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                                                                                                                                  Ty Cobb: La leyenda del villano del béisbol (III)

                                                                                                                                  Ty Cobb marcó algunos de los récords más importantes de la historia del béisbol. Algunos aún siguen en pie. Fue amado por algunos seguidores, y odiado por la mayoría de los fanáticos, que se dejaron abrumar por las crónicas de los periodistas de la primera mitad del siglo XX y por las propias palabras de Cobb, que se definía como una patada en el bajo vientre.

                                                                                                                                  Fernando Araújo Vélez

                                                                                                                                  Editor de Cultura
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                                                                                                                                  Lo acusaron de haber hecho parte del arreglo que les vendió los resultados de los juegos de la Serie Mundial de 1919 a los apostadores. Insinuaron que él, Ty Cobb, había sido el intermediario entre los capos de la mafia y los jugadores de las Medias Blancas, que por aquel suceso y por las investigaciones y condenas que produjo, pasaron a llamarse Medias Negras. La historia registró los sucesos en decenas de cientos de crónicas y libros, que contaron que a comienzos del mes de octubre del 19, un apostador de nombre Joseph Sullivan se le acercó a Chick Gandil para convencerlo de que fuera “a menos” en las finales contra los ojos de Cincinatti, y que le dijera en secreto a sus compañeros. Que habría miles de dólares para todos, que nadie iba a poder comprobar nada.

                                                                                                                                  Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.

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                                                                                                                                  Lo acusaron de haber hecho parte del arreglo que les vendió los resultados de los juegos de la Serie Mundial de 1919 a los apostadores. Insinuaron que él, Ty Cobb, había sido el intermediario entre los capos de la mafia y los jugadores de las Medias Blancas, que por aquel suceso y por las investigaciones y condenas que produjo, pasaron a llamarse Medias Negras. La historia registró los sucesos en decenas de cientos de crónicas y libros, que contaron que a comienzos del mes de octubre del 19, un apostador de nombre Joseph Sullivan se le acercó a Chick Gandil para convencerlo de que fuera “a menos” en las finales contra los ojos de Cincinatti, y que le dijera en secreto a sus compañeros. Que habría miles de dólares para todos, que nadie iba a poder comprobar nada.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Ty Cobb: La leyenda del villano del béisbol (I)

                                                                                                                                  Ty Cobb: La leyenda del villano del béisbol (II)

                                                                                                                                  Sin embargo, el ir a menos fue evidente. Algunos de los beisbolistas involucrados en la trampa dejaban caer flys muy sencillos, o corrían a medio ritmo, para no hablar de que se dejaron sacar de out de la manera más infantil en cada uno de sus turnos de bateo. Por declaraciones, y la voz de la voz de uno y de otro y de la esposa de uno y de otro y demás, quienes investigaron el caso fueron concluyendo que le derrota del equipo de Chicago había sido arreglada, y llegaron hasta el origen del complot. Pasado un tiempo, tanto Gandil, como Eddie Cicotte, Oscar Felsch, Cahrles Weaver y como casi todos los protagonistas de aquella mancha negra que jamás se borraría en la historia del béisbol, fueron sancionados de por vida. Jamás pudieron volver a jugar béisbol en la liga profesional de los Estados Unidos.

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  En 1936, cuando fue el primer jugador elegido para hacer parte de los inmortales que tendrían un espacio en el Salón de la Fama, algunos de sus detractores afirmaron que había pagado para que lo eligieran. Igual, Cobb ya era una leyenda. Como villano, el villano de las Grandes Ligas del béisbol en los Estados Unidos, o como jugador, el poseedor de más de 50 registros poco menos que imbatibles entre los beisbolistas de su tiempo y de la primera mitad del Siglo XX.

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                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Le sugerimos leer: “Cuando el populacho se mete a razonar, todo está perdido”

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                                                                                                                                  Cobb era el pasado, todo lo que los nuevos empresarios de los Estados Unidos querían acabar. Era el truco, la velocidad de reacción, el robo de bases, las frases discordantes, las polémicas, la cara de enemigo, el cuchillo entre los dientes, el ganar a cara de perro con rabia. En últimas, un antihéroe. Ruth era todo lo opuesto, y sobre su carisma y su juego, el béisbol debería resurgir.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Por Fernando Araújo Vélez

                                                                                                                                  De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com
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