“The Washington Post”: despidos a cambio de competitividad
Desde diciembre el diario estadounidense anunció el recorte de varios puestos de trabajo en el primer trimestre de este año, tras haber cerrado su revista dominical. Ese mismo mes su pódcast en español, “WaPo”, emitió su último capítulo. El 31 de enero, Post Opinión, su espacio de opinión en este mismo idioma, informó su cierre.
Danelys Vega Cardozo
En 2019, “The Washington Post Magazine” publicaba un ejemplar bajo el nombre de “Prison”, “escrito, ilustrado y fotografiado por personas que han sido o están actualmente encarceladas”. Al año siguiente aquel trabajo periodístico ganó un National Magazine Award. Pasaron dos años y parecía que todo marchaba bien, tanto así que Sally Buzbee, directora ejecutiva de “The Washington Post”, según el mismo diario, elogió en una reunión la calidad del trabajo que se estaba realizando desde la revista impresa dominical. Es “una fabulosa oportunidad de formato largo para nosotros, y queremos impulsarlo y convertirlo en un producto distintivo”. Por eso quizá ninguno de los 10 miembros de la revista se esperaba que Buzbee dijera, durante una reunión en diciembre, que sus puestos habían sido eliminados, pues aquella publicación periódica dejaría de existir, al menos en formato impreso. Y así fue: el 25 de diciembre se editó el último ejemplar. Con ese periódico, también aquellas 10 personas le dijeron adiós al “The Post”, y lo hicieron porque no se les ofreció ningún puesto adicional dentro del periódico.
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En 2019, “The Washington Post Magazine” publicaba un ejemplar bajo el nombre de “Prison”, “escrito, ilustrado y fotografiado por personas que han sido o están actualmente encarceladas”. Al año siguiente aquel trabajo periodístico ganó un National Magazine Award. Pasaron dos años y parecía que todo marchaba bien, tanto así que Sally Buzbee, directora ejecutiva de “The Washington Post”, según el mismo diario, elogió en una reunión la calidad del trabajo que se estaba realizando desde la revista impresa dominical. Es “una fabulosa oportunidad de formato largo para nosotros, y queremos impulsarlo y convertirlo en un producto distintivo”. Por eso quizá ninguno de los 10 miembros de la revista se esperaba que Buzbee dijera, durante una reunión en diciembre, que sus puestos habían sido eliminados, pues aquella publicación periódica dejaría de existir, al menos en formato impreso. Y así fue: el 25 de diciembre se editó el último ejemplar. Con ese periódico, también aquellas 10 personas le dijeron adiós al “The Post”, y lo hicieron porque no se les ofreció ningún puesto adicional dentro del periódico.
Buzbee dejó claro que aquella decisión no tenía nada que ver con la calidad del trabajo que venían realizando los miembros de la revista. Parecía que la culpa era de los “vientos económicos en contra”. “La gerencia de ‘Post’ ha señalado que la revista está siendo suprimida por razones financieras. Pero no hay justificación económica para los despidos en un año en que ‘The Post’ ha contratado a un número récord de nuevos empleados”, dijo en un comunicado Sarah Kaplan, directora de The Washington Post Guild (el sindicato del diario). El mismo sindicato que, a través de su cuenta de Twitter, precisó que en septiembre de 2022 Fred Ryan, editor y director general de “The Post”, mencionó en una reunión la gran capacidad financiera del periódico, por lo que podría sortear “cualquier recesión económica”. Pero, a pesar de eso, el 14 de diciembre durante un “Town Hall” llegó la noticia de nuevos cambios o, mejor dicho, nuevos despidos. Ryan señaló que para el primer trimestre de 2023 se reduciría en un porcentaje de un solo dígito la plantilla. Es decir, que alrededor de 200 personas perderían su empleo. La excusa fue la misma que dio Buzbee en su momento: motivos financieros, aunque un mes después dio una declaración distinta.
El viernes 30 de diciembre se escuchaban una vez más, como desde hacía tres años, las voces de Dori Toribio, Jorge Espinosa, Cecilia Favela, John F. Burnett y Juan Carlos Iragorri en el pódcast en español de “The Washington Post” (“WaPo”), pero aquel no era un episodio más, sino el último. No hubo noticias, sino agradecimientos entre ellos y para los oyentes y, claro, también recuerdos. Pero no se conoció el motivo detrás de su finalización.
