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Desde 2018, los Premios Óscar no tenían en su antesala una película con tanta polarización como hoy. En aquella edición fue Green Book: una amistad sin fronteras, la que despertó fuertes odios y amores. Esta se movió sigilosamente hasta alcanzar la estatuilla de Mejor película, pese a sus controversias sobre la autenticidad de la historia y la representación que hizo de un momento tan dañino como lo fue la segregación racial en Estados Unidos -utilizó la estructura de una comedia para sentirse bien sobre este asunto-.
Pero lo llamativo de la cinta que en esta edición despierta tanta división es que lo hace no tanto por sus formas o su fondo. No toca, de hecho, temas polémicos como la política o la religión. Lo que despierta esa polarización han sido, en buena medida, sus fanáticos.
A partir del momento en el que Todo en todas partes al mismo tiempo (Tetpamt) se estrenó, en marzo de 2022, la película no ha hecho más que cosechar elogios, premios y una sólida base de seguidores que defienden a capa y espada todo lo que tenga que ver con la cinta. Estas personas, los fanáticos, junto con la publicidad amparada en el megaestudio “independiente” de A24, hicieron que las expectativas sobre la película no tocaran techo, lo que pudo causar un revuelo que no permitió a otros espectadores disfrutar de la historia con calma. Sin embargo, el gran problema vino con los premios.
Como bien describe Henry Wong de la revista Esquire, “los premios y las calificaciones críticas, para bien y a menudo para mal, validan los sentimientos”. Y cada vez que la película recibía una mala crítica, aparecía en una lista negativa o perdía un premio, los fanáticos reaccionaban muy mal. Tan mal que Daniel Kwan, uno de los Daniels que dirigen la película, tuvo que salir a detener las agresiones en diciembre. Sus palabras no solo fueron tan dulces como los personajes que conforman su obra, sino que denotan una madurez inmensa y mucha, mucha sabiduría.
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“El acto de clasificar cualquier obra de arte es tan absurdo y solo debe verse como un esfuerzo increíblemente personal y subjetivo… Una industria saludable requiere una amplia gama de películas que encuentren sus propias versiones de éxito… La próxima vez que vea algo sobre nuestra película que lo enoje dé un paso atrás y recuerde por qué se enamoró de nuestra película. Esos sentimientos son infinitamente más importantes para usted que cualquier lista de algún crítico que tenga una experiencia de vida completamente diferente a la suya”, escribió Kwan.
La prensa, por otro lado, ha alimentado esa polarización. Días antes de la ceremonia de los Óscar, la revista Vogue publicó un texto sobre quién debería ganar la categoría de Mejor actriz, y puso a Michelle Yeoh, protagonista de Tetpamt como favorita sobre Cate Blanchett (Tár) alegando de entrada que han pasado dos décadas desde que una mujer no blanca se alza con este premio. Más leña al fuego. Los fanáticos, era de esperarse, tomaron la editorial para encender la confrontación entre las dos emblemáticas actrices.
Alguna cosa hizo bien esta película para estar donde está. Alguna cosa no: muchísimas cosas. Y es que, como el título lo dice, la película aborda muchos elementos. Al igual que otros productos culturales recientes, como Rick y Morty o la saga de superhéroes de Marvel, esta nos introduce al concepto del multiverso. Es un recurso importante, pues no es común ver estos elementos reconocidos en la categoría de Mejor película. Este concepto sirve como vehículo para presentarnos respuestas a una pregunta que, con seguridad, todos nos formulamos con frecuencia: ¿qué pasaría si hubiera tomado otra decisión en mi vida? ¿Qué pasaría si, por ejemplo, no hubiera estudiado periodismo?
Para apoyarse en la búsqueda de esta respuesta la película usa conceptos de corrientes filosóficas como el nihilismo, el existencialismo o lo absurdo. Pero no acaba ahí, porque hay más discusiones: hay reconciliaciones familiares, una pareja que trabaja en sus problemas y las frustraciones laborales y las condiciones de migrante de una mujer china sobre sus 45 años… tiene risas y lágrimas, y momentos ridículos. Lo tiene todo en todas partes al mismo tiempo, por lo que puede resultarle abrumadora, y por eso sus recursos, como el usar una escena en la que nuestras protagonistas son unas piedras, no puede ser lo suficientemente valorada. Es una historia muy cargada, por lo que hay que prepararse para el viaje o, aun mejor, dejarse sorprender por este sin alimentar ninguna expectativa.
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Luego de la turbulencia nos encontramos con un suave aterrizaje a una ya trabajada fórmula en el cine, pero que siempre es bueno que nos la recuerden: la respuesta siempre será la amabilidad. No importa en qué universo, en qué momento y con qué versión de nosotros nos encontremos: siempre será la amabilidad. Y en momentos cuando el mundo está pasando por tantas crisis, ese mensaje resulta realmente valioso.
“¿Podemos dejar de pelear?”, se pregunta Waymond en la película, “Sé por qué pelean, porque están confundidos. Yo también. Todo el día. No sé qué diablos está pasando, pero de alguna manera siento que es mi culpa. No lo sé, pero lo único que sé es que debemos ser amables. Por favor, sé amable. Especialmente cuando no sabemos qué es lo que está pasando”, agrega.
El nihilismo, como aparece representado en uno de los personajes de la película, plantea que al final nada tiene sentido porque todo se reduce a nada. Y si nada tiene sentido, ¿por qué no ser al menos amables con el resto? Es lo que defienden los Daniels en su película a través del personaje de Waymond. No es, sin embargo, lo que parecen haber puesto en práctica sus fanáticos.
“A veces las personas actuarán como si estuvieran en una secta”, concluye Wong en Esquire.
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Esto es arte y es subjetivo, y hay muchos factores en juego para que sea apreciado. Que alguien no guste de una película no la convierte en mala. Aunque claro, siempre esperamos que algo valide nuestros sentimientos. Puede que, más adelante en su vida, un crítico se vuelva a cruzar con esta y su opinión cambie. No es necesario que un grupo fuerce ese cambio de opinión. Hay que tener presente que para Waymond las herramientas de lucha son la amabilidad y el positivismo, a las que también debemos recurrir para aprender a lidiar con las críticas, y esa es la lección final que nos dieron con esto los Daniel’s.
Según el contador de Rotten Tomatoes, la película ha ganado 119 premios en esta temporada, casi doblando a Los espíritus de la isla, otra de las favoritas de estos Óscar, que ha recibido 69 galardones y que, por cierto, también tiene un personaje que defiende férreamente la amabilidad. De todas las ceremonias que he visto, y la gran variedad de campañas que se han defendido -desde el feminismo hasta el medio ambiente-, esta tiene que ser la que lleva a través de sus principales nominadas el mensaje más simple, pero a la vez más potente: sean amables. Todo en todas partes al mismo tiempo es un clásico instantáneo y de culto. Perder la máxima estatuilla, dependiendo del rival, solo fortalecerá su estatus. Ya es una ganadora. Pero quizá su éxito, o su propia versión de éxito, como dice Kwan, sea mejor medirlo en cómo su público aprende a aplicar el mensaje que pregona: la bondad no es solo una elección, sino una responsabilidad.