“Trabar la lengua” y la divulgación del arte moderno en Colombia
La exposición “Trabar la lengua” muestra cómo se instaló un discurso modernista sobre el arte en el país y se inició la divulgación de artistas, espacios y corrientes estéticas que le permitieron a Colombia relacionarse con el arte de América y Europa.
Hay unos televisores viejos. Tienen botones y palancas gruesas. Se ven pesados. Son tres. Están ubicados uno sobre otro y emiten distintas imágenes, casi todas, a blanco y negro. En una de estas pantallas, aparece Marta Traba: con su característico peinado de capul y pelo corto, suelto y lizo, habla sobre arte moderno en medio de la Plaza de Bolívar, en Bogotá. La gente la mira con extrañeza: hay una mujer caminando en la calle y hablando de arte frente a una cámara; otros con curiosidad: se esfuerzan por entenderle o por salir en televisión. En otra pantalla, también aparece Traba, pero vestida de gala. Esta vez tiene el cabello recogido. En la sala de exposiciones, un espectador de la escena dice: “Eran programas hechos para la concentración de la época”. Una toma fija en la que ella se toma su tiempo para explicar su interés en que a la gente le interese el arte.
“Trabaja la lengua” es una exposición para hablar de arte en Colombia, a través de la divulgación de los medios de comunicación entre los años 1954 y 1985.
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“Los medios de comunicación han sido fundamentales para la sociedad colombiana. Gracias a ellos, el país se ha informado sobre acontecimientos clave en la historia. Del mismo modo, miles de familias pudieron acceder, mediante la radio y la televisión, a la educación básica y secundaria, así como a los ritmos musicales de Colombia y el mundo. Debido a su impacto, los medios de comunicación públicos fueron protagonistas de un periodo clave en la historia cultural del país durante el siglo XX, por su contribución a la manera como se comunicó y comprendió el arte en términos modernistas, desde mediados de los años cincuenta hasta entrada la década de los ochenta”, comunicó el Museo Nacional.
Según los organizadores de la muestra, el propósito es reflexionar sobre cómo se instaló un discurso modernista sobre el arte en el país y se inició la divulgación de artistas, espacios y corrientes estéticas que le permitieron a Colombia relacionarse con el arte de América y Europa.
“Trabar la lengua revisa la manera como se instauró, desde la radio, la televisión y los medios impresos, una forma particular de hablar sobre el arte en el país, que privilegió algunos aspectos del trabajo artístico y desdeñó otros, haciendo que unos artistas fueran valorados socialmente por encima de otros, a la par que se ocultaban las corrientes artísticas que no correspondían a esa mirada”, afirmó Jaime Cerón, jefe de la Curaduría de Arte del Museo Nacional de Colombia.
A través de los tres ejes temáticos de “Trabar la lengua”, se exhiben objetos, videos, audios, documentos y publicaciones con las que se da cuenta del comienzo de la conversación sobre arte moderno en Colombia. Fue entre los años cincuenta y ochenta que llegaron los Salones Nacionales de Artistas al Museo Nacional de Colombia, abrieron sus puertas los primeros museos de arte moderno y surgieron las publicaciones especializadas sobre arte en el país. “Además, el 13 de junio de 1954 se inauguró la televisión en Colombia y comenzaron a transmitirse los programas de la crítica de arte Marta Traba, los cuales contrastaron con las producciones radiofónicas de Casimiro Eiger y Walter Engel”, agregó el Museo.
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La sala cuenta con un teléfono verde y antiguo que, al ser levantado, emite unas grabaciones en las que hablan personajes del arte de ese momento como Casimiro Eiger, Marta Traba, Eduardo Serrano, Walter Engel, entre otros. También están exhibidos algunos medios impresos y publicaciones sobre lo que se entendía por arte moderno en Colombia, y fragmentos de los programas presentados por los críticos del periodo.