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Llegó 2023, y el 24 de enero Fred Ryan empezó a honrar su palabra. Él no fue el emisor de la noticia, sino alguien más: Sally Buzbee, según “The New Yorker”. Ella envió un correo al personal del diario informando el recorte de 20 empleos, aunque esa misma mañana se anunciaba la contratación de tres nuevos trabajadores. Periodistas gráficos, reporteros, correctores de estilos y redactores fueron perjudicados por aquella decisión, la que igual incluía el cierre de “KidsPost” y “Launcher”, la sesión de juegos en línea de este periódico. “‘The Washington Post’ ha empezado a despedir a mis amigos y colegas. Es incorrecto e innecesario, y no tenía por qué ocurrir. Estoy triste y enfadada, y muy decepcionada con esta institución que tanto me importa. Somos mejores que esto”, fueron las palabras que escribió Katie Mettler, reportera de “The Post”, a través de su cuenta de Twitter.
Y, entonces, parecía que los recortes de personal no se debían a motivos netamente financieros, a pesar de que “The New York Times” había anunciado el año pasado que “The Washington Post” “estaba en camino a perder dinero”. Ryan dijo, para “The New Yorker”, que las decisiones que se estaban tomando en cuanto a los despidos correspondían a “un movimiento para transformar el periódico en una entidad más competitiva”. Porque, al parecer, se había dado cuenta, gracias a la pandemia por covid, de nuevos intereses en los lectores que iban más allá de las noticias de actualidad: ellos querían distraerse. De ahí que el diario hubiera añadido una nueva sección: Well+Being. “El principal rival del ‘Post’, el ‘Times’, ha sacado provecho de este tipo de contenido de estilo de vida, su sección de cocina, pódcasts, recomendaciones de Wirecutter y juegos, como ‘Wordle’ y ‘Spelling Bee’, captan el tiempo y la atención de los lectores mucho más allá de su lectura diaria de titulares”.
Por eso, los nuevos empleos girarán, en particular, hacia las secciones de clima, salud y tecnología. El periódico crecerá más, según le explicó Ryan al “The New Yorker”. Para este mismo diario, un exreportero de “The Washington Post” habló de la falta de liderazgo que había en el interior del “Post”. Algunos decían: “‘The Washington Post’ es para el pueblo. No es para las élites adineradas’. Otros decían: ‘Queremos cubrir el poder, nos dirigimos a la élite emergente, nos dirigimos a la élite joven’. Y me preguntaba si la verdadera estrategia no era esperar a ver si volvía Trump”.
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El 30 de enero, Chris Richards, crítico de música pop en “The Washington Post”, lamentaba a través de Twitter los correos electrónicos que llegaron a su bandeja de entrada y a la de otros colegas. “Hoy en ‘The Post’ nuestras bandejas de entrada están llenas de dolorosos correos electrónicos de despedida de los despedidos a finales del año pasado (su último día de trabajo es mañana). Estos colegas son los responsables de la excelencia del periódico. El ‘Post’ ha actuado aquí con tanta negligencia”. Al día siguiente Post Opinión, la sección de opinión en español de “The Washington Post”, decía adiós. “Hoy es el último día de Post Opinión. El área de opinión de ‘The Washington Post’ tomó la decisión de poner fin a esta sección y, aunque eso nos entristece, estamos muy agradecidos con ustedes, nuestros lectores, por acompañarnos en estos tres años y medio”.
El 28 de agosto de 2019 comenzó a operar oficialmente aquel espacio de opinión de “Post”, mientras que unos días después se conocía la noticia del cierre de “The New York Times” en español, que había surgido en 2016. Al parecer no había sido financieramente rentable. El 8 de diciembre de 2022 más de 1.100 trabajadores de “The New York Times”, pertenecientes a su sindicato, entre ellos fotógrafos, reporteros y editores, decidieron hacer un paro por 24 horas tras no haber llegado a un acuerdo en medio de una negociación relacionada con políticas de teletrabajo, incremento salarial y sistema de evaluación de desempeño. “No deberías tener que pasar apuros económicos para trabajar en un lugar como ‘The New York Times’, sea cual sea tu puesto”, dijo para “Los Angeles Times” Nikole Hannah Jones, reportera de investigación en ese diario.
Hace un par de años, en Colombia, también “Semana” pasó por un proceso de despidos, renuncias y cambios editoriales. De paso desapareció una revista: “Arcadia”. La crisis económica en los medios no es nada nuevo y más en la era digital. Los nuevos retos que exigen los consumidores tampoco lo son, pero hay algo que quizás es más difícil de sostener con el paso de los años: la credibilidad y la confianza de los lectores, e incluso de los propios colaboradores.
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