“Tosca”, un reflejo de la sociedad que no ha perdido vigencia
La ópera del italiano Giacomo Puccini se estrenó en Medellín el 19 de julio. Pedro Salazar, director escénico, y Andrés Orozco-Estrada, director musical, hablaron para El Espectador sobre la producción y la vigencia de esta historia.
Andrea Jaramillo Caro
Roma, la ciudad eterna, ha sido fuente de inspiración para el arte y la música durante siglos. Desde estudios de sus ruinas hasta la historia de las guerras que se han librado, la capital italiana ha sido el escenario para obras de teatro y óperas. Fue justamente en tres de sus lugares más conocidos donde se desarrollaron los tres actos de una de las óperas más conocidas de Giacomo Puccini, “Tosca”.
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Roma, la ciudad eterna, ha sido fuente de inspiración para el arte y la música durante siglos. Desde estudios de sus ruinas hasta la historia de las guerras que se han librado, la capital italiana ha sido el escenario para obras de teatro y óperas. Fue justamente en tres de sus lugares más conocidos donde se desarrollaron los tres actos de una de las óperas más conocidas de Giacomo Puccini, “Tosca”.
La tragedia con tintes políticos, cuya historia es contada en 24 horas, llegó a las tablas del Teatro Metropolitano de Medellín como parte de las celebraciones por los 37 años del recinto. Bajo la dirección musical de Andrés Orozco-Estrada y la dirección escénica de Pedro Salazar, arias como Visi d’arte y E lucevan le stelle se presentarán por última vez hoy en la Ciudad de la eterna primavera.
La primera vez que esta ópera se presentó fue justamente en la ciudad donde se desarrolló su historia. Era el 14 de enero de 1900 cuando, tras años de trabajo, Puccini estrenó esta obra en el Teatro Costanzi. “Esta es una historia de amor entre dos artistas. Es muy interesante, porque uno de ellos, Cavaradossi, un pintor, está del lado opuesto del poder, y Tosca es una mujer cercana a ese círculo, pues es una cantante que es considerada una celebridad”, dijo Salazar. “La obra tiene lugar en 1800, cuando comenzaron las guerras napoleónicas contra las monarquías europeas, y viene siendo un triángulo amoroso, porque aparece otro personaje, el jefe de policía Scarpia. Él es cercano al poder y a la religión, que aprisiona a Cavaradossi, precisamente por sus pensamientos, junto con Angelotti, otro disidente, y para liberarlo le va a pedir a Tosca que se acueste con él. Hay casi que una violación de Tosca por parte de este jefe de la policía. Al final todos morirán, pero lo interesante es ese trasfondo político que hay y la participación del artista en este tema”, continuó.
El libreto con el que trabajó Puccini fue escrito por Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, pero la historia original provino de la obra de teatro La Tosca, escrita por Victorien Sardou. El compositor vio una interpretación del texto de Sardou en Milán y Turín que llenó su mente con ideas para su siguiente obra. “Me doy cuenta de que mi deseo de trabajar ha vuelto a la vida, más vivo que nunca, en lugar de abandonarme. Estoy pensando en Tosca. Te ruego que tomes las medidas necesarias para conseguir el permiso de Sardou antes de que abandones la idea, algo que me entristecería muchísimo porque vi en esta Tosca la ópera que necesito”, escribió Puccini a su editor, Giulio Ricordi, en 1889.
Para Salazar, los temas que toca la ópera se reflejan más allá de la historia adaptada, pues se pueden trasladar a un entorno como el nuestro. “Es un tema de confrontación con el poder en ese momento. Me parece muy interesante que el lema de nuestra policía es Dios y patria. Eso es un poco lo que capturamos de esta ópera con el escenógrafo. La presencia de Dios y de la patria, porque al final del primer acto hay un Te Deum, una ceremonia de agradecimiento por la victoria en la batalla. Para mí es bastante antiespiritual eso de ganar matando al enemigo. Lo entiendo en cuanto a la defensa, pero celebrar acudiendo a Dios me parece bastante nuestro. Aquí, por ejemplo, se celebra uno todos los años: se celebra la victoria en las batallas y el hecho de que vivimos en una constante guerra y que seguimos existiendo en ella. Eso es lo que me resuena de esta ópera”, afirmó.
Por su parte, Andrés Orozco-Estrada relató que esta producción de Tosca fue estrenada primero en Bogotá, en 2021, y que llevarla a Medellín le es muy grato por las emociones que le suscita estar “en casa”. “Creo que la forma en la que se produjo esta ópera, junto a Pedro y su equipo, es una lectura maravillosa de la obra, de la partitura y de la historia. Considero que tiene todos los elementos y que representa realmente el espíritu de la ópera, como creo que Puccini se lo soñaba, y ese es un acierto muy grande que no siempre sucede”, afirmó.
Parte de la interpretación escénica que tiene esta producción se debió al momento en el que fue encargada por el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. “Ocurrió saliendo de la pandemia, en 2021, justo después de toda la protesta social en la que precisamente se cuestionaban los símbolos de ese poder hegemónico. Hubo, por ejemplo, la destrucción de monumentos, y me parece que no podemos desconocer o hacernos los ciegos de lo que pasó en Colombia en ese momento. Nos pareció interesante, y miramos otros momentos históricos en los que se habló de transformación”, aseguró Salazar.
Entre los eventos históricos en los que se fijó aquella investigación se encontraron las protestas en Chile en 2019, con las imágenes de iglesias quemadas, y el Bogotazo. “Con eso quisimos tener un estudio del patrimonio de Bogotá en ese momento, para significar un poco lo que era Roma”, dijo. Entre la iglesia de Sant’Andrea della Valle, el Palacio Farnese y el Castel Sant’Angelo era donde se desarrollaba el libreto de Tosca. En este caso, el equipo de Salazar se preguntó: “¿Qué significa Roma para nosotros?”, y así surgió la puesta en escena.
La lectura de Salazar complementa la visión de Andrés Orozco-Estrada, quien definió el mundo musical de Puccini como trágico, carnal y desgarrador. “A la hora de leer la partitura, aparte de que es un lenguaje muy complejo desde el punto de vista técnico, uno puede observar que es difícil de ensamblar: es un reto para la orquesta y es muy difícil de cantar. Requiere unas grandes voces con mucho talento. Es una ópera muy exigente. Tosca es muy intensa y estás desde el principio hasta el final al cien, no paras, no hay un momento de calma. Es un gran reto siempre. Debes lograr que esto tenga un arco de tensión y contar la historia de una manera muy inteligente”, afirmó el director musical.
En esta ópera, que se mantiene vigente como una de las obras más interpretadas en el mundo, Orozco-Estrada ve “una alta carga de injusticia que, de cierto modo, todos hemos vivido en diferentes niveles. Esa injusticia que uno va viviendo en muchos momentos de la vida la podría relacionar con algunos de esos momentos de angustia, desespero, desconsuelo y desilusión que viven los protagonistas”. Para el antioqueño, Tosca también se relaciona con la lucha por un mundo mejor, algo que refleja el protagonista y pintor Cavaradossi. Este, además, es un personaje con el que Salazar se identifica, pues “él defiende una causa y, en este caso, mi causa es la obra y el teatro en Colombia, a pesar de las resistencias que pueda haber”.