Los procesos creativos de artistas como Enrique Grau, Alejandro Obregón o Beatriz Daza, son algunos de los contenidos de esta muestra, que emula la sala de un hogar colombiano de aquellos años. Fue durante este tiempo que las conversaciones sobre la cultura comenzaron a intentar salir de las esferas altas y tradicionales, para llegar a los días y noches, a la cotidianidad, de las familias que comenzaban a recibir propuestas sobre el tema. Las artes, tan distantes del público común, fueron parte de la divulgación masiva con los avances de esta época en cuanto a tecnología y aparición de figuras interesadas en democratizar sus conocimientos.
Hay unos televisores viejos. Tienen botones y palancas gruesas. Se ven pesados. Son tres. Están ubicados uno sobre otro y emiten distintas imágenes, casi todas, a blanco y negro. En una de estas pantallas, aparece Marta Traba: con su característico peinado de capul y pelo corto, suelto y lizo, habla sobre arte moderno en medio de la Plaza de Bolívar, en Bogotá. La gente la mira con extrañeza: hay una mujer caminando en la calle y hablando de arte frente a una cámara; otros con curiosidad: se esfuerzan por entenderle o por salir en televisión. En otra pantalla, también aparece Traba, pero vestida de gala. Esta vez tiene el cabello recogido. En la sala de exposiciones, un espectador de la escena dice: “Eran programas hechos para la concentración de la época”. Una toma fija en la que ella se toma su tiempo para explicar su interés en que a la gente le interese el arte.
“Trabaja la lengua” es una exposición para hablar de arte en Colombia, a través de la divulgación de los medios de comunicación entre los años 1954 y 1985.
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“Los medios de comunicación han sido fundamentales para la sociedad colombiana. Gracias a ellos, el país se ha informado sobre acontecimientos clave en la historia. Del mismo modo, miles de familias pudieron acceder, mediante la radio y la televisión, a la educación básica y secundaria, así como a los ritmos musicales de Colombia y el mundo. Debido a su impacto, los medios de comunicación públicos fueron protagonistas de un periodo clave en la historia cultural del país durante el siglo XX, por su contribución a la manera como se comunicó y comprendió el arte en términos modernistas, desde mediados de los años cincuenta hasta entrada la década de los ochenta”, comunicó el Museo Nacional.
Según los organizadores de la muestra, el propósito es reflexionar sobre cómo se instaló un discurso modernista sobre el arte en el país y se inició la divulgación de artistas, espacios y corrientes estéticas que le permitieron a Colombia relacionarse con el arte de América y Europa.
“Trabar la lengua revisa la manera como se instauró, desde la radio, la televisión y los medios impresos, una forma particular de hablar sobre el arte en el país, que privilegió algunos aspectos del trabajo artístico y desdeñó otros, haciendo que unos artistas fueran valorados socialmente por encima de otros, a la par que se ocultaban las corrientes artísticas que no correspondían a esa mirada”, afirmó Jaime Cerón, jefe de la Curaduría de Arte del Museo Nacional de Colombia.
A través de los tres ejes temáticos de “Trabar la lengua”, se exhiben objetos, videos, audios, documentos y publicaciones con las que se da cuenta del comienzo de la conversación sobre arte moderno en Colombia. Fue entre los años cincuenta y ochenta que llegaron los Salones Nacionales de Artistas al Museo Nacional de Colombia, abrieron sus puertas los primeros museos de arte moderno y surgieron las publicaciones especializadas sobre arte en el país. “Además, el 13 de junio de 1954 se inauguró la televisión en Colombia y comenzaron a transmitirse los programas de la crítica de arte Marta Traba, los cuales contrastaron con las producciones radiofónicas de Casimiro Eiger y Walter Engel”, agregó el Museo.
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Los procesos creativos de artistas como Enrique Grau, Alejandro Obregón o Beatriz Daza, son algunos de los contenidos de esta muestra, que emula la sala de un hogar colombiano de aquellos años. Fue durante este tiempo que las conversaciones sobre la cultura comenzaron a intentar salir de las esferas altas y tradicionales, para llegar a los días y noches, a la cotidianidad, de las familias que comenzaban a recibir propuestas sobre el tema. Las artes, tan distantes del público común, fueron parte de la divulgación masiva con los avances de esta época en cuanto a tecnología y aparición de figuras interesadas en democratizar sus conocimientos.