El Thyssen de Madrid hace “examen de conciencia” y reinterpreta la memoria colonial
El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid ha hecho un “necesario examen de conciencia” para su transformación crítica, que pasa por una relectura de sus colecciones desde el punto de vista de la descolonización.
Su director, Guillermo Solana, aseguró este lunes que, sin embargo, esto no es un “sinónimo automático de restitución”. ’La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza’ es el título de una muestra que pone de relieve las consecuencias del colonialismo y su presencia en el arte occidental a través de imágenes idílicas que enmascaran la desigualdad y la violencia.
Una exposición que “no tiene que ver con ninguna coyuntura política actual” sino que “viene de muy lejos”, recalcó Solana en la presentación. El debate que surgió a principios de este año después de que el ministro español de Cultura, Ernest Urtasun, destacó la necesidad de superar en los museos estatales “un marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas”.
“Llevo 19 años en el Thyssen y nunca he recibido instrucciones, sugerencias o indicaciones directas o indirectas de un miembro del Gobierno”, recalcó Solana, para quien el debate sobre la descolonización de los museos “viene de muy lejos”. El origen de la exposición, relató Juan Ángel López-Manzanares, uno de los cuatro comisarios, surgió en 2019, año en el que el International Council of Museums (ICOM) planteó cómo paliar los sesgos eurocéntricos en los museos occidentales. La muestra, que permanecerá abierta hasta el 20 de octubre, reúne 58 obras.
A través de seis apartados temáticos el Thyssen aborda esta relectura de sus obras que responden a cuestiones fundamentales sobre la descolonización: el extractivismo y la apropiación, la construcción racial del otro, el esclavismo y la dominación colonial, la evasión a nuevas "arcadias", el cuerpo y la sexualidad y la resistencia y el cimarronaje.
De ese modo, llama la atención sobre la presencia de africanos en Madrid en el siglo XVII en un cuadro de Jan van Kessell III o acerca de la explotación de recursos naturales y el abuso del trabajo humano en el sistema colonial en obras de Paul Gauguin o Pablo Picasso.
También se analiza la “jerarquización racial del otro” y el “racismo científico” en el que Europa se atribuyó la supremacía cultural, con obras de Eugène Delacroix o Karl Bodmer, o la visión idealizada de territorios nuevos y la sexualización de las mujeres no occidentales, en un cuadro de Otto Mueller.
Su director, Guillermo Solana, aseguró este lunes que, sin embargo, esto no es un “sinónimo automático de restitución”. ’La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza’ es el título de una muestra que pone de relieve las consecuencias del colonialismo y su presencia en el arte occidental a través de imágenes idílicas que enmascaran la desigualdad y la violencia.
Una exposición que “no tiene que ver con ninguna coyuntura política actual” sino que “viene de muy lejos”, recalcó Solana en la presentación. El debate que surgió a principios de este año después de que el ministro español de Cultura, Ernest Urtasun, destacó la necesidad de superar en los museos estatales “un marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas”.
“Llevo 19 años en el Thyssen y nunca he recibido instrucciones, sugerencias o indicaciones directas o indirectas de un miembro del Gobierno”, recalcó Solana, para quien el debate sobre la descolonización de los museos “viene de muy lejos”. El origen de la exposición, relató Juan Ángel López-Manzanares, uno de los cuatro comisarios, surgió en 2019, año en el que el International Council of Museums (ICOM) planteó cómo paliar los sesgos eurocéntricos en los museos occidentales. La muestra, que permanecerá abierta hasta el 20 de octubre, reúne 58 obras.
A través de seis apartados temáticos el Thyssen aborda esta relectura de sus obras que responden a cuestiones fundamentales sobre la descolonización: el extractivismo y la apropiación, la construcción racial del otro, el esclavismo y la dominación colonial, la evasión a nuevas "arcadias", el cuerpo y la sexualidad y la resistencia y el cimarronaje.
De ese modo, llama la atención sobre la presencia de africanos en Madrid en el siglo XVII en un cuadro de Jan van Kessell III o acerca de la explotación de recursos naturales y el abuso del trabajo humano en el sistema colonial en obras de Paul Gauguin o Pablo Picasso.
También se analiza la “jerarquización racial del otro” y el “racismo científico” en el que Europa se atribuyó la supremacía cultural, con obras de Eugène Delacroix o Karl Bodmer, o la visión idealizada de territorios nuevos y la sexualización de las mujeres no occidentales, en un cuadro de Otto Mueller.