatura, el amor por la palabra, la creatividad, la cultura y la música, haya encontrado en su corazón un hueco para mí. Eso me honra y es un regalo infinito”, agrega.
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Le pregunté por sus notas: la vi anotando cosas más de una vez. “Tengo que asimilar, repasar y precipitar todo lo que aquí he escuchado. He tenido la sensación de que lo que tenía pensado contar en el infinito, aquí cobra vida y los salvadores de libros están palpitando en estas calles, en este país, en los barrios, las comunidades, ciudades; en todos esos espacios en donde se afianza la esperanza en la palabra y los libros”.
El regreso a la presencialidad de esta fiesta de las ideas en Colombia, fue celebrado por más de 58.000 personas que, durante 10 días, imaginaron nuevos mundos posibles a través de conversaciones sobre literatura, ciencia, periodismo, actualidad y música. Una mezcla entre lo presencial y lo digital.
La decimoséptima versión del Hay festival Cartagena de Indias contó con 145 actividades para todo tipo de público, además de las charlas en Barranquilla, que hacen parte de la agenda del Hay Joven.
Durante cuatro días y en diferentes escenarios de la ciudad se escuchaba: ¿Para dónde vas ahora? ¿Dónde están las conferencias de Jonathan Franzen, Djamila Ribeiro, Carmen María Machado, Pilar Reyes, Ai Weiwei, Wole Soyinka, Juan Gabriel Vásquez y Thomas Piketty ? Estos eran algunos de los nombres que se mezclaban con las voces que, además, también hablaban de arepa de huevo y raspao frío de tamarindo.
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Las normas para la presencialidad fueron claras: tapabocas, carné de vacunación y aforo limitado para las conferencias.
Cristina Fuentes La Roche es la Directora internacional del Hay Festival. En su cuenta de Twitter escribió: “El lenguaje crea formas de vida, jerarquías, necesitamos reconfigurar esas firmas de lenguaje porque determinará cómo van a ser tratadas las personas. Creo en la transformación del lenguaje”, citando a una de las invitadas al festival, Djamila Ribeiro.
Roche le dijo a El Espectador que nada sustituía el contacto humano, el cara a cara de los eventos, de los encuentros. Demostrar que se podía hacer cultura de forma segura y encontrarse en esa gran ventana al mundo era una celebración para la literatura.
“Yo pienso que el Hay Festival en Cartagena comenzó muy literario en los primeros años y, poco a poco, se fue convirtiendo en un encuentro de ideas por completo, además, hay también mucho interés y necesidad en replantear el mundo”. Sostuvo que las cosas no eran ni blancas, ni negras: tenían multitud de matices y era muy interesante escuchar a la gente que estaba trabajando con las ideas rigurosamente.
“Los retos que tenemos como sociedad solo serán resueltos de forma colectiva y, para eso, hay conversar. Nos parecen muy interesantes estas mesas transversales: sentar a un economista con un filósofo o con un escritor a revisar el mundo en el que vivimos para imaginarnos nuevas formas”, agregó.
Cerca de 200 invitados de 22 países caminaron por las calles de las ciudades que acogieron al Hay en Colombia durante 2022. Autores e invitados tan diversos como Juan Villoro (México), Irene Vallejo (España), Patrick Radden Keefe (Estados Unidos), Jonathan Franzen (Estados Unidos), Ruvén Afanador (Colombia), Martín Caparrós (Argentina), entre muchos otros, hicieron de este regreso a la presencialidad un espacio de encuentro para dialogar sobre las más diversas temáticas de la coyuntura mundial.
Participantes como Briggite Baptiste (Colombia), el escritor y activista Andri Snaer Magnason (Islandia) y el antropólogo y etnógrafo Wade Davis (Estados Unidos) se reunieron en torno a conversaciones en las que intercambiaron visiones sobre la inminente crisis climática.
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En el marco del eje Imagina las igualdades, se presentaron conversaciones que buscaban cómo incidir desde la cultura y las ideas para construir sociedades más justas y amables. El premio Nobel de literatura Wole Soyinka (Nigeria), la escritora y activista Djamila Ribeiro (Brasil), así como Reni Eddo-Lodge (Reino Unido), entre otros, se dieron cita para conversar sobre temas cruciales para construir sociedades más igualitarias.
Cayetana Álvarez de Toledo, periodista, historiadora y política española, dijo: “En tiempos de pandemia y cancelaciones, el Hay Festival se erige en un punto de encuentro y libertad”. Por su parte, Anne Boyer, poeta y ensayista estadounidense, afirmó. “Es la asamblea de grandes mentes que discuten los temas más importantes cuando el mundo más lo necesita”.
Daniel Brühl también estuvo en Cartagena, algunos lo conocen por su papel como enemigo del Capitán América en Civil War, de Marvel, pero este actor tiene una trayectoria en películas como Good Bye, Lenin, en el 2003 y Bastardos sin Gloria, en 2009. Interpretó a Niki Lauda en la película Rush, donde estuvo nominado a los Globos de oro. En la serie The Alienist, disponible en la plataforma de Netflix, tiene el papel de un psicólogo. Brühl, muy reservado, no habló con la prensa.
Ricardo Chica, investigador y docente de la Universidad de Cartagena, conversó con el actor ante el auditorio que asistió al Centro de la formación de la cooperación Española. Chica lo definió como una persona generosa, sensible y muy conectada con la cultura y, sobre todo, con distintos públicos. “Se conecta con el más exigente, pero también con los niños y los jóvenes”.
Para el conversatorio construyó un guion para los sesenta minutos que duró la charla. Buscó sus películas, sus series de televisión y lo que ha hecho en sus 44 años. “Hubo momentos íntimos, interesantes, como cuando contó la reacción de Niki Lauda, ese hombre de la Fórmula 1, muy rígido, metódico: se le salió una lágrima al ver el personaje y la película”, sostuvo Chica, quien también recordó cómo en la conversación hablaron de su esposa, psicóloga, y quien le ayuda en la construcción de su personaje en la serie The Alienist.
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Los libros se encontraban exhibidos en la sede principal del Festival, el Centro de Convenciones de Cartagena de Indias. Diego González, funcionario de la Librería Nacional, le dijo a El Espectador que los libros más vendidos en estos cuatro días de festival fueron: “El infinito en un Junco” de Irene Vallejo, “El fuego de la Libertad” de Wolfram Eilenberge, así como “Volver la vista atrás” de Juan Gabriel Vásquez. “El imperio del dolor” de Patrick Radden Keefe y “Colombia es pasión” de Matt Rendell.
Isabel Acevedo formó parte de grupo de jóvenes que pudieron escuchar todas las charlas: trabaja con la operadora del evento Gema Tours. Eran los primeros en llegar y los últimos en irse. Dice que su trabajo fue agotador por el tiempo que estuvo de pie, pero a su vez fue gratificante escuchar las conferencias y al final llevarse muchas cosas del festival.
“He aprendido muchísimo y soy privilegiada por estar trabajando aquí. Todos los escritores son los mediadores de las enseñanzas, me llena el corazón la forma en la que nos inspiran. Tengo muy presente la charla con Irene Vallejo y la educación como un gran componente en la sociedad”.
Jericó, Medellín y Cartagena recibieron cerca de 35.000 personas de manera presencial. Una gran parte de los conversatorios fue seguida, de manera gratuita, a través de los canales digitales del Festival, llegando a más de 23.000 personas.